El cambio climático global amenaza también a los monumentos: parece que el calor y las altas temperaturas de la semana pasada son los culpables del derrumbe de parte de una cornisa de la fachada de la catedral de Orvieto, uno de los edificios de culto más extraordinarios del país. Afortunadamente, el suceso, que podría haber tenido resultados trágicos dado que los fragmentos (que se desprendieron de una de las agujas) cayeron al suelo desde una altura de cuarenta metros, no afectó a ninguna persona. Lo que se desprendió fueron elementos de basalto y travertino.
El suceso ocurrió en la tarde del miércoles 7 de agosto, cuando las temperaturas rondaban los 34 grados. Inmediatamente después del derrumbe, la zona de la plaza afectada fue asegurada por los bomberos. El problema ahora es intentar comprender qué causó exactamente el derrumbe, y entender si un suceso similar podría repetirse en el futuro. “Lo que ocurrió técnicamente no lo sabemos”, declaró al diario Il Messaggero el arquitecto Mauro Stella, de la Opera del Duomo de Orvieto. “Primero tenemos que llegar a la parte con una cesta y verla de cerca. Lo haremos en los próximos días”. La parte cayó de la tercera cornisa de la aguja izquierda, en el lado exterior. Ciertamente, la catedral está expuesta a la intemperie y la amplitud térmica debida a estas altas temperaturas podría ser la causa principal del pequeño “desplome”. La cuestión es que el calor podría haber dilatado los materiales provocando una grieta, lo que habría hecho que los elementos se despegaran provocando su caída.
El 10 de agosto, los bomberos llevaron a cabo una inspección con un dron, pilotado por el núcleo de drones de los bomberos de La Spezia: el objetivo de la operación es recabar información para un diagnóstico preciso de lo ocurrido. Mientras tanto, la catedral permanece abierta y los turistas pueden seguir visitándola. La zona en la que se desplomó el fragmento de aguja, sin embargo, sigue transennada.
La catedral de Orvieto es uno de los monumentos emblemáticos de la arquitectura gótica italiana. Fue construida a partir de 1290 a instancias del Papa Nicolás IV y destaca por las intervenciones del gran arquitecto Lorenzo Maitani (Siena, hacia 1275 - Orvieto, 1330), que trabajó en ella desde principios del siglo XIV y a quien se debe el diseño de la fachada que aún hoy admiramos. El interior es famoso por albergar una de las grandes obras maestras del Renacimiento italiano: los frescos de la Capilla de San Brizio, comenzados por Beato Angelico (Vicchio, c. 1395 - Roma, 1455) con la ayuda de Benozzo Gozzoli, y terminados en 1502 por Luca Signorelli (Cortona, c. 1450 - 1523), a quien debemos las escenas más famosas.
En la foto: Catedral de Orvieto. Foto Créditos Claudio Caravano
El calor también daña los monumentos. Fragmento de aguja de la catedral de Orvieto se derrumba por las altas temperaturas |
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