El arte de la pizza napolitana, patrimonio de la UNESCO

La pizza napolitana ha entrado hoy a formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial dela UNESCO. El Ministro de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales , Maurizio Martina, que había comenzado a redactar el expediente de candidatura en 2009 con el apoyo de las asociaciones de pizzeros y de la Región de Campania, anunció en Twitter: "El arte del pizzero napolitano es Patrimonio Mundial de la UNESCO. ¡Victoria! La identidad enogastronómica italiana cada vez más protegida en el mundo".

Hay varios tesoros culturales italianos que forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Dos compartidos con otros países (el arte de la cetrería y la dieta mediterránea), seis totalmente italianos (el trabajo de las marionetas sicilianas, los cantos de los pastores sardos, el arte de la laudería en Cremona, las procesiones con máquinas al hombro, el cultivo de la vid arbórea de Pantelleria y ahora, la última incorporación, el arte de los pizzeros napolitanos).

Nacida en Nápoles en un periodo, según los primeros registros, que va de 1715 a 1725, la pizza siempre se ha considerado parte integrante de la cultura italiana, hasta el punto de que es sin duda el plato italiano más conocido y querido en todo el mundo. Hoy, sin embargo, el proceso original de la capital de Campania se ha convertido a todos los efectos en una parte importante de la historia de Italia, no sólo culinaria.

Según la UNESCO, “los conocimientos culinarios asociados a la elaboración de la pizza, incluidos los gestos, las canciones, las expresiones visuales, la jerga local, la destreza en el manejo de la masa de pizza, la interpretación y el intercambio constituyen un patrimonio cultural indiscutible”. Los pizzeros y sus invitados participan en un ritual social, en el que el mostrador y el horno actúan como “escenario” durante el proceso de elaboración de la pizza. Esto ocurre en un ambiente cordial que implica intercambios constantes con los invitados. Iniciada en los barrios bajos de Nápoles, la tradición culinaria se ha arraigado profundamente en la vida cotidiana de la comunidad. Para muchos jóvenes, convertirse en pizzero es también una forma de evitar la marginación social".

Ph. Crédito

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