El Apolo del Louvre: MiBACT debería aclararlo, tal vez la obra pertenezca a Italia


El Louvre está a punto de comprar un Apollo que podría proceder de Italia: en consecuencia, se pide a MiBACT que arroje luz sobre la operación.

El pasado otoño saltó a los titulares la “Misión Apolo” del Louvre, una campaña de recaudación de fondos para adquirir una importante estatuilla de bronce de 68 centímetros de altura, datada en el siglo I o II a.C., que representa al dios Apolo. La obra costará 6,7 millones de euros, de los cuales 3,5 millones serán aportados por la Société des Amis du Louvre y 800.000 euros cubiertos por donativos de particulares recaudados a través de la campaña de mecenazgo popular. Ya el 19 de febrero (la campaña expiró el día 28), el Louvre había logrado reunir la suma de 800.000 euros con 6.500 donaciones de particulares, y el 5 de marzo, el Louvre agradeció a los donantes su ayuda al museo para adquirir la obra.

Ahora, sin embargo, surgen dudas sobre la campaña: la senadora Margherita Corrado, del Movimiento 5 Estrellas, arqueóloga, y la rama de Campania de la asociación Mi Riconosci? piden de hecho al Ministerio de Cultura y Turismo que arroje luz sobre la campaña. El problema radica en que se desconoce la procedencia de la obra, aunque el Louvre la presenta como de origen “pompeyano”. El Apolo de bronce está registrado en 1922, en Francia, en la colección de la familia de anticuarios Durighello, pero antes de esta fecha no tenemos ninguna información sobre la procedencia de la escultura. Sin embargo, la estatuilla de bronce se menciona en el Répertoire de la statuaire grecque et romaine de Salomon Reinach, helenista del siglo XX, como procedente de la zona pompeyana. Pero no sabemos cómo llegó a Francia.



“Existen numerosos casos, entre finales del siglo XIX y principios del XX, de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por particulares en la zona del Vesubio, que vendían el valioso material al mejor postor”, explica Marina Minniti, historiadora del arte y activista pompeyana de Mi Riconosci. “¿El caso más llamativo? La venta del tesoro de Boscoreale, hoy en el Louvre: estamos a finales del siglo XIX cuando Vincenzo De Prisco encuentra las famosas piezas de orfebrería en uno de sus fondos. Pronto el tesoro acabó en manos de anticuarios, fue comprado por un particular francés, que a su vez lo donó al Louvre”.

“Una fotografía en blanco y negro, también publicada en la citada página web, documenta el estado en que se encontraba la estatuilla antes de ser vendida a los antepasados de los actuales propietarios en 1925, y la muestra parcialmente cubierta de concreciones por no haber sido restaurada todavía”, señaló Margherita Corrado en una pregunta parlamentaria. “Esa circunstancia, que aboga a favor de una recuperación que tuvo lugar unos años antes, unida a la procedencia declarada de la obra de los alrededores de Pompeya, sólo puede sugerir que fue hallada en excavaciones realizadas ilegalmente a finales del siglo XIX-principios del XX en una de las villae vesubianas”.

Hasta la fecha, según Mi Riconosci, ni el Louvre ni el Ministerio de Cultura italiano pueden demostrar la procedencia de la obra. En los últimos días, el caso del Apolo pompeyano adquirido por el Louvre ha vuelto a los titulares gracias a la atención de la senadora Margherita Corrado y a su pregunta parlamentaria dirigida al MiBACT. Sin embargo, el Ministerio explicó que no podía probar la procedencia italiana y que, por tanto, había hecho volar la compra por los cauces legales. “Entonces, ¿por qué el museo francés da por segura su procedencia de la zona vesubiana, especialmente en la campaña de recaudación de fondos?”, se pregunta la asociación. “Las posibilidades”, concluye, “son dos: o bien la procedencia pompeyana es cierta, y entonces el MiBACT tiene el deber de devolver la obra de arte a Italia, o bien no es cierta en absoluto, y entonces el MiBACT tendría el deber de subrayarlo, privando al Louvre de la posibilidad de utilizar la procedencia pompeyana como excusa para atraer fondos y mecenas. Estamos cansados de ver, en el siglo XXI, Pompeya y la zona del Vesubio como territorio exótico de compraventa para los museos europeos y mundiales”.

Margherita Corrado también pidió al MiBACT que aclarara este asunto. En concreto, en la pregunta pide saber si, a pesar del declarado origen italiano (y más concretamente vesubiano) de la escultura, el ministerio “ha solicitado la exposición o si tiene conocimiento de la existencia de un permiso de exportación gracias al cual la obra ha salido legalmente de nuestro país para entrar en Francia”; si, en ausencia de dicho permiso, “no considera que la presencia bimilenaria de la estatua de Apolo en Italia legitima a nuestro país, mucho más que a los franceses, a considerar la obra como una obra de arte del arte de la zona vesubiana”. ¿No considera que, a falta de autorización, “la presencia bimilenaria de la estatua de Apolo citaredo en Italia legitima a nuestro país, mucho más que a los franceses, a considerar la obra como patrimonio de la nación y a tomar medidas activas tanto para que los países transalpinos reconozcan la propiedad italiana como para recuperar su posesión”? 15 del Convenio, es decir, la posibilidad de acuerdos especiales entre países para la restitución de bienes culturales exportados ilegalmente antes de 1970“; ¿no considera la Comisión ”censurable la actuación del museo del Louvre, una institución con objetivos declarados de investigación, conservación y exposición, pero dispuesta a ser culpable del delito de receptación (prescrito) al adquirir un objeto que sabe que entró ilegalmente en Francia, aunque hace un siglo, del mismo modo que en los años ochenta y noventa parece haberlo comprado a un conocido traficante italiano“? si no considera ”necesario pedir cuentas a los franceses por la incoherencia que han demostrado, ignorando flagrantemente las consecuencias de la procedencia italiana conocida del Apolo mientras que, precisamente sobre la base del mencionado artículo 15 del Convenio de París, devolvían bienes culturales de mucho mayor valor, que habían entrado en el país mucho antes de 1970, a Estados africanos como Egipto, cuyo favor evidentemente querían asegurarse o hacer perdonar antiguos pecados".

En la foto, el Apolo en el centro del asunto.

El Apolo del Louvre: MiBACT debería aclararlo, tal vez la obra pertenezca a Italia
El Apolo del Louvre: MiBACT debería aclararlo, tal vez la obra pertenezca a Italia


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