El escultor Valeriano Trubbiani, conocido por sus obras que retrataban el mundo a través de las figuras de animales (especialmente rinocerontes, que abundan en su producción), enraizadas en el surrealismo, falleció ayer en Ancona a los 82 años.
Nacido en Macerata el 2 de diciembre de 1937, Trubbiani se graduó en el Instituto de Arte de su ciudad natal en 1956 y posteriormente se trasladó a Roma, donde asistió durante cinco años a la Academia de Bellas Artes local. Fue durante este periodo en Roma cuando debutó en la Quadriennale di Roma en 1959: Expondría allí durante otras seis ediciones, hasta 1999), y luego regresó a la región de Las Marcas, donde comenzó a producir sus esculturas en el taller de su padre, que era herrero de oficio y reparaba herramientas agrícolas. Sus investigaciones llamaron enseguida la atención, hasta el punto de que pudo exponer en 1963 en la Bienal de Jóvenes Artistas de París, en 1965 en la Bienal de São Paulo y, en 1966, cuando aún no había cumplido los 30 años, en la Bienal de Venecia, a la que volvería en 1972 y 1978. En 1989, Trubbiani se convirtió también en académico de San Luca. Sus obras se han expuesto en todo el mundo y también se encuentran en contextos públicos. También trabajó brevemente como escenógrafo: en este contexto, se recuerda su colaboración con Federico Fellini y Dante Ferretti para los decorados de la película E la nave va.
En su ciudad de adopción, Ancona, se conservan dos importantes esculturas públicas, la Mater amabilis y los rinocerontes de la plaza Pertini. Estaba muy unido a la capital de las Marcas. La alcaldesa Valeria Mancinelli lo recuerda así: “Se va un hombre y un artista fundamental para nosotros. Marcó el siglo XX en Ancona y creó algunos de los símbolos más importantes de la ciudad. Amaba Ancona, que le correspondía con pasión; la ciudad y él compartían un carácter fuerte y apasionado. En los últimos años habíamos llevado a cabo varios proyectos de valorización, con exposiciones como Ecce homo y otras de grandes artistas de Las Marcas del siglo XX, con la nueva iluminación de los rinocerontes y, recientemente, con la adquisición de algunas obras para la Pinacoteca, dentro de un proyecto más amplio sobre él con el que ganamos un concurso. Siempre ha participado, a veces incluso con ese espíritu polémico pero lleno de amor por la ciudad que he llegado a apreciar en nuestros encuentros”.
Despedida del escultor de Las Marcas Valeriano Trubbiani |
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