Antes de dar la noticia, un breve preámbulo: es verdaderamente singular que en Italia hagan a menudo mucho ruido supuestos descubrimientos en el campo de la historia del arte que resultan ser sonados fiascos, mientras que pasan desapercibidos otros descubrimientos que, aunque aún no han sido verificados con todos los escrúpulos debidos, han suscitado sin embargo un notable interés por parte de la comunidad científica no sólo por su excepcionalidad, sino también y sobre todo por su credibilidad. Nos referimos, en particular, a un descubrimiento del que informó el periódico alemán Frankfurter Allgemeine, relativo a unos doscientos dibujos que pueden remontarse a la mano de uno de los más grandes artistas del siglo XVIII, Giovanni Battista Piranesi (1720 - 1778). Pero antes de hablar del descubrimiento, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al historiador del arte Fabrizio Federici (sin duda le conocerá por la preciosa página Mo(n)stre que dirige), que en primer lugar nos “llamó” la atención sobre el tema, y luego nos ayudó a traducir las fuentes del alemán: sí, porque muy poca gente fuera de Alemania habla de ello.
El descubrimiento de los doscientos dibujos de Piranesi (algunos realizados por él, otros por su atélier, al menos según los primeros análisis) se debe, podría pensarse, a un joven veinteañero, Georg Kabierske, nacido en 1994: Hace un año, este estudiante alemán realizaba unas prácticas en la Staatliche Kunsthalle (Galería Estatal de Arte ), el principal museo de la ciudad de Karlsruhe, conocida por la mayoría por sus edificios barrocos y por ser una de las últimas grandes urbes europeas cuya construcción fue fruto de un urbanismo preciso y bien pensado, con las calles y edificios del trazado urbano dispuestos en forma de abanico (de ahí el sobrenombre de Fächerstadt, ’ciudad abanico’). Kabierske estaba estudiando algunos grabados de Piranesi en posesión del instituto y se le ocurrió compararlos con algunas láminas de dos grandes álbumes, que se creía eran obra de un conocido arquitecto alemán de finales del siglo XVIII, Friedrich Weinbrenner (1766 - 1826): tras una estancia en Italia entre 1792 y 1796, Weinbrenner trajo consigo algunos estudios de edificios y esculturas antiguos realizados en Italia con fines didácticos. A la muerte del artista, el considerable corpus de dibujos, incluidos los realizados por él y los traídos de Roma, pasó a las colecciones del Gran Duque de Baden (Karlsruhe era la capital del Gran Ducado) y de ahí a la colección de la Kunsthalle.
Al estudiar la obra, Georg Kabierske reexaminó muchos de los dibujos del corpus y los comparó con los aguafuertes de Piranesi, así como con dibujos conocidos (hasta antes del descubrimiento, el número de dibujos conocidos de Piranesi se estimaba entre quinientos y seiscientos): así se dio cuenta, en primer lugar, de que las hojas eran atribuibles a manos diferentes. Y luego que las similitudes con las obras de Piranesi eran muchas, además de sorprendentes. Fueron sobre todo las láminas que representaban paisajes con ruinas, típicas de la producción de Piranesi, las que le incitaron a realizar comparaciones minuciosas y le llevaron a la conclusión de que los dibujos de los dos álbumes eran en gran parte atribuibles a Piranesi y su círculo. El descubrimiento fue presentado en la Kupferstichkabinett (Galería del Grabado) de la Kunsthalle en presencia de numerosos expertos, entre ellos la directora de la Galería del Grabado, Dorit Schäfer (¡tutora de Georg durante su aprendizaje...!), la directora de la Kunsthalle, Pia Müller-Tamm, y el historiador del arte Christoph Frank, especialista en el arte de la Roma del Barroco tardío. Y, obviamente, atrae la atención de expertos internacionales en el arte de Piranesi. Entre estos últimos se encuentra Andrew Robinson, de la National Gallery de Washington, que ya se ha pronunciado a favor de asignar a Piranesi dos vistas de la colección, que ya ha tenido ocasión de observar: en cuanto a los demás dibujos, dijo que esperaría a verlos por sí mismo. Y pensar que el propio Robinson ya había estado en Karlsruhe para estudiar los grabados, pero no había pensado en llevar a cabo comprobaciones más minuciosas para ver si la Kunsthalle poseía también los dibujos de Piranesi... ¡!
Georg Kabierske entre Dorit Schaefer (izquierda) y Pia Mueller-Tamm (derecha) |
Kabierske, que cuenta también con la ayuda de Christoph Frank, ha “situado algunos de los dibujos del álbum dentro del recorrido artístico de Piranesi”, nos informa el Frankfurter Allgemeine, consiguiendo así contextualizar coherentemente varias obras y reforzar su hipótesis. Los resultados del estudio se publicarán en el número de verano de la revista científica norteamericana Master Drawings, en un artículo con un título elocuente: "Un alijo de dibujos de Piranesi y su estudio recientemente identificados en la Staatliche Kunsthalle Karlsruhe".
La importancia revolucionaria del descubrimiento también está clara (a la espera, por supuesto, de la confirmación de otros expertos). Añadiría a las obras conocidas de Giovanni Battista Piranesi un considerable corpus de dibujos que ayudará a los estudiosos a encuadrar mejor su actividad, a conocer mejor sus relaciones tanto con otros artistas de la época como con la Antigüedad, y a poner al día el punto sobre su influencia en la historia del arte (una influencia que, en cualquier caso, ya es bien conocida y circunstanciada: ¡pero de la importancia del arte de Piranesi hablaremos en posts posteriores!). Y, por supuesto, es un descubrimiento del que se hablará. Aunque, y aquí añadimos una pequeña nota polémica, casi nadie en Italia habla de ello. Aunque, esta vez sí, es un descubrimiento que ha despertado verdadero interés entre los estudiosos.
Y Georg Kabierske, el jovencísimo autor del descubrimiento, ¿cómo reaccionó ante su sensacional resultado? A la espera de ver publicado su estudio en Master Drawings, se limitó a hacer una declaración al Frankfurter Allgemeine: hizo saber que su intención es continuar sus estudios en el campo de la historia del arte. Y que nunca hay que fiarse de las atribuciones tradicionales, sino única y simplemente del ojo propio. Mientras esperamos más detalles sobre el descubrimiento, sólo podemos desear a este joven prometedor una carrera muy brillante.
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