Ayer, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, laAsociación Nacional de Arqueólogos (ANA) hizo públicos los datos de una encuesta que recoge la prevalencia de la discriminación y el maltrato de género en el sector. Los resultados dibujan un panorama preocupante e incluso desconcertante: el 69% de los profesionales afirma haber experimentado comportamientos discriminatorios en el lugar de trabajo, mientras que el 70% afirma haber sido testigo de incidentes de discriminación o abuso contra sus colegas o compañeros. Las mujeres, que representan el 65% de los arqueólogos italianos, son las principales víctimas de esta dinámica.
A pesar de los esfuerzos por mejorar las condiciones de trabajo de los arqueólogos, la discriminación de género y los abusos siguen siendo un reto importante. Las mujeres, en particular, declararon haber sufrido discriminación sexual y de género (46,45%), marginación en el lugar de trabajo (42,62%) y la no asignación de puestos profesionales (32,24%). Al mismo tiempo, el 33% de los encuestados ha sufrido más de un tipo de maltrato, con predominio, una vez más, de las mujeres (84%). El acoso verbal representa el maltrato más extendido, afectando al 91% de las mujeres que han sufrido violencia en el trabajo, seguido de fenómenos como el mobbing (50%), el acoso físico (23,26%) y el stalking (22%).
En el mundo de la arqueología italiana, las mujeres no sólo constituyen la mayoría de los profesionales, sino que también son las más afectadas por la discriminación. La encuesta realizada por ANA muestra que más de la mitad de las arqueólogas han sufrido discriminación de género al menos una vez. Los problemas que se plantean van desde la marginación en el lugar de trabajo hasta la no adscripción y el acoso verbal o físico. Un dato especialmente significativo se refiere al acoso verbal: aproximadamente una de cada tres arqueólogas afirma haber sido víctima de comentarios inapropiados u ofensivos en el transcurso de su trabajo. Además, muchas mujeres afirman tener dificultades para acceder a puestos de responsabilidad, a veces únicamente a causa de su sexo.
Las dificultades a las que se enfrentan las arqueólogas no se limitan al presente. La encuesta recuerda los datos del Tercer Censo Nacional de Arqueólogas Italianas, realizado sobre una muestra de 1.080 profesionales y presentado por ANA en la Bolsa Mediterránea de Turismo de Paestum. Este estudio revela cuántas arqueólogas se han visto obligadas a abandonar la profesión en el pasado, en busca de trabajos más remuneradores que puedan conciliarse con la paternidad. En no pocas ocasiones, estas decisiones también estuvieron motivadas por la necesidad de escapar de contextos laborales caracterizados por el maltrato o la discriminación de género.
Aunque el problema persiste, hay indicios de una mayor concienciación entre los profesionales. Una parte de los encuestados admitió haber adoptado en el pasado comportamientos que ahora se clasificarían como discriminatorios o abusivos. En concreto, el 24% de los profesionales reconoció haber adoptado actitudes discriminatorias, a menudo involuntariamente, mientras que el 7,57% admitió haber tenido comportamientos que podrían clasificarse como abusivos.
Esta cifra, aunque negativa, da fe de la existencia de una reflexión permanente en el sector y de una posible apertura hacia el cambio. Por lo tanto, la encuesta de la ANA pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas concretas para luchar contra la discriminación y promover la igualdad de género en el sector. La profesión arqueológica, que ya se enfrenta a retos económicos y laborales, no puede permitirse seguir tolerando la violencia y la discriminación. Actos como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer representan una importante oportunidad para sensibilizar al público y a los propios profesionales sobre estas cuestiones. Pero, como subrayan los datos, es necesario ir más allá de la mera denuncia, apostando por iniciativas estructurales que garanticen la igualdad de oportunidades y la seguridad de todas las profesionales. Las cifras presentadas por la ANA, por tanto, no pueden ser ignoradas. Las mujeres arqueólogas, a pesar de su papel predominante en la profesión, siguen siendo víctimas de discriminación y abusos, a menudo de forma sistemática. Sin embargo, la creciente concienciación del problema, tanto por parte de las víctimas como de los agresores, es un primer paso hacia un cambio real.
“Estos datos son el resultado de una operación más amplia destinada a describir la evolución de nuestra profesión, en la que participaron más de 1.000 arqueólogos y arqueólogas y se puso un foco muy fuerte en los cambios que se están produciendo en la categoría”, afirma Marcella Giorgio, presidenta de la Asociación Nacional de Arqueólogos. “El reconocimiento normativo desde 2014 ha repercutido positivamente en la mejora de las condiciones laborales de los arqueólogos y muchos declaran una satisfacción profesional cada vez mayor y unas condiciones de trabajo más estables que en el pasado. Sin embargo, a pesar de todo, surgen cuestiones críticas que no debemos subestimar. La arqueología es un sector predominantemente femenino, con un 63% de mujeres menores de 40 años y con un alto nivel educativo, pero que a menudo son víctimas de comportamientos discriminatorios que debemos eliminar. Esperamos que esta instantánea, unida a la voluntad de prestar cada vez más atención a estas cuestiones y a políticas específicas de sensibilización, sea un estímulo que nos permita superar ciertas actitudes y repercutir positivamente en todo el sector”.
Desconcertante: una de cada tres arqueólogas ha sufrido malos tratos en el trabajo |
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.