“Demasiado restrictivo y limitador”: así juzgó su nombre el Museo de Bellas Artes de Valenciennes (Francia), con la intención de cambiarlo en el marco de un importante plan de renovación del museo. El museo, uno de los principales de la región Nord, donde la ciudad de Valenciennes (43.229 habitantes en 2019, famosa por ser la cuna de Antoine Watteau, uno de los más grandes pintores franceses del siglo XVIII), fue inaugurado en 1909. Está ubicado en un edificio histórico, diseñado a finales del siglo XIX por el arquitecto Paul Dusart, y contiene una colección de primer orden: baste decir que alberga la segunda colección francesa más importante de maestros flamencos , después de la del Louvre.
El museo se encuentra actualmente en obras de restauración, principalmente en los tejados, y el instituto ha aprovechado la ocasión para lanzar un “Proyecto científico y cultural”, cuyo resumen está disponible en línea, con el fin de dotar al museo de una nueva identidad actuando sobre sus puntos fuertes. el museo actuando sobre sus puntos fuertes, identificados en la variedad y pluralidad de sus colecciones, su vínculo con el territorio, su vínculo con la arqueología, el prestigioso edificio que lo alberga y la riqueza cultural de la ciudad de Valenciennes. La nueva identidad del museo, señala el Proyecto, "deberá poner de relieve esta pluralidad, esta diversidad, esta riqueza a través de tres temas: un museo-cruce, un museo vivo y un museo plural. Encrucijada, porque Valenciennes está situada en una zona fronteriza, no lejos de Bélgica, en una zona cuyas fronteras siempre han conocido cambios a lo largo de la historia y este elemento se refleja en las colecciones del museo. Vivo porque el museo nació en estrecha relación con la Académie de Peinture et de Sculpture de la ciudad y siempre ha estado al servicio de los artistas y de otras personas, y hoy quiere abrirse a la creatividad contemporánea. Y finalmente plural por la diversidad de sus colecciones.
Y es precisamente sobre este último elemento sobre el que el instituto desea intervenir para cambiar su nombre. El Musée des Beaux-Arts de Valenciennes (“museo de bellas artes”), reza el resumen del proyecto, “posee colecciones cuya diversidad va más allá de las llamadas ”bellas artes“, como la pintura y la escultura. Su colección de arqueología, por ejemplo, está reconocida como una de las primeras de Francia por su importancia y riqueza”, y además, las colecciones “ilustran el saber y el saber hacer de la zona, dando testimonio de la excelencia de los artesanos locales: porcelana de Valenciennes, encaje de Valenciennes, orfebrería”.
El objetivo de "dotarse de un nuevo nombre que encarne la nueva imagen del museo “ (no sólo encrucijada, vivo y plural, sino también ”abierto“ a las cuestiones contemporáneas, de la economía al trabajo, de la sexualidad a la salud, y ”comprometido“, es decir, capaz de fomentar la participación activa) figura pues en la lista de tareas pendientes. ”La denominación ’Musée des Beaux-Arts’“, leemos en el capítulo dedicado al cambio de nombre, ”parece hoy demasiado restrictiva y limitadora, teniendo en cuenta la pluralidad de las colecciones aquí conservadas y la diversidad de las miradas que se dirigen a ellas. Además, reduce el museo a un lugar de conservación cuando en realidad es también un lugar de vida, de encuentros, de intercambios y de placer“. Para encarnar esta nueva imagen del museo y el nuevo proyecto que espera aportar, se propondrá dar al museo un nuevo nombre que sea portador de estas ideas de ”museo-lugar de vida, museo comprometido, abierto a todos y al mundo, con colecciones plurales y vivas".
No se sabe cuál será el nuevo nombre del museo, porque por ahora el plan estratégico no enumera ninguna posibilidad. Sin embargo, la idea de cambiar el nombre ya es suficiente para desencadenar las primeras críticas: Las de Didier Rykner, uno de los periodistas de arte más conocidos de Francia, que desde las páginas de La Tribune de l ’Art habla de un “proyecto inquietante”, criticado porque, según Rykner, acabaría desvirtuando la institución en nombre de un wokismo que poco tiene que ver con la ciencia o la cultura.
En definitiva, la cuestión es si realmente llamar hoy a un instituto “Museo de Bellas Artes” refleja poco la identidad de un museo y es realmente demasiado limitador. En cualquier caso, el frontón de la fachada decimonónica del museo de Valenciennes lleva la inscripción “Musée des Beaux-Arts”: el nombre del instituto probablemente cambiará, pero la inscripción que no se puede borrar permanecerá como testimonio de su historia.
Imagen: fachada del Museo de Bellas Artes de Valenciennes. Foto: Wikimedia/Szilas
Demasiado restrictivo": en Francia, el Museo de Bellas Artes de Valenciennes quiere cambiar de nombre |
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