Admirar la Primavera de Botticelli o entrar en el Coliseo e “imaginar una representación teatral en tiempos de la antigua Roma” son actividades que tienen un coste, escribe Carmen Baffi en un artículo publicado en la versión impresa de The Post International (TPI), a propósito del debate sobre la gratuidad de los museos. Sin embargo, parece necesario aclarar el contenido del artículo, que contiene muchas cifras incorrectas o desfasadas. En primer lugar, no todos los museos nacionales del Reino Unido reciben apoyo directo del Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte (DCMS), como se dice en el artículo: esto sólo es cierto para los que están en suelo inglés (15 en total), mientras que los de Escocia, Gales e Irlanda del Norte son financiados por los gobiernos de sus naciones constituyentes. Los museos identificados como “DCMS-Sponsored”, es decir, los que reciben recursos directamente del Departamento de Cultura, tuvieron 47,6 millones de visitantes en 2019 (no 47.647 como informaba el artículo: la cifra en Statista dada por TPI era de miles).
El total de ingresos generados por los museos británicos en 2019 fue de 897,5 millones de libras y no de 59 millones como informa Carmen Baffi (esta cifra se refiere a los ingresos por venta de entradas), y es cuanto menos imposible que los museos del Reino Unido emplearan en 2019 a 51 millones de personas como se escribe en el artículo (una cifra superior a toda la población activa del país). En Italia, en cambio, no hay 4.976 museos (había 4.976 en 2015): según las últimas encuestas, publicadas en 2022 y referidas a 2020, el Istat tenía menos museos abiertos, es decir, 4.265 (menos que los años anteriores, con toda probabilidad debido a los cierres de Covid).
En cuanto a la cifra sobre el posible déficit que tendría el presupuesto del Ministerio de Cultura italiano si decidiera hacer gratuito el acceso a todos los museos estatales, la cifra es correcta: observamos con agrado que, respecto a las consideraciones sobre la aplicabilidad del modelo británico en Italia, Carmen Baffi y Finestre sull’ Arte tienen las mismas fuentes, probablemente las utilizadas en un artículo de Federico Giannini, no citado por TPI a pesar del vocabulario a menudo idéntico, que había abordado la cuestión en 2019. Y de nuevo Baffi tiene evidentemente no sólo las mismas fuentes que Finestre sull’Arte, sino también los mismos traductores (que utilizaron las mismas frases), cuando informa en el recuadro de la noticia de que Alemania garantiza mil millones de euros a los institutos culturales por la crisis energética, noticia de la que en la fecha de publicación del artículo sólo nuestro periódico había informado en la web italiana.
De nuevo, el Sistema Museale Nazionale no “nació” en 2014 (Baffi quizá confunde el Sistema Museale Nazionale con los institutos autónomos, definidos en el DPCM 171 de 29 de agosto de 2014), sino que se definió oficialmente por primera vez con el DM de 29 de diciembre de 2014, pero se no se activó hasta 2018 con el Decreto Ministerial de 21 de febrero sobre “Adopción de los niveles mínimos uniformes de calidad para los museos y lugares de cultura de titularidad pública y activación del Sistema Museale Nazionale”.
Por último, en cuanto a los datos sobre los trabajadores de los museos, el artículo sigue mencionando estadísticas sin mencionar el año de referencia: las últimas encuestas del Istat, también las de 2020, registran 47.965 empleados en los museos italianos antes del cierre y 41.835 después.
Imagen: la National Gallery de Londres
Debate sobre la gratuidad de los museos. Los números no son opiniones, a lo sumo las generan |
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