Como informamos unos minutos después del anuncio oficial, los ganadores de este año del Praemium Imperiale, el “Nobel” de las artes, son William Kentridge (Johannesburgo, 1955), que gana el premio de pintura, Mona Hatoum (Beirut, 1952), que gana el premio de escultura, el dúo formado por Tod Williams (Detroit, 1943) y Billie Tsien (Ithaca, Nueva York, 1949) que gana el premio de arquitectura, Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963), que gana el premio de música, y Bandō Tamasaburō (Tokio, 1950), vencedor en la categoría de teatro/cine. La edición número XXXI del Praemium Imperiale también premia para este 2019 a cinco personalidades que se han distinguido en el campo de las artes, también reconoce un premio para jóvenes artistas, la Beca para Jóvenes Artistas, que para esta edición recae en el proyecto Démos, que se ocupa de la educación musical.
La ceremonia de entrega se celebrará el 16 de octubre en el complejo arquitectónico del Meiji Kinenkan de Tokio, en presencia del Príncipe Hitachi, tío del Emperador de Japón y conocido por sus actividades filantrópicas. El Príncipe Hitachi es Patrono de Honor de la Asociación Japonesa de Arte, el organismo que concede el Praemium Imperale, fundado a partir de la aspiración del Príncipe Takamatsu (Tokio, 1905 - 1987) de que Japón promoviera la paz mundial a través de las artes. Y es precisamente la égida de la Casa Imperial japonesa uno de los factores (junto con el rigor en la selección de los candidatos y la elección final de los galardonados) de la autoridad de que goza en todo el mundo este premio, cuyo prestigio internacional en el ámbito artístico iguala al de los Premios Nobel en el ámbito científico.
Las candidaturas a los premios anuales son propuestas por los Consejeros Internacionales de la Asociación Japonesa de Arte, que presiden los Comités de Candidaturas de sus respectivos países. La elección final de los ganadores corre a cargo de cinco comités de selección de la Asociación Japonesa de Arte, uno por cada categoría de premios: pintura, escultura, arquitectura, música, teatro/cine. Una condición para el premio es la presencia de los artistas en la ceremonia de entrega en Tokio. Entre los Consejeros Internacionales figuran destacadas personalidades del mundo institucional, político y cultural: Lamberto Dini, Klaus-Dieter Lehmann, Christopher Patten, Jean-Pierre Raffarin y Caroline Kennedy, que ocupa el cargo desde esta edición del premio, al haber sido nombrada en 2018 tras la jubilación del embajador Luers. Los Consejeros Honorarios son Jacques Chirac, William H. Luers, David Rockefeller Jr, François Pinault y Yasuhiro Nakasone, quien, tras cumplir 100 años, dejó su cargo a finales de 2018.
Los ganadores de esta 31ª edición se unirán a los 154 artistas ya galardonados con el premio, entre ellos Claudio Abbado, Gae Aulenti, Ingmar Bergman, Luciano Berio, Cecco Bonanotte, Leonard Bernstein, Peter Brook, Anthony Caro, Enrico Castellani, Christo y Jeanne-Claude, Federico Fellini, Dietrich Fischer-Dieskau, Norman Foster, Frank Gehry, Jean-Luc Godard, David Hockney, Willem de Kooning, Akira Kurosawa, Wolfgang Laib, Sophia Loren, Umberto Mastroianni, Mario Merz, Issey Miyake, Riccardo Muti, Giuseppe Penone, Renzo Piano, Michelangelo Pistoletto, Maya Plisetskaya, Maurizio Pollini, Arnaldo Pomodoro, Robert Rauschenberg, Mstislav Rostropovich, Ravi Shankar, Mitsuko Uchida, Giuliano Vangi.
Veamos más de cerca quiénes son los protagonistas de esta edición del premio y las motivaciones que han llevado al jurado internacional a declararlos ganadores.
William Kentridge (Johannesburgo, 1943). Ganador del premio de pintura.
Motivación: William Kentridge inventó las “imágenes en movimiento”, es decir, películas animadas realizadas filmando imágenes estáticas, redibujándolas y volviéndolas a filmar, varias veces, creando así un universo sin igual. Creó nuevos tipos de medios artísticos basados en dibujos, integrando bocetos con vídeos, instalaciones, esculturas y combinándolos más tarde para desarrollar obras de teatro y ópera. Siempre se opuso a la tiranía, y su búsqueda intelectual para identificar los males delapartheid y el colonialismo recorre todas sus obras. Por este motivo es muy apreciado por mucha gente.
William Kentridge es un extraordinario artista visual que utiliza el dibujo, el cine, la performance, la música y la escultura para investigar las ideas y convenciones de nuestro mundo, buscar verdades ocultas y desmantelar falsas certezas.
El artista nació en el seno de una familia judía que emigró a Sudáfrica. Sus padres eran abogados, cercanos a activistas y ellos mismos implicados en la lucha contrael apartheid. El entorno en el que creció, aunque siguió un camino distinto al de sus padres y abuelos, también abogados, le llevó a ser, como él explica, “capaz de entender el mundo con argumentos distintos a los basados en el derecho”, lo que le permitió “construir una relación ética con la sociedad”.
Tras licenciarse en Ciencias Políticas en Johannesburgo, estudió teatro en París y durante un tiempo intentó convertirse en actor. Sin embargo, en la treintena regresó a Sudáfrica, donde comenzó su carrera artística con “dibujos en movimiento”. Esta técnica consiste en hacer añadidos y borrados parciales en una serie de dibujos al carboncillo que se filman, fotograma a fotograma, y se enlazan para formar un vídeo. Este estilo de animación, aunque sencillo en comparación con otros más modernos y técnicamente sofisticados, capta la profundidad del tiempo y posee una expresividad llena de significados ocultos. Entre las obras de la serie Nine Drawings for Projection (1989 - en curso), que han dado a Kentridge fama mundial, Felix in Exile puede considerarse la más importante. La obra fue creada en 1994, año en que se celebraron las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica. Se hace eco de las influencias del expresionismo alemán y el dadaísmo, con una dramática escena de cadáveres que desaparecen en el paisaje. “Aunque sabía que las elecciones irían seguidas de celebraciones, no podía evitar pensar en cómo se desvanecería el recuerdo de los que habían muerto, de su sacrificio. De la misma manera, el paisaje sólo encubre lo que ocurrió en el pasado. En este sentido, sentí que el paisaje y la memoria son muy similares”.
Félix en el exilio saca a la superficie el dolor de una historia oscura que se ha disuelto en el paisaje hasta dejar de ser visible, y sin embargo nos recuerda que la visión y la memoria humanas son efímeras e inciertas.
Temas como el cambio, la memoria o el tiempo son recurrentes en la producción de Kentridge, y sus ideas migran de un tipo de obra a otro. El artista está creando un arte cada vez más complejo y multidisciplinar que implica una fusión de múltiples capas de sonido, música, danza y cine, en la que las siluetas y las figuras en procesión desempeñan un papel fundamental. La obra épica La cabeza y la carga (2018), que examina el papel de los soldados africanos en la Primera Guerra Mundial, ha sido aclamada universalmente. Estas obras revelan la oposición del artista a los regímenes dictatoriales y al colonialismo y una exploración intelectual de su patología subyacente.
Creativo e ingenioso, este artista de Johannesburgo está solicitado en todo el mundo. Su variada producción tiene una amplia resonancia y, después de cuarenta años, sigue buscando un mundo más verdadero.
Kentridge recibió el Premio Kioto en Japón en 2010, la Orden de las Artes y las Letras en Francia en 2013 y el Premio Princesa de Asturias en España en 2017.
William Kentridge en su estudio de Johannesburgo. Foto. Crédito © Asociación Japonesa de Arte / The Sankei Shimbun |
Mona Hatoum (Beirut, 1952). Ganadora del Premio de Escultura.
Motivación: Mona Hatoum es una artista que ha vivido en primera persona la condición de refugiada y ha mostrado a menudo en sus obras la agonía y el dolor de los refugiados, además de enfrentarse a contradicciones sociales como la represión política y las cuestiones de género. Expresa su conciencia radical y casi crítica de estos temas con gran delicadeza. Su rica imaginación y sus logros artísticos merecen atención, y la sensación de urgencia presente en sus obras les confiere un fuerte sentido de la realidad. También es muy apreciado el modo en que ha seguido estimulando la escena artística contemporánea.
Mona Hatoum es una artista palestina británica cuya producción poética y política se materializa en diversos medios, a menudo poco convencionales, como instalaciones, esculturas, vídeos, fotografías y obras sobre papel.
Su familia de origen era palestina, pero vivió exiliada en Beirut (Líbano). En 1975, la artista se encontraba en Londres para una breve estancia, cuando el estallido de la guerra civil libanesa le impidió regresar a Beirut.
Tras instalarse en Londres, decidió hacer realidad un sueño que había alimentado durante mucho tiempo -convertirse en artista- estudiando Bellas Artes de 1975 a 1981 en la Byam Shaw School of Art y en la Slade School of Fine Art. Inicialmente, trabajó en el campo del vídeo y la performance, ampliando más tarde sus creaciones a instalaciones y obras a gran escala.
Una de sus primeras obras, Measures of Distance (1988), era un vídeo singularmente autobiográfico que contenía una conversación entre el artista y su madre, en la que revelaba el dolor de la separación y el efecto de la distancia. Otra de sus primeras obras, Corps étranger (1994), surgió de su conciencia crítica ante la proliferación de cámaras de vigilancia en Londres. El artista proyecta los resultados de una endoscopia, filmando sus órganos internos, en el fondo de una estructura cilíndrica. El espectador se convierte así en un voyeur dentro del cuerpo del artista.
Utilizando la cartografía para explorar la inestabilidad y precariedad del panorama político actual, Hatoum ha realizado una serie de mapamundis, desde el creado con jabón y cuentas de Nablus, Present Tense (1996), pasando por Map (1999), un mapa hecho con pequeñas esferas de cristal, hasta Hot Spot (2006-2013), un enorme globo resplandeciente con un amenazador neón rojo.
A lo largo de los años, Hatoum ha desarrollado un lenguaje en el que objetos familiares, domésticos y cotidianos se transforman a menudo en algo extraño, amenazador y peligroso. “Me interesa lo extraño. Cuando una situación perfectamente familiar de repente parece extraña, porque está asociada a algún tipo de acontecimiento traumático, esto crea sentimientos de ansiedad, inquietud y terror.”
En 2017 fue galardonada con el X Premio de Arte de Hiroshima, y la visita a Japón que siguió le sirvió de inspiración para su importante obra Restos del día, en la que fantasmales restos de muebles quemados recuerdan la inmensa devastación causada por la bomba atómica, al tiempo que se hacen eco de los efectos de la violencia y la guerra o de los desastres ecológicos actuales.
Sus obras reflejan a menudo su formación híbrida y diversa. “Mis raíces están en Oriente Próximo. Tengo una visión diferente del mundo. He tenido una experiencia cultural muy ecléctica y diversa”.
Mona Hatoum se ha convertido en una de las artistas más importantes a nivel mundial y sus obras se encuentran en las principales colecciones. En 2011 fue galardonada con el Premio Joan Miró. Entre 2015 y 2017 se celebró una gran exposición dedicada a su obra en el Centro Pompidou de París, la Tate Modern de Londres y el Kiasma de Helsinki.
Actualmente vive en Londres y pasa sus días, como ella dice, “trabajando, trabajando y trabajando”.
Mona Hatoum en su estudio de Londres. Foto. Crédito © The Japan Art Association / The Sankei Shimbun |
Tod Williams (Detroit, 1943) y Billie Tsien (Ithaca, Nueva York, 1949). Ganadores del Premio de Arquitectura.
Motivación: Tod Williams & Billie Tsien se han dedicado principalmente a la arquitectura no comercial, en espacios como institutos, museos, escuelas, etc., describiendo su trabajo de diseño como “un bebé que intenta aprender a andar”. Analizan meticulosamente los materiales y las formas, y se toman su tiempo para dejar que las ideas se desarrollen. También hacen hincapié en los “diseños hechos a mano” y la “lentitud”, en contraposición a trabajar demasiado rápido. Su forma de crear espacios delicados y relajantes con diseños que “saben a artesanía” es muy apreciada.
Tod Williams y Billie Tsien trabajan juntos desde 1977 y viven en Nueva York, donde fundaron en 1986 el renombrado estudio Tod Williams Billie Tsien Architects, que atiende principalmente a clientes públicos e institucionales, como escuelas, museos y organizaciones sin ánimo de lucro.
Ambos están convencidos de que la arquitectura es un acto de “profundo optimismo” y buscan trabajar para instituciones que compartan esta visión. Su aspiración como arquitectos es “servir” a sus clientes creando proyectos que encarnen su misión y sus valores. “Empezamos con un examen exhaustivo del cliente”, explica Williams. “Nuestra tarea”, prosigue Tsien, “es intentar comprender qué forma la esencia de las cosas. No podemos trabajar en un proyecto si no compartimos sus valores”.
Su estudio explora cuidadosamente el potencial de los materiales, las estructuras, la luz y otros elementos para reflejar la finalidad y la ubicación específicas de cada proyecto. Siempre que es posible incluyen la artesanía, dando así visibilidad a todos los que contribuyen al nacimiento de un proyecto con su trabajo, intelectual o manual. “La gente -explica Tsien- dice que las estructuras que diseñamos son ’como personas’. Intentamos que nuestros edificios estén impregnados de un sentido de ’pertenencia’, y también queremos inspirar un sentimiento de asombro a quienes entran en ellos.”
Williams y Tsien tienen personalidades y orígenes culturales diferentes. Williams es típica del Medio Oeste: trabajadora, con una energía desbordante. Tsien, china-estadounidense nacida en Ithaca (Nueva York), se describe a sí misma como cultura estadounidense y temperamento chino. A menudo se la encuentra inmersa en la lectura de una novela para ampliar su visión del mundo. Si yo traigo ondas y mal tiempo, ella trae sol“, dice Williams. Estas diferencias se compensan con el respeto mutuo, la integridad y el espíritu de colaboración que se reflejan en su enfoque del diseño. Discutimos”, dice Williams con una sonrisa, “pero nos gusta trabajar juntos. Si trabajáramos solos, la calidad de nuestro trabajo se reduciría a la mitad”.
LaFundación Bar nes (2012) es un ejemplo de la filosofía y el enfoque que caracterizan su práctica del diseño. Desde 1925, la colección de arte del Dr. Albert Barnes, con importantes obras de célebres impresionistas como Renoir, Cézanne y Matisse, se albergaba en su propiedad de los suburbios de Filadelfia. La Fundación, limitada por restricciones financieras, preocupada por la conservación de las obras y por su situación aislada en un suburbio acomodado, necesitaba unas instalaciones más espaciosas y modernas que permitieran una mayor afluencia de visitantes. Sin embargo, Barnes había expresado en su testamento que quería que la colección se expusiera en su ubicación original, una petición que supuso un reto extraordinario para los arquitectos.
Williams y Tsien fusionaron magistralmente elementos integrales del edificio original con el espacio necesario para el público, el personal y la programación. Su diseño se basa en el concepto “Galería en un jardín, jardín en una galería” y refleja la misión de la Fundación, su pasado arquitectónico y su legado para el futuro.
Al entrar en la Fundación Barnes desde la calle, se atraviesa un bucólico jardín, eco del paisaje preexistente. Las galerías se han reproducido meticulosamente para reflejar el estado en que las dejó el Dr. Barnes. La inclusión de un atrio central inundado de luz natural desde arriba crea un espacio flexible para exposiciones y eventos. Una galería para exposiciones temporales, un auditorio y una biblioteca diversifican aún más la oferta de la Fundación, convirtiéndola en una instalación holística dedicada a la educación artística para el siglo XXI.
Las obras de Williams y Tsien se encuentran principalmente en Estados Unidos. Entre ellas destacan el Instituto de Neurociencias (1995) en California, elMuseo de Arte Popular Americano (2001) y el LeFrak Center at Lakeside (2013) en Nueva York, edificios que han obtenido importantes galardones.
En 2012 Tod Williams Billie Tsien Architects finalizó su primer proyecto en el extranjero, elAsia Society Hong Kong Center, al que siguió en 2014 el Tata Consultancy Services Banyan Park en Mumbai (India).
En 2016, el expresidente Barack Obama y Michelle Obama anunciaron que Williams y Tsien tendrían el honor de diseñar elObama Presidential Center de Chicago.
Sea cual sea la complejidad o el tamaño de un proyecto, sus valores permanecen intactos y su objetivo de dejar huellas positivas en la Tierra trascendiendo las expectativas es tan sólido como siempre.
Tod Williams y Billie Tsien. Fotografía Crédito © The Japan Art Association / The Sankei Shimbun |
Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963). Ganadora del Premio de la Música.
Motivación: Anne-Sophie Mutter goza de la más alta estima porque reúne todas las cualidades que se exigen a un músico: tonos y colores musicales bellos y variados, técnica perfecta, excelente expresión y una rica musicalidad. También es famosa por su profundo conocimiento de la música contemporánea. Como “Reina del violín”, sus actividades recientes han visto crecer aún más su éxito. Ha recibido cuatro veces el Grammy y este año ha sido galardonada con el prestigioso Polar Music Prize. También es muy apreciada por su compromiso de ayudar a jóvenes músicos de todo el mundo y por su apoyo a diversas actividades benéficas.
La alemana Anne-Sophie Mutter está considerada una de las mejores violinistas contemporáneas. Sus habilidades musicales y su refinada y única técnica de vibrato son incuestionables, al igual que sus excelentes dotes expresivas, sus conocimientos musicales y su amor por la música en un amplio espectro.
Desde muy pequeña, quedó claro que su talento era precoz y, con sólo trece años, fue invitada por el célebre director Herbert von Karajan a tocar con la Filarmónica de Berlín, orquesta con la que sigue colaborando en la actualidad. “Me dijo que, de hecho, yo había sido la única solista de violín”, recuerda, “con la que había trabajado desde 1978. Me sentí muy honrada, me pareció un cumplido maravilloso”.
Anne-Sophie Mutter debutó en Japón con el maestro von Karajan en 1981 y ha trabajado con muchos de los mejores directores del mundo, como Seiji Ozawa, Zubin Mehta y Daniel Barenboim. Su repertorio es amplio y variado, y a menudo incluye obras escritas para ella por destacados compositores contemporáneos, como Krzysztof Penderecki y Sofia Gubaidulina. Este año hará una gira e interpretará partituras de películas arregladas especialmente para ella por el compositor John Williams.
“La noble tarea de nosotros los músicos es educar al público, llevarlo en este viaje a un universo diferente”, dice, “porque necesitamos ampliar nuestra comprensión de la música, tanto los que tocan como los que escuchan”. A los 34 años creó una fundación para descubrir y apoyar a nuevos talentos. Más tarde se convirtió en la Fundación Anne-Sophie Mutter, que ofrece clases de música y becas, así como la oportunidad única de tocar con la propia Mutter. El objetivo de la fundación es también ayudar a estos jóvenes músicos a familiarizarse con la vida de un músico profesional y darles a conocer a un público más amplio. En la primavera de 2011, también puso en marcha el proyecto Virtuosos de Mutter: este conjunto, bajo su dirección artística, está formado por quienes tienen o han tenido una beca de la Fundación Anne-Sophie Mutter, así como por otros jóvenes músicos seleccionados. De este modo, Anne-Sophie Mutter se asegura de que lo que ella misma ha recibido de grandes mentores siga transmitiéndose a la siguiente generación. Karajan me hizo darme cuenta“, recuerda, ”de la importancia de transmitir a las generaciones futuras lo que habíamos recibido de nuestros grandes maestros".
Durante sus giras por Europa, Norteamérica y Asia, los Virtuosos de Mutter presentan siempre nuevas obras al público; en el programa de cada gira se incluyen también conciertos benéficos. Su próxima gira, este otoño, les llevará a Sudamérica. Anne-Sophie Mutter ofreció conciertos benéficos para ayudar a las víctimas del gran terremoto y maremoto de 2011 en el este de Japón y para los refugiados sirios.
Ganadora de numerosos premios, en 2017 recibió el título de Comendadora de la Orden de las Artes y las Letras del gobierno francés y en 2019 recibió el prestigioso Premio Polar de Música.
Anne-Sophie Mutter. Ph. Crédito © The Japan Art Association / The Sankei Shimbun |
Bandō Tamasaburō (Tokio, 1950). Ganadora del premio de teatro/cine.
Motivación: Bandō Tamasaburō, el onnagata (actor que interpreta papeles femeninos ) más importante del teatro kabuki contemporáneo, es famoso por su gran belleza, su capacidad para expresar el espíritu del personaje que interpreta y sus refinadas interpretaciones. También es famoso en el campo de la danza, en el que da vida a mundos de una elegancia excepcional. Bandō ha inspirado a artistas de ultramar y puede presumir de numerosas colaboraciones internacionales. Además, es un artista de múltiples talentos, que trabaja no solo como actor, sino también como director de teatro y de cine. Bandō Tamasaburō es verdaderamente un actor, creador y artista de un talento excepcional y fuera de lo común, y goza del más alto prestigio tanto en Japón como en el extranjero.
En el mundo del teatro kabuki tradicional japonés, Bandō Tamasaburō es ya una leyenda y está considerado uno de los más grandes actores omnagata. Al igual que en el teatro tradicional de otros países, el kabuki es representado íntegramente por hombres y algunos actores se especializan en interpretar papeles femeninos: los onnagata. Bandō es famoso y muy admirado por su increíble capacidad para representar la belleza femenina y expresar el espíritu del personaje que interpreta.
En 1957, de acuerdo con la tradición kabuki, debutó en el escenario con el nombre de Bandō Kinoji, pero en 1964 se convirtió en Bandō Tamasaburō V, recibiendo el prestigioso nombre artístico de su padre adoptivo Morita Kan’ya XIV, que era Bandō Tamasaburō IV.
A los 19 años, Bandō consiguió el papel de la princesa Shiranui en la adaptación de Yukio Mishima de la epopeya heroica Chinsetsu Yumiharizuki.
A lo largo de los años, Bandō ha interpretado todos los papeles principales de onnagata que encarnan la maravilla y el encanto del kabuki: personajes como la fiel niñera Masaoka en Meiboku Sendai Hagi (Incienso precioso y flores de otoño de Sendai), la agraciada cortesana Akoya en Dan no Ura Kabuto Gunki(durante mucho tiempo, Bandō fue el único actor que podía interpretar este papel) yYatsuhashi, una mujer fatal en Kagotsurube Sato no Eizame (La espada hechizada). También es famoso por sus espectáculos de danza, que forman parte integral de una onnagata del teatro kabuki, y es reconocido por su habilidad para crear mundos de especial belleza a través de la danza en obras como Kyoganoko Musume Dojoji (La doncella del templo Dojoji) y Sagi Musume (La doncella garza).
En Japón, la popularidad de Bandō Tamasaburō y sus compañeros en escena trascendió el mundo del kabuki. En la década de 1970, en particular, Bandō inició dos famosas y duraderas parejas artísticas: una con Ichikawa Danjuro XII, conocido entonces como Ichikawa Ebizo, la otra con Kataoka Nizaemon, conocido entonces como Kataoka Takao. Tal fue la popularidad de estas parejas artísticas que llegaron a ser conocidas en todo Japón como Ebi-Tama y Taka-Tama. Sus actuaciones vibrantes y refinadas les hicieron muy populares entre el público, fueran o no aficionados al teatro kabuki.
La creatividad de Bandō no se detuvo en el kabuki . Ya de niño interpretó a importantes heroínas del teatro no kabuki, asumiendo el papel de Desdémona enOtelo, de Shakespeare, y el de Tomihime en el clásico de terror japonés Tenshu Monogatari, de Izumi Kyoka.
Revelando una mente creativa y constantemente orientada a la investigación, ha ampliado el alcance de su actividad para incluir obras internacionales y ajenas al kabuki, actuando en Kumiodori de Okinawa y en la ópera china Kunqu como Onnagata . Llevando su interés por la danza fuera del contexto del kabuki, colaboró con el célebre violonchelista Yo-Yo Ma, combinando la danza con la música de la Suite nº 5 para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach. En 1994, trabajó con el famoso coreógrafo y bailarín Maurice Béjart en el estreno de Rey Lear - Muerte de Cordelia. En el campo de la danza, también ha colaborado con Mikhail Baryshnikov y Jorge Donn.
El famoso director polaco Andrzej Wajda quedó tan embelesado con las interpretaciones de Bandō que lo eligió como protagonista masculino y femenino en las versiones teatral y cinematográfica de su Nastasja de Dostoievski. También fue director artístico del mundialmente famoso grupo de percusionistas Kodo, produciendo Amaterasu y Yugen, espectáculos en los que su danza se combinaba con la percusión tradicional japonesa.
Galardonado con el título de Tesoro Nacional Viviente por el gobierno japonés en 2012, concedido a las personas que poseen un Importante Patrimonio Cultural Inmaterial, Bandō está considerado un maestro de su arte, un embajador de la cultura japonesa y una enorme fuerza creativa.
Bandō Tamasaburō in Yugen, en cartelera a partir del 27 de septiembre de 2019 en cines de todo Japón la edición especial de cine kabuki. © Takashi Okamoto |
Démos (Filarmónica de París, Francia). Ganadores de la beca Praemium Imperiale 2019 para jóvenes artistas
Démos es un programa de educación musical dirigido por la Filarmónica de París. Desde su creación en 2010, ha acercado a la música a niños de entre siete y doce años que viven en zonas desfavorecidas o en áreas rurales, zonas en las que tradicionalmente no se promueve la música clásica.
La organización no solo presta a los niños instrumentos musicales, sino que también imparte clases de hasta cuatro horas semanales durante tres años, todo ello de forma gratuita. Dos músicos profesionales y un trabajador social trabajan juntos para enseñar a grupos de quince niños. Su objetivo no es sólo proporcionarles habilidades musicales, sino también cuidarles emocionalmente y fomentar su desarrollo personal. Al final de este periodo, todos los instrumentos se donan a los niños que desean seguir estudiando música.
Una vez al mes, siete grupos se reúnen para formar una orquesta de 105 músicos y todos los años estas orquestas dan conciertos en las salas de conciertos locales. También dan un concierto anual a finales de junio en la Filarmónica de París.
Al iniciar este proyecto, el Director General de la Filarmónica de París, Laurent Bayle, quiso promover Démos en la comunidad de niños “marginados”, menos favorecidos que otros. Por ello, el programa Démos aspira a cubrir progresivamente todo el territorio.
Actualmente, casi 4.000 niños de todo el país participan en el programa Démos; hay 38 orquestas Démos. El objetivo de Démos para el futuro es aumentar el número de orquestas hasta 60 en 2022.
El programa Démos se basa en la pedagogía desarrollada, desde 1995, por los equipos pedagógicos de la Cité de la musique y enriquecida por otras experiencias llevadas a cabo en todo el mundo, como “Take A Bow” de la London Symphony Orchestra o El Sistema en Venezuela.
“Creamos Démos”, explica Laurent Bayle, “porque para nosotros es importante establecer una relación con los niños que viven en zonas desfavorecidas. El proyecto El Sistema nos ha demostrado que la enseñanza de la música puede aportar todo tipo de mejoras a la educación. Nos parece muy importante cómo se transmite la música de los profesores a los niños”.
La popularidad de Démos creció gracias a su padrino, Lilian Thuram, el famoso futbolista cuya personalidad está en perfecta armonía con su espíritu. Thuram ostenta el récord de convocatorias con la selección francesa de fútbol y fue campeón del mundo en 1998. Además, Démos inspiró la película La Melodie, dirigida por Rachid Hami en 2017, que obtuvo un gran éxito.
Después de estudiar con el programa Démos durante tres años, el 50% de los graduados continúan estudiando música o están en contacto con la música clásica de una forma u otra. El coste anual de funcionamiento del programa es de aproximadamente 8 millones de euros. Un tercio del presupuesto lo aporta el Gobierno francés, otro tercio procede del sector privado y otro tercio de las administraciones locales.
Niños durante los ensayos en la Ópera de Massy, en los suburbios de París, 2019 © The Japan Art Association / The Sankei Shimbun |
En la foto de abajo: WIlliam Kentridge, Mona Hatoum, Tod Williams y Billie Tsien, Anne-Sophie Mutter, Bandō Tamasaburō. Ph. Créditos © The Japan Art Association / The Sankei Shimbun
De Kentridge a Anne-Sophie Mutter, un repaso a los ganadores del Praemium Imperiale 2019, el 'Nobel' del arte |
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