Museos que se convierten en cines al aire libre, teatros, salas de conciertos, o llevan sus actividades al exterior, a parques y jardines, o crean programas especiales de visitas guiadas. El verano postcovídico de los museos gira en torno a la reinvención, la ampliación de miras, la contaminación, la interacción entre las distintas formas de arte: es cierto que muchos museos siguen sufriendo, con salas cerradas, horarios reducidos, sin público, y en varios casos ni siquiera han vuelto a abrir. Pero es bueno ver que también hay museos que levantan la cabeza y reaccionan probando nuevas formas de participación del público. Covid-19 amplificó las diferencias entre unos museos y otros, pero también actuó como acelerador de tendencias y empujó a muchos directores y organizadores a reflexionar sobre buenas prácticas para no perder la confianza y el afecto del público. Y en varios casos se han creado verdaderos círculos virtuosos, con el público acercándose al museo a través de eventos o programas especiales y quizás volviendo a él en el futuro. Además, las buenas prácticas afectan por igual a los museos públicos y privados, a los grandes y a los pequeños: si se dan las condiciones y las ideas adecuadas, el público puede acudir incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
El viaje puede empezar en la Toscana, y en concreto en Prato, donde se encuentra el museo de arte contemporáneo más visitado de la región, el Centro Pecci: en 2018, la institución celebró su 30 cumpleaños y para la ocasión puso en marcha un programa de conciertos de verano, Pecci Summer Live. Veinte días de buena música en el teatro al aire libre del museo, que fueron todo un éxito (gracias también a la presencia de artistas de renombre nacional e internacional), tanto como para llevar al museo a alargar la duración del festival en 2019 (de veinte días a cuarenta), y en este ’verano del virus’ intensificar las fechas. Así, los seis conciertos de 2018 y 2019 se han convertido este año en diez, con más grandes nombres (de Dente a Bugo, de Ghemon a Gio Evan). Pero eso no es todo: para 2020 el Summer Live en el Pecci forma parte de un programa más amplio, el Pecci Summer, que dura todo el verano (del 29 de junio al 6 de septiembre) y que combina los conciertos con el Pecci Summer Cinema, un rico festival de cine que transforma el museo en una gran sala al aire libre, el Pecci Summer Talk (es decir, el programa de encuentros, presentaciones y conferencias), sesiones de dj-set, y este año también un jardín temporal diseñado por el colectivo de arquitectos ECÒL que divide la zona de cine de la de conciertos con un entorno totalmente nuevo y que aporta un... trozo de playa a la ciudad. Y todo, por supuesto, respetando las normas sanitarias y médicas: se ha reducido la capacidad de los espacios y se vigila escrupulosamente el cumplimiento de las normas que todos hemos aprendido a estas alturas. El resultado es que los museos son actualmente los lugares más seguros para visitar.
“Nuestro reto”, explica a Finestre sull’Arte la directora del Centro Pecci, Cristiana Perrella, "era reforzar las actividades habituales y abrirnos cada vez más a la ciudad y a públicos diferentes, en cuanto a edad e intereses, con total seguridad y sostenibilidad económica. Queríamos hacer sentir a la gente que el Pecci está ahí en estos momentos difíciles, que es un lugar que tiene mucho que ofrecer, que allí se está a gusto. Por eso también optamos por la gratuidad durante todo el verano, excepto para la nueva exposición de Ren Hang. Junto a las exposiciones y actividades educativas, que se han reanudado con nuevas propuestas, el Verano Pecci ofrece hasta septiembre un programa diario de películas, conciertos y charlas en nuestro espacio al aire libre, transformado gracias a la intervención del colectivo de arquitectos ECÒL, con sede en Prato. El público ha respondido bien, las entradas para los conciertos se han agotado, las de los proyectos educativos también, se puede decir que el museo está más concurrido que antes". Un resultado excepcional, en los tiempos que corren.
El Centro Pecci de Prato |
El Teatro Pecci, sede de Pecci Summer Live |
El cine une a muchos museos, del norte al sur de la península. En una de las ciudades más castigadas por el Covid-19, Brescia, la Fundación Brescia Musei, además de ampliar el horario de visita de sus museos cívicos (el Museo de Santa Giulia y la Pinacoteca Tosio Martinengo), vuelve a proponer este año un evento de gran éxito, L’Eden d’estate, el programa de cine al aire libre que este año se traslada de los Bastioni di San Marco a la Fossa Viscontea, ofreciendo 59 veladas con títulos de la recién concluida temporada cinematográfica. Un viaje de cientos de kilómetros nos lleva hasta Mesina, donde el MuMe, el mayor museo del sur de Italia, ofrece al público durante todo julio y agosto un programa de cine bajo las estrellas, instalado en la terraza del Museo Regional, y las proyecciones se acompañan también de un aperitivo. De terraza en terraza, volvemos a la Toscana, donde en la Villa Bardini de Florencia, por ejemplo, la Fondazione CR Firenze y la Fondazione Parchi Monumentali Bardini e Peyron han decidido transformar, por primera vez, la Terraza Belvedere del museo en un cine al aire libre con vistas a Florencia: es “la más bella del mundo”, dicen muchos florentinos y algunos periodistas. Pero no sólo hay cine: siempre en la capital toscana, el Museo Novecento ha decidido transformarse en teatro. Del 2 de julio al 2 de octubre, tres meses de representaciones, conciertos de música clásica, lecturas, conferencias y mucho más, en este caso gratuitamente. El programa se titula 100/900 y ha adaptado para la ocasión el claustro y la logia del museo, situado en el Spedale delle Leopoldine, en la plaza de Santa Maria Novella, para acoger hasta cien localidades. También se habla de eventos que crean vínculos interesantes con el territorio y la colección: hay, por ejemplo, un proyecto titulado Leer a Pratolini, todo centrado en Vasco Pratolini, y que pretende valorizar la colección del museo (el escritor florentino se sitúa en un diálogo ideal con Ottone Rosai: una sala entera del museo está dedicada a este último y a sus pinturas florentinas), y también hay un programa de conferencias dedicado a los protagonistas de la colección (de Carlo Carrà a Felice Casorati, de Carlo Levi a Arturo Martini).
“En nombre de la variedad y la contaminación de lenguajes y disciplinas”, nos dijo el director del museo , Sergio Risaliti, “aprovechamos al máximo la versatilidad de los espacios del museo. El claustro y la logia interior se prestan muy bien a actos teatrales y musicales, lectio y presentaciones de libros. Somos una de las pocas realidades en Italia que demuestran valentía cultural y financiación sostenible, que hoy son más necesarias que nunca”. El proyecto de lectura Pratolini quiere ser una cartografía poética de la ciudad de Florencia tal como era, de sus transformaciones antropológicas y sociales, sin olvidar que es una experiencia de valorización de los jóvenes actores de la compañía I Nuovi para un proyecto nacido en colaboración con la Fondazione Teatro della Toscana".
Algo parecido ocurre en Reggio Emilia, donde la Fundación Palazzo Magnani y el Ayuntamiento de Reggio Emilia, con el programa Restate 2020, llevan, de julio a septiembre, un nutrido programa de arte, música, danza, poesía, cine y teatro a los Chiostri di San Pietro (destinados a la danza, el teatro y la música), al parterre de la Reggia di Rivalta (donde se celebra parte del programa teatral) y a los Orti di Santa Caterina, reservados en cambio al jazz y la poesía. Un repaso con nombres de alto nivel: de Flavia Mastrella y Antonio Rezza a Paolo Fresu, de Cristina Donà a Davide Cabassi, y luego ópera y música clásica.
El cine al aire libre de la terraza Belvedere de Villa Bardini |
El claustro del Museo Novecento de Florencia |
El primer concierto de música clásica de 2020 en el Chiostri di San Pietro de Reggio Emilia |
Una de las constantes de este verano es la de llevar el arte fuera del museo: porque no tiene por qué permanecer necesariamente confinado entre sus muros. Al contrario, salir fuera suele ser saludable, si se hace con cuidado, y permite ampliar el campo de acción, a veces exponencialmente, y llegar siempre a un público que quizá antes no conocía las actividades de la institución. De Emilia pasamos pues a Lombardía, en una de las ciudades-símbolo de la pandemia de Covid-19, Bérgamo, donde la GAMeC, la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad, cierra este verano hasta el 1 de octubre, pero no se queda quieta, y ofrece un pequeño programa extra muros: hasta el 30 de julio, el proyecto Educación a través del Arte ha llevado a la Piazza Carrara una exposición de obras de videoarte, y luego está la instalación de Daniel Buren en el Palazzo della Ragione y el campus infantil El Museo está presente organizado junto con la Accademia Carrara.
Naturalmente, los museos que disponen de espacios al aire libre se ven facilitados en estas operaciones de encuentro con el público. Así, en Piamonte, los Musei Reali de Turín ofrecen diferentes formas de entrar en contacto con la institución los fines de semana. Por ejemplo, la experiencia Welcome Green ofrece visitas botánicas, para conocer mejor las esencias florales y vegetales que se encuentran en los Jardines Reales, y el taller del Jardín de Acquarello permite a los visitantes familiarizarse con la técnica de la acuarela probando a representar los espléndidos espacios exteriores de los Jardines. Pero también hay aperitivos con DJ, el inevitable cine al aire libre en el Patio de Honor del Palacio Real, y cenas bajo el pórtico del propio Patio ofrecidas a un precio especial por el Caffè Reale Torino, la cafetería de los Museos Reales.
En Trieste, el Museo Storico - Parco del Castello di Miramare ofrece un nuevo servicio al público, visitas guiadas al museo y al parque (las del parque son, además, una novedad) a cargo de guías de la Associazione Guide Turistiche del Friuli Venezia Giulia: La novedad radica en que se trata de visitas guiadas individuales (el número máximo permitido es de cinco personas), que se celebran todos los fines de semana, por la tarde, y duran una hora, con un coste de sólo 7 euros, además del precio de la entrada (12 euros, que también permite visitar la importante exposición sobre fotografía de Marcello Dudovich y la centrada en la fotografía y los instrumentos ópticos en la época de Maximiliano de Habsburgo, el Archiduque de Austria que mandó construir el Castillo). En este caso, la propuesta partió de la asociación de guías, y el museo aprovechó inmediatamente la oportunidad de iniciar una valiosa sinergia para ampliar las posibilidades de disfrutar de los espacios del museo: el objetivo es ofrecer a los visitantes la posibilidad de conocer curiosidades y nuevas perspectivas sobre el museo y el parque. “Fuimos de los primeros en abrir el parque al público”, nos dijo la directora del parque , Andreina Contessa, “porque creemos firmemente en el valor terapéutico y la belleza de los museos verdes. Durante los meses de cierre, iniciamos y aprovechamos los contactos con las principales instituciones culturales locales para que pudieran dar continuidad a sus programas y crear un programa de verano nocturno y diurno para niños, combinando la belleza de los espacios abiertos de Miramare y la experiencia en organización de eventos de teatros y asociaciones. El resultado es una programación rica en propuestas de calidad y atmósferas mágicas, y se ha establecido una bonita colaboración con las más prestigiosas instituciones y asociaciones culturales regionales, como el Teatro Stabile Rossetti, el Teatro Verdi de Pordenone, la Società dei Concerti y otras, que podrá seguir desarrollándose en el futuro. Hasta ahora, la respuesta del público ha sido de una gran y satisfecha adhesión a cada velada. También hemos invertido mucho en la inauguración de la exposición dedicada a Marcello Dudovich en las Scuderie del Castello, a pesar de las dificultades y las numerosas incógnitas. Es una exposición realmente fascinante y muy esperada, que explora la relación entre la fotografía, el boceto y la obra acabada de uno de los primeros publicitarios y famosos cartelistas del siglo XX”.
Daniel Buren, Fibres optiques tissées, vista de la instalación en la exposición Illuminare lo spazio, lavori in situ e situati, GAMeC, Palazzo della Ragione, Bérgamo, 2013 - 2020. Fotografía de Lorenzo Palmieri |
Los Jardines Reales de Turín |
El Castillo de Miramare. Foto Crédito Fabrice Gallina - Archivo PromoTurismoFVG |
¿Y para los pequeños museos que no disponen de grandes espacios al aire libre o no tienen la posibilidad de montar cines o teatros? Los hay que se alían con otras realidades, como sucede en Casalmaggiore, donde desde hace algunas temporadas el Museo Cívico Diotti colabora con las realidades culturales de la zona (la Biblioteca Cívica, el Teatro Municipal, asociaciones y fundaciones) para poner en marcha un programa de cine al aire libre en el patio del Instituto Santa Chiara. Pero también hay otras posibilidades, y el camino, en este caso, no es distinto al abierto por el Castillo de Miramare: visitas guiadas especiales, tal vez adaptadas a las preferencias e intereses del público, como sugiere el museólogo Sandro Debono en sus “recetas” para ayudar a los museos a recuperarse de su cierre forzoso a causa del virus. Varios museos de toda Italia están experimentando con esta forma de participación del público. Es el caso, por ejemplo, de los Museos Cívicos de Imola, donde se ofrecen visitas especiales, actividades creativas y juegos para niños, todo ello respetando las normas de seguridad anticontagio. Entre las iniciativas más interesantes están las visitas guiadas a la Rocca Sforzesca al atardecer: dos rondas de visitas, cada semana sobre un tema diferente, reservadas a pequeños grupos de visitantes (un máximo de veinte personas por ronda), con la oportunidad de conocer la historia del lugar y disfrutar, al final de la visita, de una gratificante vista de la ciudad mientras el sol desaparece tras el horizonte. También hay muchos museos que ofrecen aperturas extraordinarias fuera de horario: en Romaña, por ejemplo, los Museos Municipales ofrecen al público la posibilidad de visitarlos por la noche, hasta las 23 horas, todas las semanas, con la posibilidad de realizar visitas guiadas incluso después de cenar.
Visitas guiadas renovadas también en el Duomo de Milán, que este verano se ofrecen al público con un 20% de descuento y con la posibilidad de permanecer más tiempo del habitual en las Terrazas, ya que la apertura se ha ampliado hasta las 20 h. Entre las propuestas que regresan, el Duomo Tour Fast-Track, una visita guiada de hora y media a todo el complejo de la catedral milanesa, el paseo entre las agujas, y las visitas privadas disponibles en cuatro recorridos. “Una visita al Duomo de Milán”, explica la Veneranda Fabbrica del Duomo di Milano a Finestre sull’Arte, “no es una simple experiencia, sino más bien un viaje para descubrir el arte y la cultura en un país tan rico en historia y creatividad como Italia. Visitar hoy el Duomo significa apoyar y estar cerca de una organización que ha sufrido mucho a causa del bloqueo provocado por la emergencia sanitaria. Significa adaptarse a una nueva normalidad. Cada día, los visitantes se sienten protegidos y tranquilos con las actuales medidas anticatedral y, de hecho, la percepción es la de una visita segura y agradable entre las maravillas y tesoros de la Catedral, símbolo de Milán en el mundo”.
La Rocca Sforzesca de Imola al atardecer |
Las agujas del Duomo de Milán |
En un verano en el que inevitablemente tendremos que prescindir de los turistas, es fundamental estrechar los lazos con la ciudad y el territorio, y muchos museos así lo han entendido, algunos continuando y ampliando iniciativas que ya habían tenido éxito en años anteriores, otros en cambio inventando y probando nuevas propuestas. Sin prejuicios, y teniendo en cuenta que la cultura no funciona en compartimentos estancos, sino que también está hecha de transversalidad: los museos que se centren en este concepto serán muy probablemente los que puedan salir mejor parados de la crisis. Y para el público, muchas más oportunidades: no sólo la de ver el museo (hay quien abre las puertas de las colecciones durante los eventos), sino también la de disfrutar de una velada diferente, en compañía, con cine, música, teatro. Son formas que favorecen el regreso de los visitantes y afirman aún más el papel central del museo en la vida social de una comunidad. Basta con recordarlo y tener la capacidad de mirar más allá.
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