Un tribunal de París ha fallado a favor de Maurizio Cattelan en su pleito contra Daniel Druet, albacea material de varias de sus esculturas de cera (como La novena hora y Él), que le había demandado reclamando derechos de propiedad intelectual sobre ocho obras que Cattelan le encargó entre 1999 y 2006, y una indemnización de 6 millones de euros. Cattelan había conocido a Druet, ahora octogenario, en Francia en los años 90, tras una visita al Museo Grevin de París, donde se conservan varias obras en cera del talentoso escultor francés: Cattelan había decidido recurrir a él para ver materializadas sus ideas.
Se trata de una práctica totalmente habitual en el mundo del arte contemporáneo: artistas de renombre internacional elaboran ideas a menudo sin ni siquiera modelar bocetos, sino simplemente esbozándolas en papel, y luego confían su realización a artesanos especializados, o a otros artistas. Así le ocurrió a Druet, que había decidido emprender acciones legales para que se reconociera su nombre junto al de Cattelan. No tuvo nada que hacer: el tribunal parisino, de hecho, rechazó su petición.
Los jueces de la 3ª Sala del tribunal parisino recordaron que Druet “no reivindica la condición de coautor de una obra en colaboración o compuesta, sino la condición de autor único de las obras en cuestión”: el problema, sin embargo, según el tribunal parisino, radica en que Druet no actuó contra Cattelan, sino contra su representante, la galería Perrotin, y contra una institución, el Museo Monnaie de París, que había organizado una gran retrospectiva de Cattelan en 2016 (la institución, según Druet, no había reconocido la autoría de las obras del artista francés). “Al no haber citado en persona a Maurizio Cattelan, el supuesto autor [...], Daniel Druet debe ser declarado inadmisible en todas sus demandas por infracción de derechos de autor”: así el tribunal de París. También según el tribunal, Cattelan había proporcionado a Druet indicaciones precisas sobre el aspecto y las dimensiones de las obras y, además, el abogado de la galería Perrotin reiteró que toda la concepción de la escultura debía atribuirse exclusivamente a Cattelan, en todos sus detalles.
De hecho, el tribunal parisino también reconoció que “es indiscutible que las directrices precisas para la colocación de las efigies de cera en una configuración específica, relativas en particular a su posicionamiento dentro de los espacios de exposición destinados a jugar con las emociones del público (sorpresa, empatía, diversión, repulsión, etc.), fueron prescritas por el arquitecto [del artista] [Maurizio Cattelan].), han sido prescritas únicamente por [Maurizio Cattelan], sin que Daniel Druet pueda -o intente intentarlo- arrogarse la más mínima participación en las elecciones relativas a la disposición escenográfica de la presentación de dichas efigies (elección del edificio y de las dimensiones para adaptarse al carácter del personaje, la dirección de la mirada, la iluminación, incluso la destrucción de un techo de cristal o de un suelo de parqué para hacer más realista y sugestivo el decorado) o al contenido del posible mensaje que debe transmitirse a través de este decorado”. En resumen, los jueces también establecieron de hecho cuáles son las características delarte conceptual. También condenaron a Druet a pagar una suma de 10.000 euros a la Galería Perrotin y a la Monnaie de París.
Según Pierre-Olivier Sure, abogado de la Galería Perrotin, la sentencia marca la pauta: “Por primera vez, los magistrados consagran el arte conceptual con una decisión de principio. Hemos ganado en dos puntos esenciales: al haber declarado inadmisible la otra parte y al haber dicho el juez qué es el arte conceptual en derecho y cuáles son sus calificaciones en materia de derechos de autor”. No es de la misma opinión Jean-Baptiste Bourgeois, abogado de Druet, según el cual el tribunal no abordó la cuestión de la autoría de las obras: “Es una decisión absurda, incomprensible e injustificada. Lo único que se ha tenido en cuenta es que el procedimiento es nulo por no haber citado al artista que alegaba que las obras impugnadas estaban todas presentadas bajo su nombre. Este argumento ya se había expuesto y juzgado ante este mismo tribunal, pero no ante los mismos magistrados”.
“Con inmensa satisfacción”, ha declarado el galerista Emmanuel Perrotin, “me entero de esta decisión que consagra la obra de Maurizio Cattelan como artista conceptual... Me alegro de que esta decisión ponga fin a esta polémica que ha amenazado a la mayoría de los artistas contemporáneos en general.”
Caso Cattelan-Druet, el tribunal de París da la razón al italiano: es el autor de las obras |
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