Banksy pierde otra batalla de marcas: "dice que los derechos de autor son patéticos

Banksy ha perdido otra batalla legal sobre su marca, tras la derrota del pasado mes de septiembre, cuando perdió por primera vez su lucha para que se reconocieran sus derechos de marca sobre una de sus obras de arte: laOficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), en una decisión del 18 de mayo, le ha vuelto a dar la razón. Pero vayamos por orden: todo empezó hace tres años, cuando una pequeña empresa británica de tarjetas postales, Full Colour Black, utilizó la imagen del famoso lanzador de flores de Banksy para producir una tarjeta de felicitación. La obra de Banksy había sido registrada como marca en 2014, pero Full Colour Black, en 2019, había solicitado formalmente la cancelación de esa marca alegando que había sido registrada de mala fe, es decir, no para uso comercial: Banksy, de hecho, nunca explotó sus derechos hasta octubre de 2019, cuando abrió una tienda, llamada “Gross Domenstic Products”, para vender artilugios con sus obras de arte, alegando que se vio obligado a hacerlo para conseguir la posesión de su marca (la legislación europea establece que el titular de una marca no puede impugnar su uso por un tercero si se ha tolerado la presencia de la misma marca durante cinco años consecutivos).

Sin embargo, según la EUIPO, la apertura de la tienda había agravado la posición de Banksy, ya que, según la Oficina, esto dejaba claro que Banksy no tenía intención de usar la marca cuando Pest Control Limited, es decir, la empresa que gestiona todo lo que gira en torno al artista callejero británico (desde autenticaciones de obras a exposiciones o merchandising), la registró en 2014: en la práctica, la tienda se habría abierto solo como un intento de no perder el derecho a usar la marca.

El nuevo enfrentamiento, que ha vuelto a enfrentar a Banksy y Full Colour Black, afecta esta vez al famoso chimpancé de la obra Laugh now, y la EUIPO ha vuelto a “declarar nula en su totalidad la marca registrada de Banksy”. El artista, según la EUIPO, “nunca ha hecho uso de la marca” y “Banksy sólo ha reproducido la obra como obra de arte”, sin haber hecho por tanto ningún uso comercial de la misma durante cinco años, lo que le impediría reclamar derechos sobre la marca. No sólo eso, la EUIPO señala que el propio Banksy permitió a todo el mundo fotografiar su obra e invitó al público a descargar fotografías de alta resolución de su obra para que cada cual pudiera crear sus propios objetos. Además, la EUIPO cita incluso el libro de Banksy Wall and piece, donde el propio artista afirma que “los derechos de autor son para perdedores” y que el público es moral y legalmente libre de reproducir y utilizar cualquier obra. “Banksy”, reza la resolución de la EUIPO, “sabía desde hace años que sus obras estaban siendo ampliamente fotografiadas y reproducidas a escala masiva y generalizada, por diversos terceros, sin ningún vínculo comercial entre ellos y Banksy. Además, sabía que determinados productos y servicios para los que había obtenido el registro estaban incluidos o se incluían en objetos que se vendían amplia y extensamente. Banksy no utiliza como marca ninguna de las imágenes que ha registrado, incluida la marca objeto de la acción. Su acción forma parte de una serie de acciones que constituyen un intento de monopolizar imágenes sobre una base indefinida, en contra de las normas de la legislación sobre derechos de autor. Hasta hace poco, Banksy nunca había actuado formalmente contra nadie”.

Una vez más, la EUIPO señala que Banksy “no intentaba hacerse con una parte del mercado comercial vendiendo sus productos, sino que simplemente trataba de satisfacer las categorías de la clase de marcas para demostrar el uso de estos productos con el fin de eludir el requisito de no uso del signo con arreglo a la legislación de la UE”.

Otro elemento a favor de Full Colour Black se reconoció en el hecho de que Banksy siempre ha optado por ocultar su identidad. “Se observa”, dice la decisión, “que Banksy ha optado por el anonimato y no puede ser identificado, lo que le impide poder proteger esta obra de arte en virtud de la legislación sobre derechos de autor, pero identificarse socavaría la confidencialidad que rodea su imagen pública y que ha asegurado su fama y éxito.” En cuanto a los vínculos con Pest Control Limited (la empresa afirma ser el representante legal del artista), la EUIPO señala que “las pruebas no son exhaustivas y la identidad de Banksy no puede determinarse legalmente. Por lo tanto, sería bastante difícil para Banksy hacer valer sus derechos de uso de la marca frente a terceros”.

El abogado Aaron Wood, que representa a Full Colour Black, ha declarado a World Trademark Review, que ha seguido el caso muy de cerca, que no esperaba que la Unión Europea citara los comentarios despectivos de Banksy sobre los derechos de autor y, sobre todo, que esta nueva decisión “supone la sentencia de muerte para todas las marcas de Banksy, al menos en la Unión Europea, y plantea el caso también en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, hay que presentar una declaración de intenciones para utilizar una marca y las consecuencias del fraude son mucho más graves. Me atrevo a decir que acabar descubriendo que Banksy es un defraudador no será nada bueno”. En estos momentos, hay otros cinco procesos judiciales europeos en curso. Y el resultado ya parece cantado.

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