Atenas, un diputado nacionalista destroza obras de la National Gallery: "son blasfemas

Indignación en Grecia por un episodio de vandalismo sin precedentes en Atenas. El lunes 10 de marzo de 2025, a las 11.35 horas, la Galería Nacional - Museo Alexander Soutsos fue escenario de un ataque directo contra cuatro obras de arte del artista contemporáneo Christophoros Katsadiotis. El acto fue llevado a cabo por Nikolaos Papadopoulos, diputado del partido nacionalista de extrema derecha “Niki” (“Victoria”), con la ayuda de otra persona aún no identificada. Así lo anunció la propia Galería en un post en su página de Facebook.

Las obras afectadas, Icona 1, Icona 16, Icona 17 y San Cristóbal , se exhibían en el marco de una exposición. Según las primeras reconstrucciones, el MP irrumpió en el espacio expositivo y, en una acción violenta y deliberada, arrancó las obras de las paredes y las tiró al suelo, dañándolas.

El ataque provocó la reacción inmediata de la dirección de la National Gallery, que en un comunicado oficial reiteró su papel en la protección del patrimonio artístico y se posicionó claramente en contra del acto vandálico: “El papel institucional de la National Gallery es recoger, proteger, poner de relieve y documentar la creación artística. En este contexto y respetando la libre expresión del arte, el Consejo de Administración expresa su confianza en la gestión y apoya la programación artística aprobada, garantizando el diálogo entre las diferentes tendencias, corrientes y puntos de vista artísticos. Condenamos enérgicamente cualquier acto de vandalismo, violencia y censura que afecte a la libertad de expresión artística constitucionalmente vigente”.

Papadopoulos, de Salónica, cardiocirujano de profesión, atacó las obras por considerarlas blasfemas, como las calificó en su página de Facebook. En días anteriores había protestado contra el museo, exigiendo la retirada de las obras, pero sus demandas no fueron atendidas por el museo. Evidentemente, el diputado pensó en tomarse la justicia por su mano. tomarse la justicia por su mano. El día del acto vandálico, reivindicó entonces el acto, quejándose también de que había sido detenido , aunque luego fue puesto inmediatamente en libertad porque sus actos se consideran daños a la propiedad y no daños agravados: para este tipo de delito, pudo acogerse a suinmunidad parlamentaria. La acción de Papadopoulos se inscribe en un contexto más amplio de tensiones ideológicas ligadas a la ideología de su partido, que se ha distinguido en los últimos años por su retórica fuertemente conservadora y nacionalista, con reiterados ataques a la cultura contemporánea, a la que a menudo se acusa de ser excesivamente provocativa o alejada de los valores tradicionales. Niki también se opone a la educación sexual en las escuelas, al aborto y al matrimonio LGBT, y durante Covid expresó posiciones cercanas al movimiento no-vax.

“Visité la Galería Nacional”, escribió Papadopoulos más tarde en Facebook, “con la esperanza de encontrarme con el director para discutir el controvertido tema en persona. Sin embargo, como estaba ausente, visité la exposición para comprobar si se habían retirado los llamados ’abusos artísticos’, ya que las delicadas almas de alumnos y estudiantes visitan esta exposición todos los días. Me sentí brutalmente ofendido como cristiano ortodoxo cuando precisamente ayer nuestra Iglesia celebraba la Restauración de las Santas Imágenes en el Domingo Ortodoxo. Mi detención ilegal en la National Gallery no tiene precedentes ni para las crónicas de la República ni para el sistema de justicia penal. La Galería Nacional no es un departamento de policía y no es un lugar de detención para un diputado elegido por el pueblo griego. El diputado goza de inmunidad y ésta no sólo se aplica en caso de proceso penal. Tal persecución no existe y aparentemente fui liberado. El artículo 62 de la Constitución estipula que un diputado no puede ser procesado, encarcelado o restringido de otro modo sin el permiso del Parlamento. No ha habido tal permiso”. Papadopoulos también calificó su detención durante seis horas de “trauma para la República”.

El artista Christophoros Katsadiotis también habló tras el acto: “merece la pena reflexionar”, declaró al periódico Ekathimerini, “sobre cómo la sociedad (la política) utiliza la religión como herramienta para controlar y aglutinar a las masas con amenazas, miedo y oscurantismo; cómo la religión suele categorizar preventivamente a los creyentes como fieles seguidores o proscritos. A los que no se conforman y obedecen se les advierte tradicionalmente de que serán juzgados y condenados a la condenación eterna, una forma clara de intimidación”. Sobre el asunto en sí, reiteró que “todo el mundo tiene derecho a expresar su punto de vista personal, a reaccionar y, al hacerlo, a formular las preguntas que desee”. En este caso concreto, el medio de expresión es poético y no pretende representar nada ofensivo".

La comunidad artística griega, ya alarmada por el clima cada vez más tenso hacia la libertad de expresión, espera ahora una respuesta decisiva de las autoridades. El arte, una vez más, se encuentra en el centro de un enfrentamiento político e ideológico que traspasa las fronteras de la cultura para tocar los cimientos de la propia democracia.

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