Ha redescubierto su antigua sede institucional, el imponente Grand Palais, y ha sancionado definitivamente su nuevo nombre, Art Basel Paris, la feria multilocal que de ciudad en ciudad marca el calendario anual de todo el mundo del arte y crea una serie de acontecimientos corolarios.
Esta edición parisina reúne a 194 galerías internacionales entre las que 51 participan por primera vez, fruto de las elecciones llevadas a cabo en estos tres años de dirección por Clément Delépine que tiene un ojo especial para las galerías de investigación representadas por la sección Emergence. Al mismo tiempo, sin embargo, se ha abierto al pasado con Premise que ve 9 galerías implicadas en otros tantos proyectos curatoriales, construidos sobre obras creadas antes de 1900, es decir, en el “lejano” siglo XIX y donde incluso se puede admirar - y comprar - a Klimt.
Pero es en el corazón de la monumental estructura de cristal y acero del Grand Palais donde se encuentran las galerías blasonadas, las que dictan las líneas del mercado, como Hauser & Wirth, que abre con una Joffrey Gibson que parece “despegada” de la serie presentada en el Pabellón de Estados Unidos de esta Bienal de Venecia. También hay una escultura portátil de Luise Bourgeois: una araña de bronce de dimensiones más reducidas que las vistas recientemente en las dos retrospectivas italianas (Galleria Borghese de Roma y Museo del Novecento de Florencia). La misma galería inquieta con un cuadro suprematista de Malevich, artista detonador de la vanguardia rusa, del que no comunica el precio. De él se hace eco no muy lejos Gagosian con nombres como Gerard Richter, Philip Guston, Picasso y un gran lienzo de Helen Frankenthaler de 1966 que también puede verse en Italia en estos momentos, tanto en su galería de Roma como en la gran exposición que le dedica el Palazzo Strozzi de Florencia.
Las galerías británicas hacen una buena defensa de la escultura con Tony Cragg en Lisson y Anthony Gormely y Mona Hatoum en White Cube. Gran mérito tienen quienes a lo largo de los años han mantenido una línea expositiva propia, legible y coherente, como el neoyorquino Matthew Marks con propuestas siempre marcadas por una nota de ironía, como el San Miguel en poliéster verde de Katharina Fritsch. David Zwirner también se centra en monstruos sagrados de la pintura contemporánea: desde dos extraordinarios lienzos de los años 60 de Gerhard Richter a Luc Tuymans, pasando por la estrella sudafricana -también admirada en Venecia en su exposición individual de 2023 en el Palazzo Grassi- Marlene Dumas, cuyos precios oscilan entre los 2 y los 10 millones de euros. Marian Goodman rinde homenaje a la sofisticada artista francesa Annette Messager con un papel pintado de 2017 y algunas obras sobre papel más recientes; una elección similar para Paula Cooper, que presenta en la pared exterior la serie fotográfica de Sophie Calle Sleepers (1979).
La Galleria Continua italiana también tiene ojo para los artistas franceses que representa: desde un gran Daniel Buren de 2024 hasta una “maqueta” de Eva Jospin, pasando por una instalación de Adel Abdessemed: Bristow es un banco de acero con una paloma a tamaño natural colocada literalmente delante de un carboncillo de gran formato que ocupa toda la pared.
Siguiendo en Italia, o más bien en Nápoles, Lia Rumma traza una línea con la gran exposición sobre el Are Povera que acaba de inaugurarse en la Bourse de Commerce - Fundación Pinault con nombres como Gilberto Zorio, Ettore Spalletti y Michelangelo Pistoletto, mientras que Alfonso Artiaco presenta el resultado de su propia investigación que lleva años realizando con la bella confrontación entre Ann Veronica Janssens, Jana Schröder y Veronica Bisetti
Siguiendo con la fotografía, es muy interesante el diálogo que propone la galería suiza Mai 36 entre maestros como Luigi Ghirri, al que dedica una pequeña sala, y Thomas Ruff y la sofisticada pintura sobre ante de Poppy Jones.
La galería Jack Shainman de Nueva York se centra en los nombres consagrados del arte “negro”, como los tapices de aluminio reciclado del ghanés El Anatsui, los retratos familiares de Lynette Yiadom-Boakye o el abstraccionista nigeriano Odili Donald Odita.
En virtud también de una Bienal veneciana que relanza el Sur global, es interesante destacar la presencia de importantes galerías sudamericanas como las brasileñas A Gentil Carioca y Luisa Strina. En particular, esta última está especialmente en consonancia con las elecciones curatoriales de la Bienal aún en curso, con obras de Anna Maria Maiolino, León de Carrera en 2024, y Sonia Gomes, una de las artistas elegidas por Chiara Parisi y Bruno Racine para el Pabellón del Vaticano. Entre los artistas emergentes figura también el mexicano Labor, que cautiva con una instalación vegetal extremadamente radical.
Y las sorpresas vienen naturalmente de las galerías más jóvenes de la sección Emergence que -inteligentemente- dedican todo el espacio a un solo artista, como Nuri Koerfer, escultor de 40 años, presentado por la galería berlinesa Lars Friedrich.
Más rara es la elección de una exposición individual en las galerías más potentes, pero entre ellas cabe destacar el bello stand de la galería Blum dedicado a los acrílicos muy recientes de la joven Asuka Anastacia Ogawa, capaz de crear un universo de grafismo onírico. El mismo enfoque adoptó la galería Christian Berst al presentar a Carlo Zinelli (1916-1974), un artista que incluso Italia ha redescubierto recientemente.
Existe sin duda un “efecto Basilea” que afecta a toda la ciudad, no sólo con un arraigado sistema de charlas, exposiciones y ferias colaterales, sino también con las grandes casas de subastas que esta semana pusieron a la venta piezas extraordinarias como unpiezas extraordinarias como un recorte de Lucio Fontana de 1968 en Christie’s(Concepto espacial - Esperando, 1968) o una versión de los Nenúfares de Monet que ya alcanzó los 60 millones de dólares en Nueva York y se expuso en la sede parisina de Sotheby’s.
Por último, entre las ocasiones “satélite” que ya se han convertido en una cita fija -también porque se celebran en el espléndido hôtel particulier que un día perteneció a Karl Lagerfeld- está Basel Design, que acoge a las galerías más importantes del sector y que este año celebra también al italiano Gaetano Pesce, fallecido en abril de 2024 a los 84 años (Salon 94 Gallery, Nueva York).
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