En la Biblioteca Universitaria de Pavía, durante la restauración de un volumen del siglo XVII, se encontró un antifonario del año 1100, probablemente el más antiguo conocido hasta la fecha. Se trata de una página manuscrita en pergamino, precursora de la partitura musical.
Además de las inscripciones, en la página hay pequeñas anotaciones musicales medievales. Había servido de refuerzo para la encuadernación del volumen del siglo XVII.
La autora del descubrimiento es la investigadora y restauradora Alessandra Furlotti. Para las primeras comprobaciones se recurrió a Dominique Gatté, experto musicólogo, que confirmó la datación en torno al año 1100 y afirmó que el pergamino manuscrito puede localizarse en la zona de Novara. Furlotti se encargó de la restauración del volumen del siglo XVII y fue ella quien advirtió la presencia del pergamino manuscrito: durante los trabajos, en efecto, la contracubierta del volumen se había desprendido, devolviendo el pergamino. Era habitual que los encuadernadores utilizaran restos de otros textos como material para reforzar las encuadernaciones. La peculiaridad es que se trata de una hoja entera, todavía claramente legible, a pesar de haber sido rociada con cola animal para que se adhiriera al cartón. El documento también está decorado con una miniatura difícil de interpretar, que representa un animal mitológico con patas de colores y rasgos de serpiente.
La ministra de Patrimonio Cultural, Bonisoli, declaró que este descubrimiento “demuestra la importancia de la protección y la relación con el mundo universitario y su sistema de bibliotecas”.
Por su parte, Paola Passarelli, Directora General de Bibliotecas e Institutos Culturales del Mibac, subrayó que “este descubrimiento es el resultado de varias sinergias capaces de utilizar las herramientas del presente para redescubrir las palabras y, en este caso, las ”notas“ del pasado. El antifonario antiguo es una vuelta a los orígenes, un fragmento del pasado que sigue permaneciendo en el presente, alimentando el diálogo inagotable con nuestra memoria cultural. Porque los libros, y con ellos las Bibliotecas, son esto: cofres del saber, custodios narrativos del conocimiento para interpelar nuestro futuro. El pergamino redescubierto ya ha sido introducido en un paspartú que permite su lectura recto-verso, listo para ser estudiado”.
Antiguo antifonario hallado en Pavía, precursor de la partitura musical. Quizá el más antiguo |
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