Una exposición de más de cincuenta lienzos en el edificio del Consejo Regional de Friuli Venezia Giulia rinde homenaje a Aldo Colò, el pintor “abstracto”, “geométrico”, cuya historia humana y profesional se inscribe en la posguerra friulana y acompañó la cultura del territorio hasta 2015, cuando el pintor, casi nonagenario, nos dejó. Colò revive en una selección de obras que insisten en una de sus figuras persistentes, ese óvalo que, nacido ya en los años sesenta, acompañó la reflexión intelectual del artista, convirtiéndose en un icono en el que en 1980 Colò incluso inscribió su autorretrato. Óvalos sobre fondo negro o gris, óvalos con bandas u otras formas geométricas, grandes óvalos de colores vivos o con una paleta reducida al mínimo de color se exponen, a veces por primera vez, en las paredes de la primera planta de via Oberdan en Trieste, en los espacios que rodean la gran sala del Consejo Regional. Son lienzos que relatan la génesis de una forma y sus diferentes articulaciones compositivas, formales y cromáticas a lo largo del tiempo hasta su deflagración al final del milenio, cuando la certeza de las realizaciones hasta la fecha dejó lugar a una fragmentación que nunca más conocería remiendos ni asentamientos.
Aldo Colò, Trazos sobre cuadrado negro (1972; técnica mixta sobre lienzo, 35 x 50 cm) |
Aldo Colò, Sin título (1974; técnica mixta sobre lienzo, 35 x 50 cm) |
Aldo Colò, Sin título (1980; técnica mixta sobre lienzo, 40 x 50 cm) |
Aldo Colò, Sin título (1981; técnica mixta sobre lienzo, 92 x 73 cm) |
Pero no sólo las obras cuentan la historia del artista: la exposición incluye una serie de fotografías que Danilo De Marco tomó durante la década de 1990, en varias ocasiones, en los lugares de trabajo de Colò: primero en Ipplis, después en Premariacco.
En las instantáneas de De Marco, el pintor está rodeado de sus obras, juega con su imagen y regala divertidamente al fotógrafo situaciones que dejan al descubierto esa sustancia humana que, fuera de la oficialidad del mundo profesional, el pintor reservaba a sus amigos elegidos. Así, el visitante puede ver por primera vez las impresiones realizadas especialmente por el fotógrafo recuperando los negativos de la época en los archivos, restaurando sobre papel de sales de plata una rara densidad material difícil de encontrar en la fotografía contemporánea.
Los retratos de Colò están acompañados en la exposición por la poesía de Elio Bartolinique, también en los años 90, escribió una obra para su amigo cuyo título suena a dedicatoria: Pa la piture di Aldo. Quizás entre los textos más eficaces para expresar al hombre, su obra y el sentimiento que la figura de Colò representaba en el contexto artístico de ese “entonces” tan cercano cercano, Bartolini escribió sobre la capacidad de sus geometrías para contar el mundo por analogía, en voz baja, sin clamores, pero en la clara teología de ’un piturâ/ che a j basta la sô veretât e vonde’. Un cuadro que mereció el afecto y la estima de sus compañeros de viaje.
Para enriquecer el punto de vista de la exposición, las vitrinas contienen varios textos autógrafos del pintor, que acompañó los años de su vida con reflexiones que anotaba diariamente en papeles que hoy dan testimonio de su alcance poético y literario, de su atención a los temas del arte y a los problemas del mundo.
De estos papeles, extraídos del archivo del pintor y en gran parte inexplorados, Colò extrajo material para la realización de"Fragmenta", un pequeño y delgado volumen que nos permite asomarnos al artista en lo más profundo de su pensamiento.
Fragmenta es también el título de la exposición, cuyo nombre recuerda el interés que anima la iniciativa y la intención de combinar las reflexiones teóricas del maestro con su obra, así como el extraordinario contexto en el que el pintor se encontró trabajando y viviendo, acompañado de figuras centrales del sistema cultural del que formaba parte viva: Intelectuales como Elio Bartolini, Tito Maniacco, Luciano Morandini y Amedeo Giacomini dedicaron al maestro Colò poemas y textos que permanecen como testimonio de la estima que le rodeaba.
Como apoyo a la exposición, se ha editado un catálogo con textos de Francesca Agostinelli y del arquitecto Giovanni Vragnaz, acompañado de la versión definitiva del poema de Elio Bartolini, a la que el autor llegó en 2005.
Aldo Colò. Fotografía de Danilo De Marco |
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