El gran pianista, compositor y director de orquesta Ezio Bosso, aquejado desde hacía años de una enfermedad neurodegenerativa, nos ha dejado esta mañana en Bolonia a la edad de cuarenta y ocho años. Nacido en Turín el 13 de septiembre de 1971, su excepcional talento le había permitido debutar muy joven, con sólo dieciséis años, en Francia, y le había llevado a estudiar contrabajo, composición y dirección de orquesta en la Academia de Viena, bajo la égida de Ludwig Streicher. Su carrera había comenzado en la década de 1990, y le había llevado a actuar y colaborar como compositor, intérprete y director en numerosas instituciones de todo el mundo: el Royal Festival Hall de Londres, la Ópera de Sídney, el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Carnegie Hall NYC, el Teatro Regio de Turín, la Sinfónica de Houston, el Festival de Perelada, el Teatro Carlo Felice de Génova, el Lago de Lugano, la Filarmónica de Vilna.
Luego, en 2011, la enfermedad, que sin embargo no le había detenido: desde 2015 había retomado una intensa actividad concertística, que le llevó de nuevo a los escenarios más prestigiosos del mundo. Y fue también durante este periodo cuando fue director invitado de la Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia, que dirigió tanto en el Teatro Comunale como en la Piazza Maggiore ante 10.000 personas para el Acto de Apertura del G7 Medio Ambiente. También dirigió durante dos años la Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia y otras como la Orchestra del Teatro San Carlo, la Orchestra Sinfonica Siciliana, la Orchestra da Camera di Mantova, la Orchestra da Camera Lituana con el solista Sergej Krylov, la Orchestra Filarmonica Toscanini di Parma, la Orchestra Filarmonica del Teatro Verdi di Salerno: recuerda especialmente el evento en el Parque Arqueológico de Paestum, con más de 8.600 espectadores y la Orchestra Giovanile Italiana di Fiesole con Anna Tifu en el Teatro Romano para el evento nacional de la Festa della Musica 2018. En 2016, su participación como invitado en el Festival de Sanremo que le había dado a conocer al gran público.
Como compositor, nos deja una cantidad considerable de sinfonías originales, composición para orquesta, música para dúo o trío o cuarteto de cuerda, así como composiciones para un solo instrumento y partituras cinematográficas (suya es, por ejemplo, la música de Quo vadis, baby? película de 2005 de Gabriel Salvatores, o las de Io non ho paura, también de Salvatores basada en la novela homónima de Niccolò Ammaniti: por esta obra recibió una nominación al David di Donatello en 2004). Algunas de sus obras se han publicado en álbumes que han sido un éxito de público: en particular, Music for weather elements, The 12th Room y Six breaths. Entre sus numerosos galardones destacan premios tan importantes como el Green Room Award en Australia (en 2010), el Syracuse New York Award en EE.UU. y el Flaiano d’Oro Award (ganado dos veces, en 2003 y 2005).
Hace apenas dos días, el 13 de mayo, había concedido su última entrevista en directo en RaiNews 24. Los derechos a veces se suspenden, lo sabemos“, había dicho, ”pero la música es una necesidad, como la respiración, como el agua. Es una de las cosas en las que debemos pensar todos juntos, y la necesidad de dársela a todo el mundo es la necesidad de un músico: distribuirla y hacer que la gente se sienta bien’. También habló de la situación actual: “Intento hacer mis habituales batallas sonrientes, con un cambio de vocabulario. El distanciamiento de seguridad es una cosa, pero el distanciamiento social es una expresión fea, es peligroso hablar de distanciamiento social porque entonces conduce al aislamiento social y a una pérdida de humanidad. Y una de nuestras funciones como hombres que cuidamos de los demás es dar normas, por supuesto, pero recordar a todos que hemos nacido para estar juntos, con nuestros debidos momentos de soledad. La música no necesita mucho, la cuestión es que necesita visión, necesita esperanza, necesita demostrar que está ahí, sobre todo no necesita quedar relegada a la típica cenicienta que se puede hacer desde casa, que ya está bien, como decía mi padre. En cambio, tiene una función, y esa función se la toma en serio todo el mundo, se distribuye. No es tanto lo que necesita la música, es el país, es la sociedad, somos nosotros los que la necesitamos”.
Sus últimas líneas, sobre la importanciade la música. "Es importante porque es una necesidad, porque la necesitamos para ser sociedad, para volver a ella, para educarnos incluso en una época diferente la música puede hacerlo. El poder mágico de la música es infinito por esa partitura, porque nos hace a todos iguales, porque nos hace a todos una sociedad trabajando para ser mejores, porque nos da esperanza y porque nos hace humanos de verdad, fuera de todo el solipsismo de las redes sociales y de este siempre y solo gritar y gritar nuestro. No, la música nos susurra y nos revela la vida’.
Adiós al gran pianista y compositor Ezio Bosso. La última entrevista: 'la música es una necesidad y nos hace humanos' |
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