Un artista estadounidense, John Bonafede, ha presentado una demanda contra el MoMA de Nueva York. ¿El motivo? Supuestamente fue acosado sexualmente mientras estaba desnudo para una actuación de Marina Abramović durante la exposición Marina Abramović. The Artist is Present que el Museo de Arte Moderno organizó en 2010. Según Bonafede, el museo no evitó que los visitantes del museo abusaran de él. La denuncia señala que Bonafede fue contratado para interpretar la famosa performance de Marina Abramović y Ulay de 1977 Imponderabilia (más sobre esto aquí), en la que dos artistas, un hombre y una mujer, se colocan uno frente al otro, completamente desnudos, en el umbral de una puerta: el público debe entrar, rozándose inevitablemente con ellos y decidiendo a quién mirar. Durante la exposición de 2010, los conservadores del MoMA animaron a los visitantes a pasar de una sala a otra atravesando a los dos artistas. Bonafede, habiendo sido informada de antemano de que los visitantes podrían entrar inadvertidamente en contacto con su cuerpo desnudo para pasar de una sala a la contigua, aceptó de todos modos el encargo, para el que se requería una calma absoluta: también parece que uno de los artistas contratados fue retirado del encargo al día siguiente de la inauguración, porque no había demostrado el autocontrol necesario para mantener la mirada fija delante de él (uno de los requisitos de la actuación).
Según la denuncia, Bonafede fue acosada sexualmente en siete ocasiones por cinco espectadores distintos de la exposición: cuatro de ellas fueron denunciadas inmediatamente al personal del MoMA, mientras que de la quinta hay constancia por parte del personal de seguridad del museo. Además, Bonafede afirma haber visto que su compañera, que estaba delante de él, también fue acosada al menos una vez, y haber participado en conversaciones con otros compañeros contratados para la misma actuación que supuestamente fueron acosados sexualmente en varias ocasiones. El acoso, según Bonafede, se produjo en todos los casos de forma muy parecida. “El visitante”, reza la denuncia, “bajaba la mano, la colocaba subrepticiamente entre las piernas del demandante y acariciaba o manoseaba sus genitales, demorándose un momento antes de pasar a la siguiente sala del museo”. En ningún momento, afirma la denuncia, "el demandante consintió, expresa o implícitamente, los tocamientos sexuales a los que fue sometido como intérprete en Imponderabilia“, y además, los ”tocamientos sexuales" no figuraban entre los fines de la obra. El contacto habría puesto entonces al intérprete en peligro de sufrir lesiones o de entrar en contacto con enfermedades de transmisión sexual, denuncia además Bonafede. En su opinión, el acoso se cometió por motivos de género, ya que los visitantes que le acosaron no mostraron la misma atención a su compañera. Sin embargo, hubo al menos una ocasión en la que, según Bonafede, la mujer que tenía delante fue besada en la boca, sin su consentimiento, por un visitante. Y, en las conversaciones que escuchó, surgieron historias de compañeras a las que se había manoseado repetidamente en los genitales.
¡El caso no surge ahora: ya en 2010, varios periódicos, como The New York Times, The New York Post, NBC y The Guardian, informaron de que los artistas participantes en la performance Imponderabilia estaban siendo acosados por los visitantes (con titulares como “Nude performers groped at MoMA exhibition”, “Someone at MoMA forgot the ’Look but don’t touch’ rule”, “Don’t grope art! Multitudes tocan desnudos vivientes del MoMA”). El MoMA habría sabido de los repetidos abusos a los que fueron sometidos los artistas (también porque, como se ha mencionado, cuatro visitantes fueron inmediatamente denunciados por Bonafede al personal, y la artista fue informada de que esos visitantes habían sido expulsados de la exposición), hasta el punto de que, según afirma la denuncia de Bonafede, también se definió un protocolo para el personal de seguridad, en el que se les informaba de cómo comportarse ante cualquier acoso por parte de los visitantes. Supuestamente, uno de los guardias de seguridad tenía también la misión específica de tranquilizar a los artistas tras cualquier abuso. Y de nuevo, durante las negociaciones previas a la exposición, los trabajadores ya habían expresado al MoMA su preocupación por los riesgos que correrían las artistas desnudas debido al posible comportamiento inapropiado de algunos visitantes.
Tras el acoso, se preguntó a Bonafede si podía seguir trabajando: el artista aceptó, sabiendo que continuar era lo que se le exigía como profesional. La acusación de Bonafede es que el MoMA, a pesar de ser consciente de los riesgos y también de conocer el acoso, no tomó medidas para proteger a los artistas a los que se pidió que reinterpretaran Imponderabilia para evitar más acoso por parte de los visitantes: este incumplimiento causó a Bonafede, según la denuncia, “años de angustia emocional” y “dañó la salud mental, la imagen y la carrera del artista”. El museo nunca facilitó a Bonafede los datos de los acosadores, impidiéndole así emprender acciones legales contra ellos, a pesar de que el MoMA había llevado un registro de cada uno de los incidentes en sus archivos y a pesar de que, al menos en un caso, el museo había registrado toda la información (nombre, apellidos, datos de contacto) del acosador porque, según revela la denuncia, era un trabajador del museo.
El MoMA, según Bonafede, debería haber sabido que los intérpretes de Imponderabilia estaban sometidos a un alto riesgo de acoso sexual. Además, al enterarse de los abusos, comprendió que las acciones no eran consentidas y eran ilegítimas y, a pesar de ello, el museo “hizo la vista gorda”, afirma la demanda, "y no hizo nada para proteger a la demandante y a los demás intérpretes de Imponderabilia". Por ejemplo, permitió que el espacio alrededor de los artistas estuviera a menudo congestionado, creando así las condiciones para que algunos visitantes acosaran a los artistas sin ser vistos por los demás, o no hizo nada para informar a los visitantes poco antes de participar en la actuación (y específicamente no indicó que el contacto sexual con los artistas no estaba permitido), y siguió exigiendo a los artistas acosados que continuaran con su actuación.
En su demanda, Bonafede pide que se celebre un juicio con jurado para determinar los daños y perjuicios que, según él, se le deben por la angustia emocional y el estrés causados por la “negligencia” del MoMA. Por el momento, el museo no se ha pronunciado al respecto.
Acoso mientras estaba desnudo en una actuación de Abramović: el artista demanda al MoMA de Nueva York |
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