En el jardín del MUSE - Museo delle Scienze de Trento, se iluminará hasta el 31 de mayo de 2021 unainstalación de luz y sonido titulada Trees Falling in Love. Una instalación que pretende recordar a través de luces, plantas, voces y sonidos ambientales la importancia del vínculo entre la humanidad y el mundo vegetal.
La obra se presenta como un bosque en miniatura, todo para ser escuchado. La voz (y el tiempo) de los árboles es el tema elegido por MUSE para este difícil final de año, proclamado por las Naciones Unidas “Año Internacional de la Sanidad Vegetal”. Un tema que se centra en nuestra relación con los gigantes del universo vegetal y que subraya la urgencia de la transición ecológica, la necesidad de tomar decisiones en equilibrio con la diversidad, la complejidad y la alteridad de la vida.
Se creó como puente ideal entre la exposición temporal Tree Time - Art and Science for a new alliance with nature, inaugurada el 30 de octubre, y las tomas de Forest Frame. La foresta tra sogno e realtà (El bosque entre sueño y realidad), exposición fotográfica de Maurizio Galimberti que llegará al Palazzo delle Albere en enero, la instalación Trees Falling in Love (Los árboles se enamoran) propone un juego de luces, sonidos y sombras, alternados con fuertes estruendos de árboles y una voz que repite, en quince idiomas diferentes, la frase “Señoras y señores, les pedimos que escuchen a los árboles”. El título de la obra recuerda la traducción inglesa de la tala de un árbol, pero también el tema del enamoramiento.
La obra es el resultado de una intensa colaboración entre varias partes: el aparato de luz y sonido está comisariado por Mariano De Tassis y Carlo Casillo de Miscele d’Aria Factory, con Nicola Fadanelli a la viola y el violín y Mauro Andreolli en la optimización del sonido, el asesoramiento científico de Costantino Bonomi, jefe de la sección de Botánica del MUSE, la instalación de la Agenzia Provinciale Foreste Demaniali y los Servicios Técnicos del MUSE, con la colaboración del Servicio Forestal de la Provincia Autónoma de Trento y el valioso apoyo de los patrocinadores (Itas Mutua, Zobele Holding SpA, DAO - Conad, Ricola, Montura).
La instalación es también una oportunidad para poner de relieve la combinación de naturaleza y tecnología orientada a la sostenibilidad. Se invita al público a reflexionar sobre cómo el uso energético de los recursos vegetales puede ser una importante contribución a un planeta más sostenible.
Trees Falling in Love está dedicado al cuidado, al encuentro entre arte y naturaleza. Es un “bosque urbano” simbólico, donde se evocan luces y sombras de la relación entre los árboles y la humanidad, el arte y la naturaleza, el sueño y la realidad.
“Una relación ancestral”, subrayan los autores. “La madera que el hombre obtiene del bosque se destina primero a servir necesidades primarias, inmediatamente después a otras más electivas y espirituales, como la producción de sonido, música, comunicación. El sonido dramático, primordial y sombrío de un árbol talado por el hombre puede ser, por tanto, según las motivaciones que lo impulsen, una premisa, un presagio y una metáfora de un uso nocivo e invasivo de la naturaleza, o todo lo contrario: un antecedente necesario y vital para la creación de belleza, música y armonía. Una obra que relaja la mente, un espacio de alegría, de juego pero también de reflexión, de escucha, de búsqueda del momento”.
La música compuesta para cuatro “woodwinds”, instrumentos de cuerda única, envuelve el camino. La pieza, única y serial, está compuesta en “verdadera” cuadrafonía: las notas se funden en la mente del oyente para generar una armonía que va más allá de la suma de las partes. Cíclica y repentinamente, el sonido de la tala de un gran árbol lo domina todo, para terminar con el sombrío sonido de un estruendo, que interrumpe por un momento la dimensión onírica, recordándonos los ciclos de la vida, las crisis y las extinciones. Sin embargo, de este golpe surge de nuevo la armonía de los cuatro instrumentos, y el bosque sonoro vuelve a brotar para el próximo visitante.
La luz se convierte en identidad a través de la articulación de formas y volúmenes, el surtido y la naturaleza diversa de las superficies, el contraste entre vacíos y sólidos, los colores y texturas de las distintas hojas, raíces y maderas. Al anochecer, la luz natural deja paso lentamente a la luz artificial, iniciando su danza de pequeños movimientos de intensidad y ligeros pero constantes cambios de color.
El bosque de Trees Falling in Love, aunque en miniatura, representa un bosque natural, rico en biodiversidad y, por tanto, más capaz de resistir acontecimientos extremos, permaneciendo intacto o volviendo rápidamente a la situación anterior. Hay individuos de distintas clases de edad: algunos patriarcas más viejos e individuos más jóvenes, signo de vitalidad y rebrote, de ciclicidad y continuidad en el tiempo. Existe una estratificación con muchos nichos ocupados por distintas especies que han desplegado estrategias particulares para adaptarse a las diferentes condiciones de luz y exposición.
Un bosque en miniatura para escuchar en el jardín MUSE |
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