Uffizi, inauguradas tres nuevas salas dedicadas a obras maestras de Andrea del Sarto y Fra Bartolomeo


La Galería de los Uffizi inaugura tres nuevas salas en la segunda planta con 25 obras de los maestros de la Florencia de principios del siglo XVI. Un itinerario que exalta la manera moderna del Renacimiento, con obras maestras de Andrea del Sarto, Fra Bartolomeo y el círculo artístico de la época.

Un viaje artístico a través de la “manera moderna” del Renacimiento florentino se abre hoy en la Galería de los Uffizi con la inauguración de tres nuevas salas dedicadas a grandes maestros como Andrea del Sarto, Fra’ Bartolomeo y el círculo de artistas activos en las dos primeras décadas del siglo XVI. Situadas en la segunda planta, estas salas marcan la conclusión del Tercer Corredor, ofreciendo al público una nueva visión cronológica y temática de la pintura renacentista.

Las nuevas salas albergan 25 obras que ilustran la extraordinaria creatividad de un periodo en el que Florencia fue el epicentro de la innovación artística. Andrea del Sarto y Fra’ Bartolomeo, protagonistas de esta etapa, se distinguen por haber contribuido al nacimiento de la llamada “manera moderna”, una fase de madurez del Renacimiento que trascendió con mucho las fronteras de la Toscana.

La primera sala está enteramente dedicada a Fra’ Bartolomeo, artista que representa el puente entre la cultura de finales del siglo XV y las nuevas corrientes del siglo XVI. El hermano pintor, influido por los maestros de su juventud como Sandro Botticelli y Perugino, supo fusionar estas inspiraciones con las investigaciones de Leonardo da Vinci sobre la luz y el movimiento del alma, creando obras de gran profundidad espiritual e intensidad expresiva.

En el centro de la sala se encuentra La Visión de San Bernardo, obra maestra de Fra Bartolomeo pintada a principios del siglo XVI. El cuadro dialoga idealmente con la Visitación (1503) de Mariotto Albertinelli, colocada enfrente. Albertinelli, antiguo colega y amigo de Fra Bartolomeo, compartió con él el estilo caracterizado por la solemnidad y la sencillez, con amplios paisajes y composiciones armoniosas. Este diálogo visual entre las dos obras permite al visitante comprender mejor la evolución artística florentina en ese periodo histórico crucial.

La segunda sala es un homenaje a Andrea del Sarto, el mayor protagonista de la escena artística florentina de las décadas siguientes. Sus obras monumentales, originalmente destinadas a altares de iglesias y cofradías, se reúnen aquí para ofrecer una visión completa de su producción artística. Entre las obras más significativas se encuentra la famosa Virgen de las Arpías, fechada en 1517. Esta pintura, situada en el centro de la sala, es un ejemplo de perfección formal y cromática, símbolo del equilibrio estilístico alcanzado por el artista en su plena madurez. La obra, procedente de la iglesia de San Francesco dei Macci, ilustra claramente por qué Giorgio Vasari, en sus Vidas, le llamaba el “pintor sin errores”. Andrea del Sarto, de hecho, fue un punto de referencia indispensable para generaciones de artistas florentinos hasta el siglo XVII.

La última sala, que cierra el Tercer Corredor, representa la variedad y vivacidad del panorama artístico florentino de principios del siglo XVI. Aquí se pueden admirar obras de artistas como Franciabigio, amigo y colaborador de Andrea del Sarto. Los dos artistas trabajaron juntos en varias ocasiones, como en los frescos del Chiostrino dei Voti en Santissima Annunziata y los del Chiostro dello Scalzo. Franciabigio se distingue por una sensibilidad más intimista y cotidiana, como demuestra su Retablo de San Giobbe de 1516, expuesto tras seis años de ausencia.

Junto a las obras de Franciabigio, la sala ofrece una amplia selección de pinturas de artistas que frecuentaban Florencia en aquella época, como el español Alonso Berruguete, que llegó a Italia hacia 1508 para estudiar las obras de Miguel Ángel y Rafael, y el sienés Domenico Beccafumi, conocido por su innovador uso del color. También es posible admirar obras de Domenico Puligo, otro destacado representante del círculo artístico de la época.

Entre las novedades más importantes de la nueva exposición destaca la reunión de cuatro paneles de la Camera Borgherini, un ciclo pictórico concebido para decorar un dormitorio de matrimonio en el palacio de los Borgherini, una familia de poderosos banqueros florentinos. Este proyecto artístico, creado por Andrea del Sarto, Pontormo, Francesco Granacci y otros, incluía una serie de pinturas que decoraban muebles y paredes, creando un conjunto decorativo único.

De los quince paneles originales, hoy sobreviven unos pocos, repartidos entre diversas instituciones, como la National Gallery de Londres, la Galería Borghese de Roma, los Uffizi y la Galería Palatina. La decisión de reunir los cuadros conservados en los Uffizi y en la Palatina ofrece al público una preciosa oportunidad de apreciar, aunque sólo sea en parte, la unidad del proyecto original, poniendo de relieve la importancia de este ciclo en la pintura florentina de la época.

“Estas tres nuevas salas”, afirma el director de los Uffizi, Simone Verde, “permiten contextualizar las salas de Leonardo, Miguel Ángel y Rafael del segundo piso de la Galería, reconstruyendo la riqueza y la vivacidad de la pintura florentina de las dos primeras décadas del siglo XVI, para mostrar plásticamente hasta qué punto el elevado ejemplo de da Vinci, Buonarroti y Sanzio inspiraba y guiaba a los artistas toscanos en su ejercicio creativo y estilístico en los albores del siglo XVI”. Los expuestos en los espacios inaugurados hoy son todos verdaderos maestros, capaces de expresar, cada uno según su propia personalidad, un notable ingenio pictórico, además de tener una importancia fundamental para la historia del arte".

“En esta exposición”, explica Anna Bisceglia, conservadora de pintura del siglo XVI en los Uffizi, “hemos querido restituir, de un vistazo y en una secuencia orgánica, la riqueza numérica y cualitativa que Florencia supo expresar a través de los numerosos artistas que se movieron en ese periodo de veinte años tan extraordinario en el frente artístico. Hemos explicado cómo, ya en los primeros años del siglo, Fra Bartolomeo supo dar una dimensión más monumental y clásica a la tradición anterior, y cómo Andrea del Sarto retomó ese ejemplo y el de Miguel Ángel, Rafael y Leonardo para su pintura perfecta y equilibrada, hasta el punto de que Vasari lo llamó ”el pintor sin errores". Y, junto a ellos, hubo otros pintores no menos importantes que supieron explotar la lección y los ejemplos de Miguel Ángel y Rafael, proponiendo cada uno una visión personal en la representación de la figura humana, las emociones, lo sagrado o las historias antiguas’.

Uffizi, las nuevas salas dedicadas a Andrea del Sarto
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