Uffizi, donación máxima de un millón de dólares para el Corredor Vasariano


Desde Estados Unidos llega una donación máxima de un millón de dólares a los Uffizi, destinada a la remodelación del Corredor de Vasari. El donante es la Edwin L. Wiegand Foundation de Reno, Nevada.

Una maxi donación para el Corredor de Vasari. En efecto, las Galerías de los Uffizi han recibido un millón de dólares para el nuevo trazado del Corredor de Vasari, cuyas obras están actualmente en curso. La donación ha sido efectuada hoy por la Fundación Edwin L. Wiegand de Reno (Nevada), representada por Raymond Avansino, Presidente y Consejero Delegado, y Marisa Avansino, Copresidenta y Presidenta. La firma tuvo lugar en el Auditorio Vasari de las Galerías Uffizi. “Agradezco sinceramente a Raymond y Marisa Avansino y a la Fundación Edwin L. Wiegand: su generosa donación se utilizará para completar la restauración del Corredor Vasari”, declaró el Director Eike Schmidt. “En particular, se utilizará para crear las exposiciones que lo convertirán en un verdadero paseo por la memoria, desde los epígrafes romanos y los retratos en mármol de la Antigüedad Clásica hasta los frescos desprendidos del siglo XVI, desde el espacio conmemorativo de la Noche de los Puentes (4 de agosto de 1944) hasta el espacio dedicado a la Masacre de Georgofili (27 de mayo de 1993). Estos atentados hirieron profundamente al Corredor de Vasari, así como a toda la ciudad de Florencia. También debemos a las víctimas de 1993 nuestro compromiso de llevar adelante las obras, de modo que la inauguración de la restauración tenga lugar en el próximo aniversario de la masacre de Georgofili”.

En el “nuevo” Corredor Vasari no se expondrán cuadros, ya que el Cuerpo de Bomberos ha prohibido expresamente la introducción de material inflamable. Por otra parte, la formidable colección de antiguos epígrafes griegos y romanos en mármol de los Uffizi, que hasta ahora había permanecido almacenada, saldrá por fin a la luz. Se trata de casi trescientas inscripciones en mármol, griego y latín, que constituyen el núcleo principal del museo epigráfico granducal creado entre los siglos XVII y XVIII, con algunas adiciones de principios del siglo XIX. Se recompone así una colección epigráfica ampliamente conocida en la literatura científica y por los viajeros desde el siglo XVIII; una colección que puede contarse entre las más antiguas de un museo público italiano. Los epígrafes permanecieron expuestos en los Uffizi durante casi tres siglos, hasta 1919, cuando la colección fue desmembrada y luego almacenada. Su remontaje en el Corredor, justo encima del Ponte Vecchio, se completará con aparatos didácticos adaptados a los criterios modernos de accesibilidad. Con la incorporación de esculturas helenísticas y romanas, al igual que ocurría en el Vasariano “original”, el Corredor se convertirá así, en gran medida, en un nuevo y apasionante itinerario arqueológico. Pero eso no es todo: también albergará los frescos del siglo XVI (desprendidos y almacenados en el siglo XIX) que antaño decoraban el exterior del pasillo en la sección que da a los Jardines de Boboli.

Durante el siglo pasado, esta estructura arquitectónica única se vio afectada por dos acontecimientos dramáticos de la historia de Florencia el paso de la Segunda Guerra Mundial, con la destrucción por parte de las tropas nazis que arrasó los edificios de ambas orillas del Arno en los extremos del Ponte Vecchio el 4 de agosto de 1944 y provocó el derrumbe de parte del propio Corredor; y la explosión mafiosa del 29 de mayo de 1993, que causó la muerte de cinco ciudadanos y graves daños a la Galería de los Uffizi y a su patrimonio. Por estas razones, dos sectores del Vasariano -en correspondencia con los lugares devastados por aquellos trágicos episodios- están destinados a albergar monumentos conmemorativos que den testimonio de estas tragedias y sirvan de advertencia para el futuro.

Pero eso no es todo: el interior del Corredor albergará también los frescos del siglo XVI (desprendidos y almacenados en el siglo XIX) que antaño decoraban el exterior del pasadizo en la sección que da a los Jardines de Boboli, y una selección de esculturas helenísticas y romanas, al igual que en el “original” vasariano.

Las obras de restauración, necesarias y, como se vio después del inicio de los trabajos, incluso urgentes, persiguen cuatro objetivos mejorar la seguridad estructural mediante trabajos de consolidación de las estructuras de los muros; adaptar el edificio a la normativa de prevención de incendios mediante un montaje libre de materiales inflamables, la reapertura y adecuación de las conexiones verticales preexistentes y la construcción de nuevos recorridos de emergencia dentro de las estructuras históricas; universalizar la accesibilidad al Corredor mediante recorridos en planta plana y la construcción de ascensores; y adecuar los sistemas y la contención de energía mediante la construcción de sistemas mecánicos de climatización y el aprovechamiento de la energía geotérmica.

El avance y el calendario de las obras, que se iniciaron en plena pandemia a finales de 2021, se vieron afectados por el descubrimiento de daños estructurales que exigieron importantes obras de consolidación, incluida la inserción de numerosas cadenas, sobre todo en los puntos vulnerables a las explosiones del 44 y del 93. Durante las obras, un aspecto positivo, se encontraron porciones del suelo original de Vasari y otros elementos del Corredor de Vasari del siglo XVI: grandes porciones de la terracota original, revoques antiguos y partes de mampostería de piedra.

Estos hallazgos arquitectónicos, cuya importancia histórica ha sido confirmada por datos de archivo, hicieron necesario planificar y hacer aprobar una variante del proyecto, con el fin de preservar y dejar visibles estos elementos originales. Los trabajos han llegado a un punto en el que pronto será posible instalar las obras en las distintas secciones del Corredor de Vasari.

Uffizi, donación máxima de un millón de dólares para el Corredor Vasariano
Uffizi, donación máxima de un millón de dólares para el Corredor Vasariano


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