Subiendo a la Torre de Mercurio, una de las torres de vigilancia más intactas de Pompeya, es posible tener una vista de todo el sector noroeste de la antigua ciudad desde su punto más alto. Desde el 23 de diciembre, es posible acceder a la Torre en grupos restringidos. Las torres de vigilancia se insertaron a principios del siglo I a.C. en las murallas para mejorar el control de la ciudad, y desde la Torre Mercurio se comprende la posición estratégica entre el Vesubio, el mar y el valle del Sarno.
La estructura tiene tres niveles, incluida la planta baja. Recientemente ha sido objeto de obras de restauración y mejora que afectan a todo el sector norte de las fortificaciones de Pompeya, tras lo cual también se podrá visitar la sección superior que unía la torre Mercurio con la siguiente. Los bloques de mampostería en particular, formados por diferentes materiales, pétreos y tobáceos, requerían importantes trabajos de seguridad y conservación.
También se reabrieron en esta zona dos ensayos ya realizados en 1927-29 por Amedeo Maiuri para sondear las fases más antiguas de la fortificación de la ciudad y su trazado urbano. Especialmente interesantes son las huellas de los surcos de las máquinas de guerra utilizadas para la defensa durante el ataque de Silla en el 89 a.C., que afloraron a lo largo del camino de ronda.
“Las investigaciones arqueológicas, coordinadas por el profesor Marco Fabbri, de la Universidad Tor Vergata”, explica el director del Parque Arqueológico de Pompeya , Gabriel Zuchtriegel, “han demostrado que donde ahora se alza la torre, hasta el siglo IV a.C. hubo una puerta de la ciudad, que luego fue borrada. Estos datos abren perspectivas apasionantes no sólo sobre el trazado urbano de la Pompeya más antigua, sino también sobre el espacio extramuros. Sería interesante saber adónde conducía esta calzada y si había tumbas a sus lados, como era costumbre en la Antigüedad”.
Ya en el siglo VI a.C. Pompeya contaba con una fortificación, que se reforzó y completó varias veces con el paso del tiempo hasta el siglo I a.C.. Sin embargo, no siempre fueron capaces de garantizar la protección, como ocurrió durante el asedio de Sula, que condujo a la toma de la ciudad y a su reducción a colonia romana. Es precisamente en este tramo de muralla entre la Puerta de Herculano y la Puerta del Vesubio donde son visibles las marcas de los proyectiles lanzados por las catapultas del ejército de Sulla.
En esta ocasión, se llevaron a cabo numerosas reconstrucciones de la cortina exterior, dañada en acontecimientos históricos anteriores, y, sobre todo, se añadieron al circuito de fortificaciones una serie de torres de vigilancia, situadas a intervalos más o menos regulares, a horcajadas sobre la cortina. Con la consolidación de la autoridad de Roma y la desaparición de los peligros exteriores, la función defensiva de las fortificaciones disminuyó en importancia y las murallas adquirieron un valor monumental y simbólico, urbanístico más que estratégico.
Pompeya, se puede acceder a la Torre de Mercurio, el punto más alto desde el que contemplar la ciudad antigua. |
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