Uno de los cuadros más bellos y famosos de Federico Barocci (Urbino, 1535 - 1612), la Madonna della Gatta, ha salido de los almacenes de la Galería de los Uffizi y vuelve a exponerse, tras más de diez años de ausencia, en el Palacio Pitti. La obra maestra de Barocci, pintada hacia 1598, será colocada en una nueva ubicación, en la Sala di Berenice, donde encontrará un lugar junto a otras obras de Barocci reordenadas para la ocasión en la misma sala (el Ritratto di fanciullo y la copia coetánea de laAnnunciazione). El lienzo permaneció en Urbino, tierra natal de Barocci, hasta 1631, año en que se trasladó a Florencia junto con los bienes de Vittoria della Rovere, que se había casado con el gran duque Ferdinando II de Médicis, doce años mayor que ella, cuando sólo tenía once años. Originalmente, la Madonna della Gatta (llamada así por el animal) se colocó en el apartamento de invierno de Vittoria della Rovere, en la primera planta del palacio Pitti, donde ahora vuelve a exponerse.
La obra, una de las más apreciadas de Barocci, fue objeto de numerosas copias, entre ellas el suntuoso tapiz realizado en 1663-1664 por Pietro Fevère por encargo de la propia Gran Duquesa, y conservado en los Apartamentos Reales del Palacio Pitti. Otras dos importantes obras de Barocci han regresado recientemente a la exposición tras un largo periodo almacenadas, en este caso en los Uffizi: se trata del monumental retablo de la Madonna del Popolo y del Noli me tangere, ambos alojados ahora en la Sala del Pilastro, uno de los principales espacios entre los recientemente inaugurados y dedicados a la pintura del siglo XVI, del que ya te hablamos en este artículo.
“Lo que el pintor imaginó para este cuadro, ejecutado hacia 1598”, explica Anna Bisceglia, conservadora de pintura del siglo XVI en las Galerías de los Uffizi, “es una de las interpretaciones más delicadas y teatrales de la maternidad. José levanta la cortina e inmediatamente introduce al espectador en el hogar, donde la Virgen acuna a su hijo. El detalle del que toma su nombre el cuadro es precisamente la gata amamantando a sus cachorros, colocada por el pintor justo en el centro de la escena, suavemente acurrucada entre las ropas de María. Un detalle que tiene la capacidad de proyectar de inmediato la imagen sagrada en una dimensión cotidiana, real, de simples afectos y movimientos del alma que el espectador siente cercanos y que le inducen a sentirse parte de ese suave diálogo de miradas y gestos. Y es precisamente en esta extraordinaria capacidad de combinar un sentimentalismo accesible, expresado con una representación clara e inmediata, con la elegancia de una materia pictórica muy refinada, donde Barocci se revela como el extraordinario protagonista de una época de transición, que retoma el legado de la gran pintura manierista y lo lanza decididamente al universo barroco”.
“El gran retorno de la Madonna della Gatta”, afirma Eike D. Schmidt, director de las Galerías de los Uffizi, “se inscribe en la estrategia de valorizar aún más el Palazzo Pitti trayendo de vuelta obras maestras que en su día se expusieron allí, pero que después fueron trasladadas a otros museos y a veces acabaron almacenadas”. La nueva disposición de la sala Berenice hace evidente la importancia del estilo de Federico Barocci para la pintura del siglo XVII, un elemento que se aprecia especialmente gracias a la exposición junto a la Adoración de los Magos de Luca Giordano y también a la presencia de pinturas del siglo XVII de la escuela florentina. Una composición de obras que exalta las elecciones cromáticas de Barocci, la articulación abstracta de sus drapeados y su sentido de los matices atmosféricos, fundamentales para la pintura del siglo siguiente. Por lo tanto, puede decirse que la colocación de la Madonna della Gatta en el Palazzo Pitti en perspectiva diacrónica es complementaria de la exposición de la Madonna del Popolo y el Noli me tangere en la Sala del Pilastro de los Uffizi, donde las dos obras maestras del maestro de Urbino forman parte del canto polifónico de pinturas de la Contrarreforma organizadas de manera sincrónica".
En la foto: Federico Barocci, Madonna della Gatta (c. 1598; óleo sobre lienzo, 233 x 179 cm; Florencia, Galleria Palatina, Palazzo Pitti)
La Virgen del Gato, obra maestra de Federico Barocci, sale de los almacenes de los Uffizi y vuelve a verse |
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