El Ministerio de Cultura ha dado un golpe de efecto extraordinario: la Tabula Chigi, un precioso relieve romano que data de entre los siglos I a.C. y I d.C. y que durante mucho tiempo se creyó perdido, ha sido encontrado y adquirido para las colecciones estatales. El Corriere della Sera se ha hecho eco hoy de la noticia en su edición de Roma.
La Tabula Chigi es una tabula iliaca, es decir, un relieve que representa varios episodios de una historia en paneles separados: estos paneles llevan el nombre de la Ilíada, ya que la mayoría de las tabulae narran precisamente episodios de la Ilíada. No sabemos para qué se utilizaban: tal vez como decoración de bibliotecas, o también como ilustraciones de los episodios narrados para difundirlos, o también en algunos casos pudieron tener una función votiva. Según algunos estudiosos, en cambio, podrían haber sido objetos de consumo para los nuevos ricos de la sociedad romana de la época (por ejemplo, libertos enriquecidos), que no tenían las habilidades para acercarse a los textos literarios, pero podían apreciar las historias de figuras. Según el reciente estudio (2010) publicado por Michael Squire en The Journal of Hellenic Studies de la Cambride University Press, podría tratarse más bien de obras de alto nivel, relacionadas con la poética literaria del mundo helenístico: las referencias que sólo podían captar los conocedores de los caligramas griegos y de la poesía helenística podrían hacer pensar que estas tablillas estaban destinadas a una clientela especialmente erudita, ya que estas tablillas “jugaban con las relaciones visuales-verbales helenísticas en general”.
En total se conocen veintidós tabulae iliacae: siete se conservan en Italia (la más famosa es la Tabula Capitolina en los Museos Capitolinos, donde se conservan otras tres tabulae en la Sala de las Palomas, después la Tabula Albani en Villa Albani, la Tabula Tomassetti en los Museos Vaticanos y la Tabula Borgiana en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles). La Tabula Chigi se había dado por perdida en un ensayo de David Petrain en 2012, y solo se conocía por ilustraciones del siglo XIX. En la tabla se pueden ver dos figuras femeninas entre las que hay un altar con un relieve que representa a un tañedor de cítara con dos bailarinas (probablemente Apolo entre dos Musas, dos Gracias y dos Horas, según Petrain: sin embargo, la presencia de Apolo no tiene relación con el resto de la figuración), y sosteniendo un tondo con varias figuras, mientras que con la mano libre sostienen una patera, un plato para ofrendas y libaciones. A lo largo de toda la superficie hay inscripciones en griego. Las dos mujeres son (lo sabemos por las inscripciones que las identifican) personificaciones de Europa y Asia. Por otra parte, las inscripciones contienen un epigrama en el que Alejandro Magno habla en primera persona: “Los reyes se han arrodillado ante mi lanza, y también sus pueblos, tantos como abrazos del Océano rodean la tierra. Soy hijo de Filipo, descendiente de Zeus por Heracles, y de mi madre Olimpia, de la raza de los eácidas”.
La Tabula Chigi se encontró en 1777 en la cantera de Porciliano, que en aquella época pertenecía a la poderosa familia Chigi, de origen sienés. La familia Chigi siempre fue propietaria: en 1928, el último miembro de la familia, Sigismondo Chigi, donó la Tabula a su esposa estadounidense Mariam Berry. Durante mucho tiempo la obra se atestigua en el Palazzo Chigi de Ariccia, y ello al menos hasta la década de 1930, aunque más tarde el historiador del arte Carlo Pietrangeli la menciona en su ensayo Scavi e scoperte di antichità sotto il pontificato di Pio VI de 1958. La Tabula no volvió a aparecer hasta 1989, tras la desaparición de Marian Berry Chigi en una caja de seguridad del Trust Company Bank de Atlanta, tras lo cual volvió a perderse su rastro. La obra ha sido redescubierta recientemente en Nueva York, y el hallazgo, explica el Corriere, “se debe a la tenacidad de Francesca Chigi, la última hija de Sigismondo y Marion, gracias a la labor del abogado Roberto Giustiniani, de Gitti & Partners, amigo de la familia”. Ayer mismo, el abogado cedió y entregó formalmente la Tabula, en nombre de Francesca Chigi, al Estado: la entrega tuvo lugar en presencia de Massimo Osanna, Director General de Museos del Ministerio de Cultura, y del Director del Museo Nacional Romano, Stéphan Verger. La Tabula Chigi se encuentra en un excelente estado de conservación.
“La Tabula es espléndida”, declaró Osanna al Corriere, “y es una gran alegría poder enriquecer la colección del Museo Nacional Romano con un testimonio tan lleno de historia”.
Golpe de MiC: se adquiere Tabula Chigi, un importante relieve romano que se creía perdido |
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