España, una anciana lega todas sus posesiones al Prado. Y el museo compra 15 obras

Una historia singular nos llega desde España, donde una maestra de escuela, Carmen Sánchez García, fallecida en 2016 a los 86 años, otorgó testamento nombrando heredero universal al Museo del Prado de Madrid: la señora Sánchez García dejó al museo un patrimonio de 758.646,18 euros, con la única condición de que se destinara a la compra de obras o a su restauración. La señora era miembro de la Fundación Amigos del Museo del Prado y había participado en muchas de sus actividades, y el museo madrileño, de acuerdo con su última voluntad, utilizó sus bienes para adquirir varias obras de arte entre 2017 y este año. En total, son quince los objetos que el museo pudo adquirir (la mayoría inéditos o de artistas que aún no estaban representados en las colecciones del Prado), que ahora se exponen, en una muestra titulada El legado de Carmen Sánchez. La última lección.

“El legado”, señala el museo en una nota, “ha permitido incorporar nuevos artistas a las colecciones y cubrir así algunas lagunas históricas del museo”. La adquisición más valiosa es una Alegoría de la Templanza de Alonso Berruguete (Paredes de Nava, 1490 - Valladolid, 1591), obra que pertenece al periodo en que el artista español permaneció en Italia. Otras obras importantes son un San Francisco en meditación de Mariana de la Cueva (Guadix, 1623 - ¿Granada?, después de 1688) y una Virgen del Carmen apareciéndose a San Simón Stock de Gabriel Antonio Corvoysier (Madrid, 1659 - 1725), significativas por ser las dos primeras obras identificadas de sus respectivos autores, lo que las hace especialmente relevantes para la historia de la pintura española. Mariana de la Cueva, pintora que vivió en el siglo XVII, fue elogiada por los biógrafos, pero se desconoce su actividad pictórica, como ocurre con muchas artistas femeninas del Siglo de Oro. Y también hay poca información sobre Corvoysier, por lo que la adquisición permite un mejor estudio de su arte, así como de la pintura española del siglo XVII. También se ha adquirido una Bañista de François Clouet (Tours, 1510 - París, 1572), artista francés poco presente en las colecciones españolas, y la obra La boulonnaise de María Blanchard (Santander, 1881 - París, 1932), considerada la artista española más importante antes de Picasso.

Los artistas que acabamos de describir no estaban representados en las colecciones del Prado: sin embargo, el legado de la Sra. Sánchez García permitió adquirir obras de artistas que ya formaban parte de las colecciones. Se trata de: un Retrato de caballero de Adriaen Thomaszoon Key (Amberes, c. 1545 - 1589); los Estigmas de San Francisco de José del Castillo (Madrid, 1737 - 1793), una de las escasas obras religiosas del autor, lo que permite profundizar en la influencia de la pintura de Mengs en la escuela madrileña del siglo XVIII; Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo, de Antonio Gisbert (Alcoy, 1835 - París, 1902), réplica del original conservado en el Congreso de los Diputados; dos cuadros históricos y un dibujo de la Sala de Constantino en el Vaticano de Eduardo Rosales (Madrid, 1836 - 1873); un retrato de Giuseppe Maria Ferdinando Dal Pozzo de José Aparicio (Alicante, 1773 - Madrid, 1838); la Sagrada Familia de la Encina del italo-español Luis Eusebi (Roma, 1773 - París, 182); un Paisaje napolitano de Mariano Fortuny (Granada, 1871 - Venecia, 1949), obra que condensa gran parte de las investigaciones que el artista realizó cuando vivió en Portici.

Todas las obras, señala el Prado, fueron examinadas en el laboratorio de restauración del Museo dentro del programa patrocinado por la Fundación Iberdrola España. Las compras (realizadas tanto en el mercado español como en el extranjero: para completarlas, el Prado sólo añadió 20.530,92 euros al fondo del legado) se concentraron sobre todo en pinturas del siglo XIX, el área de la colección en la que el Prado consideró más necesario intervenir. Más información sobre las obras en la página web del Prado.

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