El Museo Arqueológico Nacional “La Civitella” de Chieti cierra al público 20 años después de su apertura. ¿El problema? Esta vez Covid no tiene nada que ver: de hecho, el museo de los Abruzos cierra por falta de personal. El instituto había sido inaugurado el 18 de noviembre de 2000, en un edificio especialmente diseñado por el arquitecto Ettore De Lellis, con el objetivo de permitir la protección, puesta en valor y disfrute de los templos y el anfiteatro de la acrópolis de Chieti, así como de los hallazgos recuperados durante su excavación y los objetos de la colección del erudito Vincenzo Zecca, procedentes del Antiquarium Teatino y de las investigaciones arqueológicas de Chieti y la zona de la Marrucina. Un itinerario que abarca, por tanto, desde el Paleolítico hasta el siglo XIX, en un museo moderno y atractivo.
El anuncio se hizo el 3 de febrero(EDIT: la versión oficial, que llegó al día siguiente, habla en cambio de cierre por mantenimiento de los locales sometidos a infiltraciones de agua y por disposición de vacaciones del personal: más información en este artículo) y el motivo del cierre lo explicó Adele Campanelli, antigua funcionaria y gestora del MiBACT y durante diez años directora del museo Theatine, que habló de cierre “por falta de personal”. A diferencia de las demás instituciones bloqueadas temporalmente por Covid“, escribió Campanelli, ”el museo dedicado a la historia de la ciudad de Chieti no volverá a abrir ni siquiera con horario reducido. No puedo evitar sentir una gran pena por el hecho de que tantos recursos, tantas esperanzas y el compromiso de tantos profesionales y colaboradores se vean arruinados de esta manera en un momento de crisis que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas. Ciertamente, no es el cierre de un museo lo que va a sacudir los ánimos enrarecidos por otras muchas pérdidas. Sin embargo, también merece la pena reflexionar sobre esta pérdida, que esperemos no sea definitiva, pero sin duda “dolorosa”.
“El museo de Civitella”, explica Campanelli, “representaba una apuesta para esta ciudad y un intento de hacer públicos y accesibles al pueblo los resultados de una investigación arqueológica que ha devuelto a la bella ciudad la profundidad y la dignidad de la historia que durante mucho tiempo la había visto como hegemón del territorio a los pies de la Maiella oriental. Esta gloriosa historia había sido narrada a los habitantes de la ciudad con rigor y pasión en el museo con exposiciones y ambientaciones, huyendo de los trillados artificios didácticos que han convertido a tantos museos en aburridos manuales. El éxito de sus soluciones fue apreciado y admirado por especialistas y ciudadanos de a pie, que también expresaron su agradecimiento en publicaciones y comentarios. La ciudad se volcó en sus salas y en su parque en varias ocasiones, atraída por un programa variado y de alto nivel. Muchos jóvenes profesionales se formaron en las distintas ocasiones: arqueólogos, arquitectos, historiadores, restauradores, artistas, fotógrafos, músicos, actores, bailarines, deportistas, organizadores de eventos, etc. Ahora no hay lugar en esta ciudad para ese sueño, y los jóvenes no tendrán oportunidad de visitar esas salas para conocer su pasado. Las escasas unidades se concentran en el museo de Villa Frigeri, que siempre ha sido antagónico al nuevo instituto. Viejos óxidos personalistas se han adueñado de la débil estructura huérfana de una cuasi gerencia. No puedo sino lamentar y asistir impotente a este nuevo grave deterioro que hoy sufre Chieti”.
El museo depende de la Dirección Regional de Museos de los Abruzos, uno de los centros museísticos del Ministerio de Cultura, y se espera su reapertura. Probablemente se encontrarán soluciones provisionales (como ocurrió con la Biblioteca Nacional de Lucca, que estuvo en peligro de cierre por el mismo motivo: allí se recurrió a personal de Ales, la empresa interna de MiBACT). Sin embargo, ya es grave que se haya tenido que llegar tan lejos.
Entre los primeros en comentar la situación está la asociación Mi Riconosci, que siempre se ha mostrado activa en la protección de los lugares culturales y de quienes trabajan en ellos. La lista de lugares culturales en peligro por esta misma razón es muy larga“, comentan los activistas. ”Y para empeorar las cosas, a menudo, como en el mencionado caso de Lucca, se recurre a voluntarios o a personal subcontratado para evitar los cierres. Por eso la respuesta no puede encontrarse, como algunos han pedido, en la ayuda de asociaciones de voluntarios o de estudiantes. Los placebos de este tipo son peligrosos: no crean empleo y con demasiada frecuencia convierten el voluntariado y la precariedad en “soluciones a largo plazo”. Por tanto, lo que se pide a MiBACT es una intervención responsable que pueda devolver su museo al territorio teatino.
En la foto: una sala del Museo Arqueológico Nacional ’La Civitella’ de Chieti.
Chieti, el Museo Arqueológico Nacional cierra por falta de personal. Grave deterioro |
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