¿Qué tiene que ver el gran pintor francés Monet, exponente delimpresionismo, con un tranquilo pueblo del interior de Liguria? Es una historia tan sencilla como fascinante, se la contaré brevemente.
Dolceacqua es un pueblo de la provincia de Imperia, a pocos kilómetros del mar, construido sobre un espolón rocoso en el valle del torrente Nervia. Sobre el espolón rocoso se erigió un imponente castillo, cuyas casas descienden a sus pies. Para subir a la cima de la montaña, una red de callejuelas, escaleras y pasadizos serpenteantes hacían inexpugnable la fortaleza. Se formó así el barrio conocido como “terra”, con su aspecto típicamente ligur y aún medieval. El castillo pronto se convirtió en la codiciada fortaleza de la familia Doria, en posición de controlar el valle y el comercio entre el mar y las llanuras piamontesas del norte. Por este motivo, el pueblo creció y se desarrolló hasta tal punto que las dimensiones urbanas tuvieron que ampliarse más allá del arroyo, dando lugar a un barrio completamente nuevo.
El pueblo de Dolceacqua |
Los carruggi |
Ya se había erigido un puente de piedra con la llamada forma de “joroba” para unir las dos orillas y fue este puente el único acceso al casco antiguo durante muchos siglos. Así pues, el puente adquirió un preciso papel simbólico, además de funcional.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando el puente adquirió un eco internacional, cuando Monet, durante su estancia en Liguria, quedó fascinado por las sinuosas formas del puente y decidió inmortalizarlo en uno de sus cuadros y en otro posterior. A partir de ese momento, Dolceacqua, al igual que el ciclo de las Catedrales y los Nenúfares, tuvo su retrato en el lienzo.
Aún hoy, al acercarse al pueblo y detenerse justo antes de entrar en el puente peatonal, uno sigue fascinado por esa vista, con el tejido urbano aferrado al pie de las ruinas del castillo y abajo, con su esbelta forma arqueada, el puente, el puente de Monet.
El castillo |
El puente |
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