Una serie popular para conocer el Palazzi dei Rolli de Génova


En 2017, la editorial Aguaplano lanzó una serie de libros muy populares para dar a conocer algunos de los Palazzi dei Rolli más preciados de Génova. El último, sobre el Palazzo Spinola Pessagno, acaba de publicarse.

Una serie de libros para conocer algunos de los Palazzi dei Rolli menos conocidos de Génova. Esta es la iniciativa que lleva a cabo desde hace unos años, gracias también a la colaboración de algunos particulares que la apoyan, la editorial Aguaplano que, desde 2018 hasta la fecha, ya ha publicado tres volúmenes ágiles pero completos, todos escritos por el historiador del arte Giacomo Montanari (que desde hace tiempo lleva a cabo una meritoria actividad de valorización del patrimonio de los Rolli de Génova, que tiene su “clímax” más conocido cada seis meses en las Jornadas del Rolli, un evento de dos días durante el cual se abren las puertas de los palacios históricos a todos, incluso a los que habitualmente no se pueden visitar), en colaboración con otros estudiosos. Cada libro lleva el título del palacio al que está dedicado: el “prólogo” de la serie, publicado en 2017, es Palazzo Imperiale di Campetto en Génova (79 páginas, 18 euros, ISBN 9788897738886), seguido en 2018 por Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana en Génova, firmado por Montanari y Marco Franzone (96 páginas, 13 euros, ISBN 9788885803190), y que constituye el número 1 de la serie Génova y los Palazzi dei Rolli, y el último libro (y número 2 de la serie), en 2020: Palazzo Spinola Pessagno in Genova (96 páginas, 13 euros, ISBN 9788885803626), escrito junto con Sara Rulli.

El objetivo de la serie, que se sirve, en cada libro, de un rico aparato iconográfico que abarca tanto los elementos arquitectónicos de los palacios como sus decoraciones (también se han realizado campañas fotográficas especiales, que para los tres volúmenes llevan la firma de Laura Guida), es acercar al público un producto de alta calidad que le haga adentrarse en los salones de los Rolli: una divulgación de alto nivel envasada según rigurosos criterios científicos para hacer descubrir a aficionados y estudiosos los tesoros menos conocidos del sistema de los palacios de los Rolli, ese conjunto de residencias patricias que Montanari, en un capítulo introductorio del primer libro de la serie, define como “una estratagema eficaz para suplir la falta de un verdadero lugar representativo del poder (un palacio real, por ejemplo) de la República aristocrática con ocasión de las visitas de dignatarios extranjeros”. Los " roles“ (de donde deriva el nombre de ”Rolli") eran listas en las que se inscribían los palacios nobiliarios de Génova, divididos en categorías (“clases”) según su magnificencia, que se consideraban dignos de recibir a importantes invitados llegados del extranjero (soberanos, príncipes, cardenales, embajadores, dignatarios de diversos niveles), y que se distinguían por el esplendor de sus decoraciones y la grandeza de su arquitectura. A partir de las investigaciones de archivo realizadas hasta ahora, han surgido cinco “papeles”, los elaborados en 1576, 1588, 1599, 1614 y 1664, pero no es imposible que también existieran otras listas elaboradas en otras ocasiones. La ventana temporal 1576-1664 corresponde aproximadamente al periodo conocido como “el siglo de los genoveses”, el periodo en el que, escribe Montanari, “la pequeña República tenía en sus manos la solidez financiera de toda Europa”.



Cubierta del Palacio Spinola Pessagno de Génova
Portada del Palacio Spinola Pessagno de Génova


Cubierta del Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana en Génova
Portada del Palacio Brignole Durazzo alla Meridianaen Génova


Cubierta del Palacio Imperial de Campetto en Génova
Portada del Palacio Imperial de Campettoen Génova

El palacio que figura en el último volumen, el palacio Spinola Pessagno, se incluyó en los Rolli por primera vez en 1588, y de nuevo en 1599, cuando se terminó la decoración de estuco y frescos en la salita di Santa Caterina, no lejos de la Strada Nuova en la que se encuentran los Rolli más famosos, en una zona urbanística que, en la época en que se construyó el palacio, vivía un periodo de gran efervescencia constructiva. Hubo dos comisionados del palacio: Tommaso Spinola, de la rama de los Luccoli, a quien se debe la construcción del edificio y las decoraciones interiores, y Luca Negrone, que compró el palacio en 1574 a Tommaso Spinola y comenzó la decoración de la fachada. Sin embargo, explica Sara Rulli, el verdadero “impulsor” de todo el proyecto de comunicación interior y exterior fue “en todos los sentidos Tomaso Spinola, hijo de Nicolò y exponente de una de las familias más influyentes de la ciudad, hábil financiero activo en la alianza con la España de Carlos V, vinculado por lazos familiares a Angelo Giovanni Spinola, marqués de Arquata, banquero del Rey y embajador de la República”. Uno de los artistas más importantes de la época, Giovanni Battista Castello conocido como il Bergamasco (¿Crema?, 1525/26 - Madrid, 1569), participó en el proyecto, aportando el diseño de la portada principal y quizá algunos dibujos para otras entradas al interior, así como, probablemente, la idea del trazado arquitectónico que unía dos cuerpos preexistentes. Se trata de un edificio singular por su emplazamiento, ya que tuvo que enfrentarse a un espacio urbano de origen medieval: y es aquí, explica Sara Rulli, donde surge el genio de Bergamasco al “dosificar” lo mejor posible las exigencias de magnificencia de los modelos residenciales renacentistas con las difíciles condiciones urbanas. De hecho, el gran arquitecto consiguió imaginar un espacio moderno en todos los aspectos y comparable al de los palacios de la Strada Nuova: “espacios, interiores y exteriores”, escribe Rulli, “que él mismo contribuiría a definir trabajando en las residencias de Nicolosio Lomellino, Tobia Pallavicino y la de Vincenzo Imperiale en Campetto”.

He aquí, pues, las innovaciones introducidas por Bergamasco: un amplio atrio con una rampa de acceso desplazada respecto a la entrada, pero “reequilibrada” mediante “las diferencias de sólidos y vacíos, pesos y medidas y, por último, pero no menos importante, las complejas diferencias de alturas altimétricas, estableciendo una serie de peldaños para formar una escalera escenográfica cuya anchura cubre todo el ancho de la dimensión mayor de la sala, de pared a pared, dando así una sensación general de uniformidad a todo el entorno”. Para Bergamasco, por tanto, la dificultad se convierte en una oportunidad para innovar, por ejemplo conectando el hueco de la escalera y el nivel de acceso, en niveles diferentes debido a una gran diferencia de altura, mediante una estructura triforio que desemboca en la escalera, evitando la percepción de falta de profundidad continua. Una solución que posteriormente se aplicaría en otros palacios e incluso se exportaría a España, convirtiéndose en un modelo de referencia para la arquitectura de palacios y villas de los siglos XVII y XVIII. Otro elemento destacable es la exuberante decoración de la fachada, caracterizada por la alternancia de decoración plástica con espejos al fresco y un trazado (planta baja con rusticado liso, en este caso en piedra de Finale, planta principal con pausas de sillería entre las ventanas arrodilladas siguiendo también el ejemplo de Miguel Ángel, ricos elementos decorativos en los pisos superiores) de la que se desprende la actualización de Bergamasco de los ejemplos de algunas fachadas de palacios romanos de la época, como el palacio Spada (1548), el palacio Branconio (hacia 1520) y la casa Crivelli (1538-1539). El talento de Bergamasco se aprecia también en el portal, con dos hermas que sostienen un frontón de nervadura quebrada caracterizado por dos volutas espirales convergentes dirigidas hacia abajo, también modeladas según los modelos de Miguel Ángel: la transfiguración de los elementos arquitectónicos tradicionales en dos hermas femeninas revela, escribe Rulli, “todo el conocimiento y la reelaboración de la Antigüedad en clave manierista por parte del autor”. La preciosa decoración de estuco de los pisos superiores, que en la parte superior casi sustituye a la propia arquitectura, es también una extrema y refinada reelaboración manierista del gusto romano.

El atrio del Palacio Spinola Pessagno. Foto de Laura Guida
El atrio del Palacio Spinola Pessagno. Foto de Laura Guida


Palacio Spinola Pessagno, detalle de las decoraciones de la fachada. Foto de Laura Guida
Palacio Spinola Pessagno, detalle de la decoración de la fachada. Foto de Laura Guida

Los interiores están decorados con un rico papel pintado al fresco, que destaca por sus inusuales elecciones iconográficas y por la gran calidad de los artistas que participaron en la decoración. Estas obras, que datan de la primera mitad de la década de 1660, se remontan a los hermanos Andrea y Ottavio Semino, que dan la bienvenida a los visitantes en el atrio con un Perseo venciendo al monstruo marino, que, sin embargo, ha llegado hasta nosotros en un estado empobrecido (tanto en lo que respecta a los colores como a ciertos detalles). Otros frescos de temática mitológica conducen a la gran sala rectangular donde se encuentra la principal obra maestra del palacio, así como uno de los frescos más importantes de todo el siglo XVI genovés: se trata de un fresco que representa la hazaña del emperador Carlos V al derrotar a Juan Federico de Sajonia en Mu?hlberg, un tema que no tiene precedentes en el ámbito genovés y que, además, se reconoce como tal por primera vez en este volumen (antes se pensaba que el fresco se refería de forma más general a hazañas de la familia Spínola, pero los rasgos somáticos y las armas de Carlos V hacen inconfundible al emperador Habsburgo). Los paneles laterales también hacen referencia a batallas en las que participó Carlos V: Tommaso Spinola era capitán de los Habsburgo y la decoración de su residencia pretende reflejar el cambio de la situación política, especialmente tras el fracaso de la conspiración de los Fieschi, que tenía, entre otros objetivos, poner Génova bajo influencia francesa.

“La batalla de Mühlberg representada en Génova”, explica Montanari, “adquiere por tanto un significado doble y evidente: representa la victoria aplastante y la supremacía definitiva de Carlos V y (más en general) del eje de poder con España de los Habsburgo, apoyado abiertamente por la familia Spinola (como, por otra parte, muestran también claramente los frescos de tema histórico, que representan episodios de la lealtad de la dinastía familiar al Imperio desde el siglo XII, pintados por Andrea Semino en el palacio Spinola, más tarde Doria, en Strada Nuova); y al mismo tiempo subraya la inutilidad de rebelarse contra esta línea (así como la Liga de Smalcalda sufrió una humillante derrota en Elba, ese mismo año en Génova fueron los pro-franceses, del lado de los rebeldes Fieschi, los que fueron sometidos sin juicio de apelación)”. El palacio Spinola Pessagno reserva otra sorpresa, en la pequeña sala cuadrada contigua al salón principal: Se trata de una de las obras más interesantes y menos conocidas del gran Luca Cambiaso (Moneglia, 1527 - San Lorenzo de El Escorial, 1585), que realizó aquí un fresco que se caracteriza por su altísimo grado de acabado, la meticulosidad con la que el artista aplicó el material, así como la “sprezzatura con la que”, escribe Montanari, Cambiaso “teje sobre los cuerpos plásticos las transparencias y la gracilidad de los ropajes, que revolotean para subrayar los movimientos del alma de los protagonistas”. Se trata de una obra de la madurez del artista (década de 1660), que se distingue también por su inusual iconografía, la historia del tirano Cysphelos de Corinto, tomada de la obra historiográfica de Heródoto, y leída por el autor como una referencia más a los acontecimientos políticos contemporáneos (las escenas narran el cambio de régimen por un tirano ilustrado que instaura un buen gobierno, aunque, debido a la ausencia de precedentes, es difícil interpretarlas con certeza: No obstante, podría tratarse de una alusión a la hegemonía de Carlos V sobre Génova, acontecimiento que fue la base de la modernización de la ciudad).

Andrea y Ottavio Semino, Carlos V derrota a Juan Federico de Sajonia en Mu?hlberg. Foto de Laura Guida
Andrea y Ottavio Semino, Carlos V derrota a Juan Federico de Sajonia en Mu?hlberg. Foto de Laura Guida


Luca Cambiaso, Cipselo enviado por Apolo para conquistar Corinto. Foto de Laura Guida
Luca Cambiaso, Cipselo enviado por Apolo para conquistar Corinto. Foto de Laura Guida

La serie de Aguaplano Génova y los Palazzi dei Rolli tiene como elemento común a todos los volúmenes la insistencia de los autores en los elementos más innovadores y singulares de los palacios a los que se dedican los libros: puestos en fila, los libros componen una especie de corte transversal de la historia del arte genovés del siglo XVI-XVII que recorre novedades, modelos, referencias, fuentes, sin descuidar la historia de las familias que hicieron posible la construcción y decoración de estas suntuosas residencias. Por ejemplo, en el libro de Franzone y Montanari sobre el palacio Brignole Durazzo alla Meridiana (que no debe confundirse con el palacio Grimaldi alla Meridiana, que se encuentra enfrente), se reconstruyen las vicisitudes de las familias Brignole y Durazzo entre los siglos XVI y XVII, dando paso a las secciones del libro dedicadas a la arquitectura y la decoración. Merece la pena detenerse en las decoraciones ejecutadas por dos grandes artistas de la Génova del siglo XVII-XVII, Gregorio y Lorenzo De Ferrari, que trabajaron en los cuatro grandes salones laterales de la sala principal: tres son de Gregorio (Porto Maurizio, 1647 - Génova, 1726) y uno de Lorenzo (Génova, c. 1680 - 1744). La virtuosa intervención de Lorenzo, que al igual que su padre Gregorio pintó la bóveda de su sala con frescos de temas mitológicos, representa, según los autores, “una de las piezas pictóricas más significativas e importantes del siglo XVIII en Génova” por su uso delilusionismo perspectivo destinado a hacer tridimensional el espacio pintado (espectaculares marcos pintados de tal manera que ofrecen a los presentes en la sala la percepción de un espacio que se eleva, abriéndose a un cielo en el que se desarrolla la escena), actualizado sobre los resultados más maduros y deslumbrantes del barroco romano. Suyo es el Salotto della Primavera (Salón de la Primavera), que destaca también por la importancia del tema iconográfico elegido: dentro de un marco pintado, un Prometeo con rocallas revoloteando anima la estatua gracias al fuego arrebatado a los dioses, dándole vida y creando así al ser humano. La figura de Prometeo está flanqueada por las alegorías del Valor y el Ingenio, que se combinan para crear una especie de celebración de la familia Brignole, que no era de noble cuna pero había logrado ascender al patriciado gracias a sus méritos. Hombres hechos a sí mismos, diríamos hoy: y así los Brignole, en este salón, aspiran a celebrarse a sí mismos como, escriben los autores, “novedosos Prometeos capaces de cambiar el destino de la ciudad, igual que el Titán hizo con la historia del mundo”.

Un interesante capítulo del volumen está dedicado a la dispersa pinacoteca Brignole, la gran colección que comenzó en el siglo XVI y aumentó hasta el XIX, gracias a las continuas compras, legados hereditarios y dotes matrimoniales llegadas de otras grandes familias (los Lomellini, los Cattaneo y los Fieschi). La pinacoteca adornaba el palacio Brignole alla Meridiana: había, según fuentes antiguas, obras de Guido Reni, Van Dyck, Bernardo Strozzi, Luca Cambiaso, Domenico Fiasella, Valerio Castello, Grechetto, Gioacchino Assereto, Domenico Piola, Giovanni Battista Carlone, Guercino, Giulio Cesare Procaccini, Guido Cagnacci, Cornelis de Wael, Hyacinthe Rigaud. El libro recorre los acontecimientos que contribuyeron a la expansión de la pinacoteca de Brignole, deteniéndose a principios del siglo XIX: fue a partir de esta época cuando la colección se desmembró en gran parte.

En términos gráficos y de maquetación, los dos primeros libros de la serie no difieren del “prólogo” publicado en 2017, para el que también es posible establecer una especie de vínculo ideal con el nuevo volumen sobre el Palacio Spinola Pessagno, dado que en el Palacio Imperiale es posible encontrar una obra más de Luca Cambiaso, y de nuevo sobre el tema de la guerra (también un unicum): El artista genovés, de hecho, pintó las Historias de Cimone en una de las habitaciones de la casa de Vincenzo Imperiale (“Luca Cambiaso”, hipotetiza Montanari, "tuvo sin duda en sus manos el volumen de las Vidas paralelas de Plutarco“: el pintor, de hecho, se mantuvo estrictamente fiel al texto del historiador griego). Es interesante que la escena central describa, más que las hazañas, las virtudes civiles y militares de Cimone, célebre por su habilidad como estratega, pero también (y quizás sobre todo) por su grandeza moral. Las ”hazañas“ de Cimone están flanqueadas por retratos en estuco de dos emperadores romanos (Trajano y Adriano) y dos gobernantes modernos (Carlos V y Felipe II), hombres de excelentes dotes militares pero también hombres de cultura. ”Habilidades guerreras, capacidad para gobernar un país y ampliar sus fronteras, sin perder de vista la virtud más importante de un soberano: la preocupación por el bien de sus ciudadanos": estos son, según Montanari, los presupuestos ideológicos de las decoraciones.

Fachada del Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana. Foto de Laura Guida
Fachada del Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana. Foto de Laura Guida


Frescos de Lorenzo De Ferrari en el Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana. Foto de Laura Guida
Frescos de Lorenzo De Ferrari en el Palazzo Brignole Durazzo alla Meridiana. Foto de Laura Guida


Luca Cambiaso, Cimón al frente de los atenienses en Salamina (Génova, Palacio Imperial)
Luca Cambiaso, Cimone guiando a los atenienses en Salamina (Génova, Palazzo Imperiale)

Todos los volúmenes de la serie Génova y los Palacios de los Rollos se caracterizan por su formato ágil y sus amplias ilustraciones (con fotos en blanco y negro y en color: En este último caso, cada libro ofrece también detalles de los frescos difíciles de estudiar y analizar en persona, ya que a menudo se encuentran a considerable altura), bibliografías completas útiles para quien desee profundizar, y textos dedicados también a una combinación de rigor científico y claridad expositiva, que respetan todas las normas de la escritura de divulgación (por ejemplo, notas a pie de página al final del capítulo que contienen únicamente referencias bibliográficas, lenguaje accesible y explicaciones de temas históricos y mitológicos concretos), al tiempo que constituyen importantes avances científicos.

Y es que los libros de la serie incluyen innovaciones que atañen a la lectura de las obras, pero no sólo: en el libro dedicado al Palacio Brignole alla Meridiana, por ejemplo, la reconstrucción de los acontecimientos de la pinacoteca Brignole se llevó a cabo sobre la base de nuevas investigaciones de archivo. Todo ello demuestra, por tanto, que la divulgación científica no es, para un estudioso dotado de las herramientas adecuadas para ello, una práctica de segunda clase frente a la investigación académica, sino una digna compañera que, además de ser la intermediaria natural entre la academia y el público, a veces puede ser también, como los ensayos científicos, una oportunidad para hacer avanzar el conocimiento sectorial sobre un tema.

Una serie popular para conocer el Palazzi dei Rolli de Génova
Una serie popular para conocer el Palazzi dei Rolli de Génova


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