Sale a la luz un libro para aprenderlo todo, pero realmente todo, sobre la artesanía artística italiana

Se ha publicado un denso volumen sobre el mundo de laartesanía artística: se titula Fare è futuro. Viaggio nell’artigianato artistico, de Giovanni Lamioni (Presidente de Artex, Centro de Artesanía Artística y Tradicional de Toscana), y publicado por Innocenti Editore (480 páginas, 30,00 euros, ISBN 9788832175561). Producido por la Fondazione Atlante con la contribución de la Fondazione CR Firenze, el libro lleva al lector a un viaje por la artesanía artística, un sector bien conocido que representa un importante patrimonio económico y cultural: la tesis de Giovanni Lamioni es que se ha vuelto importante conocer en detalle los oficios artesanales de excelencia, para comprender y apreciar el valor de este sector, que representa uno de los puntos fuertes del llamado Made in Italy.

No corren tiempos fáciles para la artesanía artística, golpeada primero por la crisis económica posterior a 2007 y ahora por la crisis de Covid, pero a pesar de las dificultades, el sector no ha perdido su atractivo, y se está centrando en el necesario relevo generacional, esencial para la supervivencia del saber hacer italiano, pero también porque las nuevas generaciones nativas digitales pueden ayudar al sector a afrontar mejor los retos que el futuro plantea a la artesanía artística: Lamioni insiste mucho en la importancia del conocimiento y la formación. Y es precisamente a los jóvenes y a los estudiantes a quienes el autor pretende dirigirse, para que conozcan ese “mundo complejamente definido”, escribe Lamioni, “rico en elaboraciones excelentes, en el que la transmisión de los conocimientos sigue produciéndose según el modelo maestro-aprendiz, típico de los antiguos talleres renacentistas, pero que siempre busca la calidad, la mejora y la innovación, como ilustran los numerosos ejemplos de empresas de éxito creadas por jóvenes artesanos”.

En Italia, la artesanía artística es un sector de gran importancia económica, ya que se beneficia de un tejido de 200.000 empresas que emplean a unas 600.000 personas (datos de la CNA - Confartigianato): “la calidad de los productos, la investigación continua, el afán de superación, la profunda conexión con los territorios, la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente”, escribe Lamioni en la introducción del libro, “son sólo algunos de los factores de éxito que hacen que este sector sea cada vez más atractivo para quienes buscan labrarse una carrera”. La afirmación en los mercados internacionales de las empresas más importantes de la industria manufacturera (moda, alimentación, motores, náutica, textil) se basa en la artesanía tradicional, en el saber hacer, que, sin embargo, se ha visto profundamente innovado por la búsqueda de la calidad y la digitalización".

Artesano de la madera trabajando

Pero, ¿qué es, en esencia, la artesanía artística? El primer capítulo del libro intenta dar una definición, aunque el propio autor reconoce que es difícil dar contornos precisos a una expresión bastante elusiva que denota un sector estudiado por diversas disciplinas (economía, sociología, antropología, historia del arte, diseño, derecho). Pero Lamioni encuentra sin embargo una fórmula, definiendo la artesanía artística como “el sector económico que incluye todas las actividades y profesiones que tienen por objeto la producción, conservación y valorización de obras o productos artesanales que poseen un valor cultural”. Para que una obra se defina como artesanía, debe ejecutarse a mano o con ayuda de equipos y maquinaria, pero sin dar lugar a ejemplares idénticos, normalizados o producidos en serie. La idea es que cada obra de artesanía sea original y tenga una calidad técnica y estética apreciable. Los sectores de la artesanía artística están definidos por la Carta Internacional de la Artesanía Artística (cuyo texto se reproduce en el rico apéndice del libro), que los identifica como: confección a medida; marroquinería; fotografía; decoración; trabajo de la madera; trabajo de metales y piedras preciosas; trabajo del vidrio; trabajo de la cerámica; fabricación y transformación del papel; fabricación de instrumentos musicales; producción y transformación de alimentos; restauración y transformación del patrimonio cultural.

El libro se divide en cinco capítulos: el primero, introductorio, tiene por función definir la artesanía artística y sus valores y trazar su historia desde la antigüedad hasta nuestros días. A continuación, el segundo capítulo examina en detalle los oficios artesanos, clasificados por Lamioni siguiendo básicamente la lista del mapa: moda y confección, marroquinería y calzado, decoración, fotografía y estampas artísticas, madera, metales y orfebrería, instrumentos musicales y fabricación de violines, cerámica, vidrio y cristal, piedra y mosaico, papel y cartón piedra, enología y alimentación, restauración, oficios del espectáculo, mecánica y náutica, artesanía, diseño y otros oficios y servicios creativos, floricultura y jardinería. Para cada uno de los sectores, se identifican los centros de producción típicos o los centros de excelencia (no sólo los distritos más conocidos, como los de carpintería del Trentino, la industria de fabricación de violines de Cremona, los mosaicos de Rávena o la cerámica de Faenza, sino también las excelencias menos conocidas: por ejemplo, los talleres de carpintería de Saluzzo, la producción de vidrio de la provincia de Siena, donde se fabrica el 95% del cristal italiano, o el polo papelero de Frosinone) y se esboza su historia. El tercer capítulo se centra en las empresas y los trabajadores del sector, con un análisis del mismo basado en datos oficiales de las asociaciones profesionales, mientras que el cuarto identifica las cuestiones críticas y las oportunidades del sector en el escenario económico mundial.

Portada del libro

Una sección del cuarto capítulo investiga también las posibles conexiones con el turismo y el patrimonio cultural: “la artesanía, el turismo y el patrimonio artístico y cultural”, sostiene Lamioni, “están estrechamente relacionados por relaciones de fruición, venta de productos y prestación de servicios”. Esta conexión es especialmente evidente en las ciudades de arte, donde se promueven paquetes turísticos integrados que incluyen, además del alojamiento y las visitas a museos y monumentos, paradas en talleres o laboratorios de artesanía histórica donde es posible que los turistas conozcan los materiales y la mano de obra típicos y compren productos artesanales". Según Lamioni, la relación entre artesanía y patrimonio cultural es uno de los elementos básicos de la oferta turística de una localidad (el autor pone también el ejemplo de los productos artesanales que se venden en las librerías de los museos), también porque la imagen de Italia en el mundo está ligada al concepto de cultura entendido no sólo como patrimonio artístico y paisaje, sino también como conjunto de conocimientos y tradiciones artesanales y enogastronómicas. Todo contribuye, según Lamioni, a crear ese “estilo de vida italiano” que nos distingue en el mundo. La artesanía es, por tanto, para el autor, también un medio importante de valorizar nuestros territorios, especialmente los menos transitados por el turismo de masas.

El libro se cierra con un capítulo dedicado precisamente a las experiencias en Italia de valorización de la artesanía artística, con diversas aportaciones de expertos del sector. Completan el libro una rica bibliografía y una sitografía para conocer en detalle el sector, y dos textos fundamentales: la Carta Internacional de la Artesanía Artística y el Decreto Presidencial nº 288 de 25 de mayo de 2001, que identifica los sectores de la artesanía artística y tradicional. Un libro para hacer frente a los nuevos retos que se le plantean al sector: "los nuevos lenguajes y las nuevas tendencias del mercado -afirma Lamioni- imponen un replanteamiento global del sector. Invertir en los jóvenes significa invertir en el futuro y apostar por el desarrollo’.

Sale a la luz un libro para aprenderlo todo, pero realmente todo, sobre la artesanía artística italiana

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