No es fácil mantener al lector pegado a un libro sobre la relación entre Isabel de Este y las artes: porque el tema no es de los más fáciles, porque la historia del Renacimiento mantuano es mucho menos conocida que la de otros periodos renacentistas que han gozado de mayor reconocimiento público, y porque a menudo, en la historia del arte, los temas excesivamente circunscritos corren el riesgo, erróneamente, de ser vistos como cosa de especialistas. Isabel de Este. La signora del Rinascimento, publicado por Gualandi, es un libro que supera todos estos tópicos. Y no lo digo porque Lorenzo Bonoldi, el autor, sea un amigo: lo digo porque desde las primeras líneas se percibe la pasión que Lorenzo ha puesto al abordar este tema. Y después de todo, si la marquesa de Mantua ha sido objeto de las investigaciones de Lorenzo Bonoldi desde sus estudios universitarios, significa que en la base del libro no sólo hay un fuerte apego, sino también muchos años de trabajo.
Isabel de Este. La Dama del Renacimiento, de Lorenzo Bonoldi |
En esta primera parte del libro se dedica gran atención a los cuadros encargados para el studiolo del Palacio Ducal: Se recorren los acontecimientos que condujeron a la realización de las obras y se analiza el programa iconográfico que las sustenta, con Isabella d’Este que, simplificando y trivializando, es retratada como la Venus celestial que gobierna, junto a su esposo Francesco II Gonzaga (que en un cuadro adopta la apariencia del dios Marte) con justicia y amor a las artes, rehúye los vicios ahuyentándolos del jardín de las virtudes, y de la propia Venus recibe la coronación como sello de sus dones. Lorenzo Bonoldi analiza también aquí retratos conocidos y menos conocidos para hacer comprender al lector hasta qué punto el deseo de inmortalidad y de eterna juventud fue siempre una constante en la relación entre Isabel de Este y las artes.
Andrea Mantegna, Parnaso (1496-1497; París, Louvre). Pintura realizada para el studiolo de Isabel de Este |
El siguiente capítulo está dedicado a la relación entre la marquesa y Leonardo da Vinci: una relación centrada en el famoso retrato (... siempre volvemos aquí) que nunca llegó a pintarse, pero del que el Louvre, en su departamento de Artes Gráficas, conserva el cartón que nos ha dado la que quizá sea la imagen más famosa de Isabella d’Este. Ejemplo de ello es elÁngel de Giovanni Ambrogio de ’ Predis, de Leonardo, en la National Gallery de Londres, al que se dedica la tercera sección del libro y que, aunque no deriva de una utilización directa de la caricatura de Leonardo, como nos cuenta el autor, fue realizado a partir del modelo original trasladado y adaptado a las dimensiones del soporte utilizado por de’ Predis. Del mismo modo, del mismo cartón del Louvre derivaría un cuadro que ha sido redescubierto recientemente y que, por tanto, ha saltado a los titulares por una hipotética e improbable atribución al propio Leonardo: el retrato de Isabel de Este bajo la apariencia de Santa Catalina de Alejandría, que apareció en Suiza hace un par de años y del que también nos ocupamos en nuestra página web para aportar algunas pequeñas pruebas que pudieran refutar atribuciones excesivamente sonadas. De la misma opinión es Lorenzo Bonoldi, que asigna cautelosamente el retrato al taller de Leonardo y parte de la hipótesis de que el maestro, sobrecargado de trabajo, se habría negado a realizarlo él mismo, pero habría decidido sin embargo supervisar su ejecución y, descontento con el mal resultado, no lo habría enviado a la marquesa y lo habría “reciclado” como cuadro de devoción. La hipótesis del autor se apoya en el hecho de que los pigmentos utilizados en el cuadro serían los mismos que los empleados por Leonardo, y que la imprimación del lienzo se realizó según el procedimiento típico de Leonardo.
El último capítulo está dedicado a la llamada medalla de Isabel de Este, un objeto de celebración que siempre ha preocupado a los historiadores del arte, que se han esforzado por interpretar la hazaña y el lema que aparecen en el reverso del artefacto. Comparando la medalla con obras contemporáneas y antiguas y remitiéndose al estudio de las fuentes, Lorenzo Bonoldi intenta sugerir una sugerente interpretación del significado de la alegoría.
Isabel de Este. La signora del Rinascimento (La señora del Renacimiento), a medio camino entre un libro de divulgación, del que el volumen maneja los tiempos y el lenguaje con notable seguridad, y un ensayo de investigación, constituye una valiosa adición a la bibliografía sobre la marquesa de Mantua y ofrece una contribución válida, ágil y de gran calidad, escrita con gran pasión, a la difusión del conocimiento del Renacimiento mantuano, así como del de una de las mecenas más grandes, refinadas y cultas que ha conocido la historia del arte. Un verdadero libro de historia del arte: apto tanto para el experto como para el aficionado, rico en imágenes en color (uno de los méritos del libro reside en el hecho de que cada una de las observaciones del autor está adecuadamente apoyada por imágenes), con una prosa clara y elegante que no deja nada al azar, no se salta ningún pasaje lógico y pone constantemente al lector en condiciones de seguir con precisión las reflexiones y las hipótesis del autor. Y un volumen que, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, representa una de las novedades editoriales más interesantes de los primeros meses del año. Para leer con gran interés.
Isabel de Este. La Dama del Renacimiento
de Lorenzo Bonoldi
publicado por Gualandi
91 páginas
14,90 €
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