¿Ha acabado en Suiza el Nacimiento de Caravaggio? Las últimas noticias sobre la obra en el libro de Cuppone


El libro "Caravaggio, la Natividad en Palermo. Nascita e scomparsa di un capolavoro" (Nacimiento y desaparición de una obra maestra), de Michele Cuppone, saca a la luz el caso de la obra maestra de Caravaggio robada en 1969. ¿Tal vez acabó en Suiza? De ello se habla en el volumen que se publica en su segunda edición.

El robo de la Natividad de Caravaggio (Michelangelo Merisi; Milán, 1571 - Porto Ercole, 1610), obra maestra del pintor lombardo sustraída la noche del 17 al 18 de octubre de 1969 del Oratorio de San Lorenzo de Palermo, no deja de estar de actualidad, y es uno de los temas (pero no el único) del nuevo libro de Michele Cuppone, estudioso de Caravaggio: Se titula Caravaggio, la Natividad de Palermo. Nascita e scomparsa di un capolavoro, publicado por Campisano Editore (160 páginas, 30,00 euros, ISBN 9788885795716) y que, publicado hace un año con ocasión del cincuentenario del robo, se reedita ahora en una edición ampliada, revisada y actualizada, en la que no faltan las novedades. Un ensayo muy denso para hacer balance de la situación y desandar, de forma crítica y sin dejar el campo abierto a reconstrucciones fantasiosas, uno de los acontecimientos más enrevesados e intrincados de la historia del arte de los últimos cien años, también con el objetivo de entender dónde podría estar actualmente el cuadro. Pero, como se anticipaba, el ensayo de Michele Cuppone también habla de otra cosa: en concreto, el autor reconstruye la historia del cuadro a la luz de los últimos avances científicos.

Y es precisamente a partir de las vicisitudes históricas que comienza la discusión: “si la identificación de los personajes está bastante clara”, comienza Cuppone en la primera página del libro, “sobre la datación del cuadro sigue habiendo confusión”, ya que en los últimos años se ha discutido mucho sobre una posible ejecución en 1600, cuando Caravaggio aún estaba en Roma, en lugar de 1609. Según Cuppone, todos los argumentos en nuestro poder apuntan a favor de una realización en 1600. Las primeras pistas son de carácter biográfico: si abundan los testimonios sobre la presencia de Caravaggio en Mesina y Siracusa, donde el artista está históricamente atestiguado, no puede decirse lo mismo de Palermo. Algunos biógrafos mencionan su paso por la ciudad, pero sin explayarse, suponiendo probablemente la presencia de Caravaggio en la actual capital siciliana sobre la base de la presencia del cuadro: en realidad, sus primeros biógrafos (Giovanni Baglione, Giovan Pietro Bellori) no habían estado nunca en Sicilia y no disponían de fuentes verificables sobre el terreno, habiendo recogido testimonios orales y publicándolos después mucho tiempo después de una posible estancia en Palermo. También hay elementos de carácter estilístico-compositivo: la Natividad no tiene nada que ver con obras del periodo siciliano como la Resurrección de Lázaro y laAdoración de Mesina o el Seppellimento di santa Lucia de Siracusa, y en cambio se parece mucho más a obras ejecutadas en Roma a finales del siglo XVI y principios del XVII (como la Judit del palacio Barberini: el parecido de la Madonna de Palermo con la Judith romana es particularmente sorprendente).



Caravaggio, Natividad con los santos Lorenzo y Francisco (1600; óleo sobre lienzo, 268 x 197 cm; Palermo, antiguamente en el Oratorio de San Lorenzo, robado en 1969)
Caravaggio, Natividad con los santos Lorenzo y Francisco (1600; óleo sobre lienzo, 268 x 197 cm; Palermo, antiguamente en el Oratorio de San Lorenzo, robado en 1969).

La hipótesis de una datación en 1600 no es nueva: el primero en lanzarla, recuerda Cuppone, fue Enrico Mauceri, en 1925, y más tarde la aceptaron Edoardo Arslan y Stefano Bottari en 1951, con ocasión de la primera gran exposición sobre Caravaggio en Milán. Y fue precisamente con ocasión de esa exposición cuando la obra fue sometida a unas radiografías que revelaron una técnica similar a la que Caravaggio adoptó para los lienzos de la capilla Cerasi de Santa Maria del Popolo en Roma, también de principios del siglo XVII (1600-1605). Esto nos lleva a 1971, fecha de la publicación por Gian Lodovico Masetti Zannini de un documento notarial fechado el 5 de abril de 1600, del que Cuppone ofrece una útil traducción en esta segunda edición. Firmado en casa del mercader Alessandro Albani, con él Caravaggio se comprometió con otro mercader, Fabio Nuti, a pintar un cuadro cum figuris, que en 1982 Alfred Moir intentó identificar con la Natividad de Palermo (dado que las dimensiones del cuadro son casi superponibles con las indicadas en la escritura hallada por Masetti Zannini), hipótesis aceptada por Maurizio Calvesi en 2011. Sin embargo, faltaba un vínculo entre Nuti y Palermo, descubierto recientemente gracias a algunos hallazgos archivísticos de Giovanni Mendola y Francesca Curti: una transacción financiera cuyo beneficiario era una cofradía del Oratorio de San Lorenzo, y algunos contactos entre Albani y el erudito palermitano Mariano Valguarnera, que se encontraba en Roma en la primavera de 1600 y, sobre todo, estaba vinculado al Oratorio de San Lorenzo por lazos de amistad y negocios. Por otra parte, se descubrió que, en el verano de 1600, hubo una intervención en el Oratorio sobre la cornisa del altar mayor que, subraya Cuppone, “según parece se preparaba para albergar el retablo cerca de la fiesta laurentina”, el 10 de agosto.

El contexto, en definitiva, parece claro: “ahora es difícil creer”, concluye Cuppone, "que Fabio Nuti, que, como puede deducirse, solicitó a Palermo un retablo sacro con medidas congruentes con el cuadro y que, en los mismos meses, mantenía relaciones con la lejana Palermo, gravitando en torno al mismo lugar donde debía pintarse el cuadro, fuera ajeno al encargo de la Natividad". En definitiva, "gracias a la investigación interdisciplinar, podemos devolver [...] la Natividad a la época romana sin muchas incertidumbres". Y, cabría añadir, también se restituye así a Caravaggio una trayectoria estilística más lineal, sin el incongruente salto de la Natividad si se sitúa en el periodo siciliano. Evidentemente, faltan las pruebas explícitas que garantizarían una certeza absoluta, pero el cuadro aboga, no obstante, a favor de una datación en 1600, ampliamente aceptada últimamente por la mayoría de los críticos de Caravaggio. El siguiente capítulo del libro de Cuppone también se centra, en las primeras líneas, en las posibles objeciones, que llevan al autor a preguntarse si Caravaggio estuvo alguna vez en Palermo (la respuesta es que probablemente el pintor nunca estuvo en la ciudad, o su estancia no fue significativa). Pero hay otros enigmas por resolver, sobre todo la identificación tradicional de los santos, que dista mucho de ser evidente (por ejemplo, el “San Francisco” que hasta ahora aparecía sin estigmas, elemento que había suscitado más de una duda).

Portada del libro
La portada del libro

En cualquier caso, reconoce Cuppone, “la mayor y más grave incógnita que subsiste se refiere a la desaparición del cuadro y a cuál pudo ser su destino”. Un capítulo sobre la fortuna delNacimiento entre copias, reproducciones, películas y exposiciones (por ejemplo, la copia antigua de Paolo Geraci o la litografía del siglo XIX de Philippe Benoist) conduce a la sección que aborda el dilema del robo, sobre el que, subraya Cuppone, “no es exagerado decir que se ha dicho y escrito todo”, debido a que muchas de las hipótesis, incluso las más fascinantes, parecen totalmente incoherentes. Por ejemplo, la idea de que la mafia utilizó el Nacimiento en una supuesta negociación con el Estado para negociar una suavización del duro régimen para los mafiosos, el 41 bis: de hecho, en las declaraciones de Giovanni Brusca (el mafioso, posteriormente arrepentido, al que se atribuye el intento de negociación) no hay ninguna referencia al cuadro. Otra historia que hay que descartar es la que hizo circular el difunto erudito Maurizio Marini, que afirmaba haber visto el lienzo en un granero de Palermo, donde se lo llevaron unos vallistas, y que luego el trato se vino abajo (una historia, dice Cuppone, “que tiene todo el sabor de la fanfarronería”, dado que en su apoyo Marini citaba a eruditos que en el momento de sus declaraciones, 2006, habían desaparecido todos, y que no hay ninguna prueba de su hipótesis).

Otra leyenda es la del Caravaggio utilizado como “trofeo” en las cumbres mafiosas de la familia Corleone, desmentida sin embargo por un mafioso, más tarde colaborador de la policía, Francesco Marino Mannoia, según el cual tal práctica era una “payasada”, considerada perjudicial para la “seriedad” de la Mafia. La Comisión Antimafia también desmintió el mito de la Natividad abandonada en una pocilga y devorada por ratas y cerdos: esta versión tiene su origen en un testimonio del traidor Gaspare Spatuzza, que data de 2009, quien afirmó haber recibido la noticia de otro miembro de la Mafia, Filippo Graviano, quien a su vez, sin embargo, había conocido esta versión de la historia a través de una tercera persona. En realidad, se comprobó que se trataba de meras deducciones de Spatuzza y su informador, sin ninguna certeza de que el cuadro objeto de esta historia fuera la Natividad.

¿Qué sabemos entonces con certeza? El libro de Cuppone recoge las últimas noticias sobre el robo, algunas de las cuales han surgido también de nuevas investigaciones personales de archivo. Mientras tanto, la reconstrucción de cómo sucedieron los hechos: “Para entrar en el pequeño edificio, que carecía de sistema de alarma, bastaba con forzar los postigos, por otra parte defectuosos, de una de las ventanas que daban a la calle (antaño puertas de acceso antes de que se rebajara el nivel de la calle en 1806). Para facilitar su trabajo, los ladrones derribaron los numerosos candelabros alineados delante del cuadro del altar, que junto con otros muebles de los alrededores habían sido saqueados [...]. El crucifijo, sin embargo, situado delante del lienzo, fue respetuosamente colocado de pie sobre una silla [...]. A continuación se sacó el cuadro del marco junto con el bastidor, y se cortó todo lo que lo rodeaba sin dejar nada del lienzo original”. De una entrevista, concedida a The Guardian el 17 de octubre de 2019, por Antonella Lampone, hija de Maria Gelfo, que era la guardiana del Oratorio de San Lorenzo en aquella época, se desprende que también desapareció una alfombra, probablemente utilizada para resguardar el lienzo de la lluvia. Ninguno de los vecinos notó, o admitió haber notado, nada, ni se encontró nunca ningún registro caliente. Cargado en un Fiat 642, el lienzo inició entonces una serie de traslados que no pueden reconstruirse con precisión. Sin embargo, se conocen algunos pasajes: por ejemplo, en casa de uno de los ladrones la noche del robo, y después en una nevería en desuso de Brancaccio, donde la obra fue mostrada a un posible comprador (que abandonó inmediatamente las negociaciones al darse cuenta de la imposibilidad de poner en el mercado una obra tan importante y conocida). Se trataba, pues, con toda probabilidad, de un robo por encargo, y la mafia sólo intervendría más tarde, cuando incluso los ladrones se dieron cuenta de que nadie podría comprar el Nacimiento. La Cosa Nostra localizó inmediatamente a uno de los autores del robo (tal vez Riccardo De Santis) y se hizo con el cuadro, concediendo a sus propietarios entre 4 y 5 millones de liras como “consuelo”. El mafioso Gaetano Grado, que intercedió personalmente ante los ladrones, consiguió que llegara a manos del célebre capo Gaetano Badalamenti.

No está claro si fue en ese momento cuando se utilizó la obra en un intento, que luego fracasó, de obtener un rescate contactando directamente con monseñor Benedetto Rocco, el cura del oratorio. El entonces superintendente de Palermo, Vincenzo Scuderi, estaba al tanto de estos acontecimientos en 1974 (quien confirmó esta versión en una entrevista con la televisión suiza RSI en 2019): Cuppone redescubrió (y publica íntegra en esta nueva edición del volumen) una carta de Scuderi de ese año, en la que se mencionaba una petición de rescate y los contactos recientes entre monseñor Rocco y los cercados. Sin embargo, según Grado, la obra fue enviada a Suiza, a un anciano marchante suizo que la compró, ya en 1970: queda por saber si la negociación de 1974 fue un intento de venderla más tarde o un posible engaño. También por los documentos encontrados por Cuppone, nos enteramos de que el historiador del arte Rodolfo Siviero, famoso por sus recuperaciones “imposibles”, también se había puesto tras la pista del cuadro, y puesto que Siviero sólo se ocupaba de obras que habían acabado en el extranjero, el Caravaggio probablemente ya había acabado fuera de Italia. Según los últimos acontecimientos, el testimonio de Gaetano Grado (que en la época de los hechos tenía veintiséis años, hoy tiene setenta y ocho) habría permitido identificar al traficante suizo, cuyo nombre está actualmente cubierto por el secreto (no obstante, es necesario precisar que el hombre lleva años muerto y que Cuppone ofrece una pista), y por el momento queda por reconstruir la trama de sus conocidos, para comprender si la “pista suiza” podría conducir al descubrimiento de la Natividad de Caravaggio. Sin embargo, recientemente se ha sabido que se están relanzando las investigaciones a través de comisiones rogatorias internacionales que implicarían a Suiza de forma más directa: quizá no se hayan perdido las esperanzas de volver a ver la obra maestra de Michelangelo Merisi.

El libro de Michele Cuppone, que se caracteriza por su ritmo sostenido y una metodología precisa basada sobre todo en la investigación documental, como es práctica del autor, se concluye con una antología de historiadores del arte antiguos y modernos sobre la Natividad, una precisa biografía de Caravaggio y una rica revista de prensa de octubre de 1969: Todos los artículos han sido fielmente transcritos, incluido el único reportaje de la RAI, por lo que la colección constituye una valiosa fuente para rememorar la consternación del “día después” relatada en palabras de quienes vivieron el robo. Un volumen que, con un precio de cubierta inalterado a pesar de las numerosas actualizaciones y una maquetación editorial enriquecida (más páginas y láminas todas en color), representa por tanto el resumen más actualizado y completo del asunto. Con la esperanza, concluye Cuppone, de que el último capítulo del libro “se reescriba pronto, superado por la noticia de la tan esperada recuperación”.

¿Ha acabado en Suiza el Nacimiento de Caravaggio? Las últimas noticias sobre la obra en el libro de Cuppone
¿Ha acabado en Suiza el Nacimiento de Caravaggio? Las últimas noticias sobre la obra en el libro de Cuppone


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