Bolonia, se inicia una investigación sobre un raro manuscrito precolombino


El Codice Cospi, un manuscrito precolombino extremadamente raro, se conserva en la Biblioteca Universitaria de Bolonia. Se ha puesto en marcha una nueva campaña de investigación.

Un manuscrito precolombino extremadamente raro, conocido como el Códice Cospi, se conserva en la Biblioteca Universitaria de Bolonia y es actualmente objeto de una campaña de análisis, llevada a cabo en colaboración con el Museo Palazzo Poggi del Sistema de Museos Universitarios. Utilizando avanzadas técnicas no invasivas, un grupo de estudiosos intentará reconstruir la composición de los brillantes colores con los que se pintó el antiguo volumen entre finales del siglo XV y principios del XVI.

Realizada mediante la plataforma MOLAB, la nueva campaña de análisis es posible gracias a la financiación de la Fondazione Carisbo (bando Arte e Cultura) concedida al Departamento de Historia Culturas Civilizaciones de la Universidad de Bolonia.

“Se utilizarán técnicas avanzadas de obtención de imágenes hiperespectrales y de fluorescencia para cartografiar la distribución de los materiales utilizados, tanto orgánicos como inorgánicos, en todas las páginas del códice”, explica Davide Domenici, profesor de la Universidad de Bolonia que coordina la iniciativa. “Esto nos permitirá investigar las prácticas tecnológicas y pictóricas desarrolladas por los artistas precolombinos con un detalle hasta ahora impensable”.

El manuscrito azteca es uno de los rarísimos libros precolombinos (hay una docena en total) que han sobrevivido a los estragos del tiempo y a la acción destructora de conquistadores y evangelizadores. El códice, testimonio de un inmenso patrimonio bibliográfico a menudo condenado al olvido, fue probablemente llevado a Bolonia por el dominico español Domingo de Betanzos con ocasión de su encuentro con el Papa Clemente VII, el 3 de marzo de 1533. Desde entonces, el precioso manuscrito ha permanecido en Bolonia, pasando primero por la colección de Ferdinando Cospi y más tarde por la del Instituto de la Academia de Ciencias, hasta llegar a la Biblioteca Universitaria de Bolonia, donde se conserva en la actualidad.

En 2006 se llevó a cabo una primera campaña de análisis no invasivo. A partir de ésta, la primera de este tipo en el mundo para un manuscrito precolombino, los investigadores implicados (Davide Domenici, Antonio Sgamellotti, Costanza Miliani) comenzaron a analizar la mayoría de los manuscritos precolombinos existentes en instituciones como el Museo de América de Madrid, el British Museum, el World Museum de Liverpool, la Biblioteca Bodleiana de Oxford y la Biblioteca Vaticana. Ahora, después de quince años, los avances tecnológicos han puesto a disposición de los estudiosos nuevas técnicas de investigación, gracias a las cuales será posible conocer mejor las técnicas de escritura y dibujo aztecas.

La nueva campaña de análisis se está llevando a cabo utilizando la plataforma MOLAB de E-RIHS.En ella participa un equipo de investigadores del Centro de Excelencia SMAArt (Metodologías Científicas Aplicadas a la Arqueología y al Arte) de la Universidad de Perugia, del Instituto de Ciencia y Tecnología Química “Giulio Natta” (SCITEC-CNR) del CNR y del Instituto de Ciencias del Patrimonio Cultural (ISPC-CNR) del CNR, bajo la coordinación de Laura Cartechini (SCITEC-CNR) y Aldo Romani (SMAArt).

Los análisis del Códice Cospi se llevarán a cabo con un escáner Macro-XRF: un instrumento que utiliza rayos X para investigar la composición elemental del objeto en cuestión. A partir de la distribución de los elementos químicos, será posible identificar los pigmentos que los contienen. Por ejemplo, la distribución del oropimente, un pigmento amarillo de origen mineral, se reconstruirá a partir de la presencia de arsénico, el elemento que lo compone.

El manuscrito también se someterá a la cámara hiperespectral en el visible: un método de análisis que permite comprender cómo se absorbe, refleja y emite la luz visible. Dado que estas propiedades pueden ser específicas de determinados compuestos, es posible cartografiar su distribución a través de la cámara hiperespectral. En concreto, será posible, por ejemplo, cartografiar el uso de tintes orgánicos como el índigo, que se utilizaba, junto con arcillas específicas, en la producción del famoso Azul Maya.

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