Hasta el 30 de enero de 2022, el Palazzo Roncale de Rovigo acoge la exposición fotográfica 70 años después. La Gran Inundación, comisariada por Francesco Jori, con Alessia Vedova y Sergio Campagnolo, y promovida por la Fondazione Cassa di Risparmio di Padova e Rovigo.
“Recordar aquel acontecimiento hoy, setenta años después, es un deber social”, declaró el Presidente de la Fundación , Gilberto Muraro. “No tanto, o no sólo, para desandar una crónica que se ha convertido en historia, sino para comprender su génesis, lo que con el tiempo condujo a aquellos terribles días. Para reflexionar, en el presente, sobre la eterna e incumplida urgencia de respetar los ríos y el medio ambiente. Y es también una oportunidad para comprender, aunque los testigos directos del acontecimiento son cada vez más escasos, lo que ha quedado de él en el ADN personal y social de los polacos, de los que han seguido viviendo en Polesine y de los polacos obligados a nacer y crecer en otros lugares. Para quienes la Gran Inundación es una pieza importante de la historia familiar, aún presente pero fatalmente destinada a evaporarse generación tras generación”.
“Esta exposición”, prosigue Muraro, “pretende sobre todo centrarse en cómo esa tragedia afecta hoy al tejido físico, social y económico de Polesine. Tratar de investigar qué, además de memoria, dolor, tragedias personales y sociales, se deriva hoy, 70 años después, de aquel Diluvio. Que ciertamente paralizó un territorio pero que orgullosamente, gracias también a las ayudas estatales a las zonas desfavorecidas y a la ayuda de muchos italianos y otras personas, tuvo la fuerza de recuperarse, aunque permaneció al margen de la explosión industrial que cambió la faz de otras provincias de la región del Véneto a partir de los años sesenta”.
A falta de un verdadero desarrollo del sector industrial", subraya el comisario de la exposición , Francesco Jori, “Polesine se centró en la agricultura, reconvirtiéndola y modernizándola, desde el arroz hasta la horticultura”. Un territorio que ha convertido un Delta abandonado y enemigo, tierra de malaria primero y de pelagra después, en uno de los humedales más deseados e importantes de Europa, reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Biosfera. Que también ha cualificado el patrimonio de su mar, con cultivos de mejillón y piscifactorías de excelencia. Que se ha visto impulsada por esa tragedia a respetar, proteger y mejorar su medio ambiente. Y que ha vuelto a mirar a la globalización, recordando que durante un milenio, cuando Adria dio nombre a un mar, fue uno de los puntos de encuentro de las redes comerciales del mundo. En estos setenta años no han faltado ciertamente distorsiones y errores, fruto fisiológico de los tiempos y de la legítima necesidad de trabajo y prosperidad. Pero en su conjunto, este territorio constituye hoy un patrimonio medioambiental y humano que se ha perdido en otros lugares. Un patrimonio que hoy permite a Polesine seguir planificando un futuro de calidad".
Imagen: Un fotorreportero con su cámara camina sobre el agua durante la inundación en el campo de Polesine; detrás de él, a lo lejos, un operador con una cámara, 17 de noviembre de 1951 ©Archivio Publifoto Intesa Sanpaolo.
70 años después de la Gran Inundación: exposición fotográfica en Rovigo |
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