Del 11 de mayo al 24 de noviembre de 2019, la Fondazione Querini Stampalia de Venecia acoge una gran retrospectiva, titulada Luigi Pericle. Más allá de lo visible, enteramente dedicada a Luigi Pericle (Luigi Pericle Giovannetti, Basilea, 1916 - Ascona, 2001), un artista recientemente redescubierto, como informamos hace unas semanas en estas páginas. El artista, suizo de nacimiento pero de familia de origen marquesano, fue apreciado en vida por muchos de los grandes protagonistas internacionales del arte del siglo XX: desde el coleccionista Peter G. Staechelin a Sir Herbert Read, administrador de la Tate Gallery, del museólogo Hans Hess, conservador de la York Art Gallery, a los propietarios de la galería Arthur Tooth&Sons de Londres, donde expuso en los años sesenta junto a algunos de los más grandes artistas del siglo XX, como Karel Appel, Asger Jorn, Antoni Tàpies, Jean Dubuffet y Georges Mathieu. Pericles ha caído en el olvido también porque en 1965, tras una importante y larga exposición itinerante en varios museos de la zona anglosajona, se retiró a la vida privada. Siguió trabajando solo entre los artistas de la comunidad de Monte Verità, cerca de Ascona, adonde había llegado en los años 50 con su mujer, Orsolina Klainguti.
Hoy en día, Luigi Pericle está en el centro de un gran proyecto de recuperación crítica y filológica: el importante plan de estudio, restauración, conservación y catalogación de su patrimonio artístico (protegido por la Asociación “Archivo Luigi Pericle”) tiene ahora una de sus cumbres en la exposición veneciana, organizada durante la edición de 2019 de la Bienal de Venecia. Se trata de la primera etapa de un proceso de valorización que pretende reconsiderar la obra de Pericles en su totalidad, darla a conocer al gran público y devolverle el lugar que merece en la historia del arte. La exposición consta de cincuenta obras, entre pinturas sobre lienzo y masonita, así como bocetos sobre papel de los años sesenta y setenta, fruto de una larga reflexión sobre el lenguaje de la pintura y sobre el signo intuitivo como manifestación de pulsiones interiores y de una investigación visionaria a través de las capas más recónditas de la conciencia. Además, el mostrador diseñado para la Fondazione Querini Stampalia por el gran arquitecto Carlo Scarpa, que da nombre al espacio expositivo de la planta baja de la Fondazione, acogerá testimonios inéditos, fragmentos, notas autógrafas, ejercicios de análisis y páginas de diarios, junto con otras obras gráficas capaces de restituir al público la personalidad ecléctica del hombre, del artista y del pensador. Y de nuevo, cuadros dedicados a diferentes temas y presentados en la exposición en un orden a la vez cronológico y temático: pirámides y relojes(Marcha del Tiempo), portales(Matri Dei), lunas, golems, arcángeles, monstruos(Demonio de Madera o Der Hütter Der Schwelle), atentos a la lección de Francisco Goya y su “sueño de la razón”, que aquí, sin embargo, abre nuevas posibilidades para indagar en lo desconocido.
“Pintor, ilustrador, hombre de letras e intelectual polifacético”, reza la nota de presentación de la exposición, “Louis Pericles estuvo influido por la teosofía y las doctrinas esotéricas, participando en el debate cultural que estas corrientes determinaron durante el siglo. Pericles respiraba el aire místico del Monte Verità, que acogió a la célebre comunidad fundada en 1900 por Ida Hofmann y Heinrich Oedenkoven en la colina de Utopía, donde desembarcó la ”contracultura“ europea de la época. Fue en esos mismos lugares donde, a partir de los años 30, tomó forma la aventura intelectual de los encuentros Eranos, promovidos por Carl Gustav Jung (cuyo Libro Rojo fue redescubierto en los últimos años y expuesto en la Bienal de Venecia de 2013) y la teósofa y pintora holandesa Olga Froebe-Kapteyn”.
“Los volúmenes de literatura, filosofía, arte egipcio, teosofía, astrología que abarrotaban su biblioteca”, prosigue la presentación, “nutrieron los versátiles conocimientos de Pericles, fuente milagrosa de una inspiración que no se limitaba a la pintura, sino que se confiaba a miles de documentos tachonados de horóscopos, escritos sobre ufología, cuadernos atestados de ideogramas japoneses, símbolos cósmicos, medicina china y curas homeopáticas.” Según Pericles, “el arte refleja la disposición espiritual del hombre y es un instrumento dotado de clarividencia, siempre presiente acontecimientos futuros”. Así, su imaginería estaba llena de figuras hipnóticas, escenarios visionarios, mundos extraterrestres, puertas de las estrellas abiertas a civilizaciones mecánicas. No era sólo un pintor, sino también un librepensador, un escritor capaz de crear incluso una novela de ciencia ficción ambientada en una distopía post-atómica (el mecanografiado de la obra literaria, también olvidado, ha reaparecido recientemente).
La exposición, promovida por la Asociación “Archivio Luigi Pericle” de Ascona, está comisariada por Chiara Gatti en colaboración con Marco Pasi, de la Universidad de Ámsterdam (UvA) y la Asociación Europea para el Estudio de las Religiones (EASR), Michele Tavola, de las Gallerie dell’Accademia de Venecia, y Luca Bochicchio, director de la Casa Museo Jorn de Albisola, AdAC de la Universidad de Génova. El proyecto está patrocinado, entre otros, por el Consejo de Estado de la República y Cantón del Tesino, la División de Cultura y Estudios Universitarios del DECS, el Consulado General de Suiza en Milán, la Fundación Monte Verità de Ascona y la Fundación Eranos de Ascona. El catálogo ha sido publicado por Silvana Editoriale.
Venecia, gran exposición sobre Luigi Pericle en la Fondazione Querini Stampalia: primera etapa de su redescubrimiento crítico |
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