Urbino, exposición dedicada al Palacio Ducal en la Galleria Nazionale delle Marche

En la Galleria Nazionale delle Marche de Urbino, la exposición Il Palazzo Ducale di Urbino. I frammenti e il tutto (Los fragmentos y el todo), comisariada por Luca Molinari y Luigi Gallo. Una reinterpretación en clave contemporánea de la joya de la arquitectura renacentista italiana, el Palacio Ducal de Urbino, sede de la Galería.

Baldassarre Castiglione, en Il libro del cortegiano (El libro del cortes ano) publicado en 1528, escribió: “Entre otras cosas dignas de alabanza, construyó en el escarpado emplazamiento de Urbino un palacio que, en opinión de muchos, es el más bello que se puede encontrar en toda Italia; y lo amuebló tan bien con todas las cosas oportunas, que parecía no un palacio, sino una ciudad en forma de palacio”. En efecto, la riqueza del palacio ducal de Urbino no reside únicamente en su calidad arquitectónica y decorativa, sino también en ser un fragmento de ciudad, una especie de infraestructura que une Urbino y genera una complejidad única entre los espacios privados del duque y de la corte, los lugares públicos de la ciudad y el paisaje hacia el que se abre.

A pesar de su papel central y de ser una obra maestra indiscutible del Renacimiento italiano, la Galería considera que el Palacio Ducal de Urbino no recibe la atención y comprensión públicas que merece. De ahí la idea de una gran exposición en el edificio que alberga la Galleria Nazionale delle Marche, con el objetivo de ayudar al público en general a descubrir el Palacio Ducal, su importancia y complejidad histórica y arquitectónica, no sólo como un espacio de gran calidad que alberga importantes obras de arte, sino también como un artefacto espacial refinado y complejo que puede enganchar a los visitantes con la riqueza de sus detalles y disposición.

La exposición pretende ayudarnos a leer la densidad y riqueza históricas que se han ido estratificando a lo largo de los siglos, así como a captar su valor en la actualidad, de modo que el Palacio Ducal se viva como un patrimonio del tiempo presente y que la sensación de asombro que experimentemos sea una fuente de enriquecimiento cognitivo para todos nosotros.

Concebido a mediados del siglo XV por Federico da Montefeltro, que ya llevaba unos diez años en el poder, el Palacio Ducal se convirtió pronto en el principal monumento de la ciudad de Urbino y en uno de los ejemplos artístico-arquitectónicos más interesantes del Renacimiento italiano. Contar el edificio hoy significa, por tanto, relacionarse con su pasado, pero también (como hizo Federico con la tradición clásica) ofrecer una lectura contemporánea del mismo que va más allá de la historia, proponiéndolo como un organismo complejo que cambia con el tiempo. Es una historia estratificada, que a menudo no se percibe en su riqueza y que está hecha de usos y lecturas progresivas de los espacios monumentales.

“La exposición comisariada con Luca Molinari”, afirma Luigi Gallo, director de la Galleria Nazionale delle Marche, “se centra precisamente en la riqueza y contemporaneidad de este artefacto arquitectónico, implicando a autores de diversas épocas y de diferentes disciplinas que lo releen en clave contemporánea, poniendo de relieve la complejidad y densidad de su interpretación y uso a lo largo del tiempo y de diferentes maneras”. La exposición es el resultado de un trabajo que ha durado varios años y que se ha llevado a cabo gracias también a la colaboración con institutos de enseñanza superior como el ISIA de Urbino y el Doctorado en Teoría y Diseño de la Arquitectura de la Universidad La Sapienza de Roma, lo que ha permitido comprobar la capacidad de implicación de este extraordinario edificio nuestro en las generaciones más jóvenes".

Concretamente, tras el fin del Ducado, el edificio fue sede del Legado Papal y prisión. Y de nuevo, tras la Unificación de Italia, albergó el Instituto de Arte, la Escuela del Libro, las oficinas de la Prefectura, un cuartel, un liceo con su gimnasio, organizado en el sótano diseñado por Francesco di Giorgio. Desde 1912, alberga la Galleria Nazionale delle Marche, inaugurada por un jovencísimo Lionello Venturi y dirigida posteriormente por personalidades como Luigi Serra y Pasquale Rotondi, que la convirtieron en depósito de obras de arte durante los dramáticos años de la Segunda Guerra Mundial. En el piso de servicio, La Tempestad de Giorgione estaba escondida bajo la cama. El palacio ha inspirado el pensamiento de autores clásicos, como Baldassarre Castiglione, y modernos, como Carlo Bò, Giancarlo De Carlo, Paolo Volponi y Manfredo Tafuri (cuyo magnífico texto inédito extraído de sus conferencias universitarias se presenta en el catálogo), que han actualizado su contenido, ofreciéndolo al mundo contemporáneo.

“El palacio es, desde sus primeros fragmentos, un rico y denso palimpsesto de intervenciones que han tenido lugar a lo largo de los siglos hasta nuestros días”, explica Luca Molinari, comisario de la exposición. "Desde el primer palacio encargado por el conde Antonio Montefeltro con vistas a la Piazza Grande, seguido de las intervenciones de Guidantonio y Oddantonio, hasta la visión final de Federico da Montefeltro, que llevó en pocos años a la construcción de uno de los edificios monumentales más importantes del Renacimiento italiano. Pero lo que nos parece una imagen definitiva no se corresponde con la realidad, porque sólo unas décadas más tarde la familia Della Rovere construiría la segunda planta del palacio y sus interiores se vaciarían dramáticamente a partir de 1631, con trayectorias que llevarían al extraordinario patrimonio de libros y obras a trasladarse a Florencia y Roma. Los espacios interiores serían habitados por los legados papales, pero muchas partes del mismo albergarían con el tiempo la prisión judicial, el tribunal, el almacén de sal y tabaco, los archivos notariales, la Academia de Rafael y la escuela del libro. Sólo en el siglo XX una serie de iluminados y atentos superintendentes trabajaron en la construcción de la Galería Nacional e iniciaron fases de obras de instalación y restauración que han continuado hasta nuestros días.

La exposición se divide en diferentes espacios en el Sopralogge de la primera planta. A lo largo de los cuatro lados del patio, se puede ver el redescubrimiento del Palacio Ducal a través de la mirada contemporánea y la reinterpretación de sus rasgos arquetípicos, mediante diferentes tipos de análisis: arquitectónico, gráfico, tipográfico y fotográfico. Los temas de esta sección de la exposición son: El palacio como organismo, el trabajo fotográfico de los estudiantes del ISIA coordinado por Armin Linke que ilustra las transformaciones, los procesos y los espacios del Palacio Ducal, a través de un trabajo desarrollado durante los últimos cuatro años; El palacio como máquina, ilustraciones de diez paneles a imagen de los de Francesco di Giorgio, como si fueran carteles gráficos contemporáneos diseñados por Guido Scarabottolo; Il palazzo e la scrittura, reinterpretación de los elementos tipográficos del palacio a través del proyecto de los estudiantes del ISIA coordinados por Radim Pesko y Jonathan Pierini; Il palazzo e i suoi elementi, campaña fotográfica de los elementos arquitectónicos/decorativos del palacio desarrollada con el curso de fotografía del ISIA de la profesora Paola Binante: portales interiores, chimeneas, ventanas habitadas, incrustaciones de puertas y las propias puertas, suelos y bóvedas.

En las cuatro esquinas del patio, en cambio, la exposición se centra en el palacio como arquetipo de arquitectura colectiva, cuatro estudios en profundidad con arquitectos y autores contemporáneos que, junto con Luca Molinari, releen algunos de los rasgos fundamentales del palacio. Observan el cuerpo monumental, haciéndolo leer en su complejidad y manteniendo unidos los cuatro largos lados. Son cuatro capítulos que dan la posibilidad de leer el palacio en su unidad, pero desde puntos de vista diferentes: 1er ángulo/introducción: el diálogo entre Luca Molinari y el palacio, leído como una “ciudad en forma de palacio” con una sección axonométrica; 2º ángulo: Franco Purini sobre la relación entre las partes y el todo, reflexionando sobre la relación entre las matemáticas/geometría y el proyecto; 3er ángulo: Sara Marini a través de los estudios de Giancarlo De Carlo releyendo el palacio como megaestructura urbana; 4º ángulo: Annalisa Metta sobre el palacio como forma de paisaje releyendo la relación entre el paisaje interior y el exterior, además de leerlo como fragmento territorial.

La exposición abre de martes a domingo de 8:30 a 19:15 (taquilla cerrada a las 18:15), lunes cerrado. Entrada: 10 euros tarifa completa; 2 euros reducida; 1 euro reserva. Catálogo publicado por Marsilio

Galleria Nazionale delle Marche. Para más información, visite la página web del museo.

Urbino, exposición dedicada al Palacio Ducal en la Galleria Nazionale delle Marche

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