Por primera vez, las obras de Edward Hopper (Nyack, 1882 - Manhattan, 1967) llegan a la Suiza germanófona: del 26 de enero al 17 de mayo de 2020, la Fundación Bayeler de Basilea acogerá una gran exposición dedicada a uno de los más grandes artistas del siglo XX. En particular, la exposición se centrará en profundidad en la visión que Hopper tenía del paisaje americano en sus cuadros, un tema que rara vez se aborda en las exposiciones, donde los protagonistas suelen ser en cambio sus famosas escenas de la vida urbana ejecutadas entre los años veinte y los sesenta.
El artista inauguró un enfoque moderno de un género artístico establecido por la tradición: los paisajes hopperianos sólo muestran sutilmente la acción del hombre sobre la naturaleza; presentan espacios ilimitados que, sin embargo, parecen representar sólo una ínfima parte de un todo inmenso.
Son composiciones de clara geometría; elementos típicos son las casas que simbolizan el asentamiento humano. Las líneas de ferrocarril estructuran los cuadros horizontalmente y representan la aspiración del hombre a medirse con la inmensidad del espacio. La extensión del cielo y una luz particular permiten percibir, incluso en un paisaje estático, la grandeza de la naturaleza en constante movimiento.
Además, los paisajes de Hopper dan la impresión de que acontecimientos invisibles suceden fuera del cuadro, como en el caso de Cape Cod Morning, un cuadro de 1950: la mujer está atenta mirando por una ventana, pero el espectador no puede ver lo que observa porque está fuera del espacio pictórico. Los paisajes visibles contrastan siempre con los paisajes interiores, invisibles y subjetivos, del observador.
Todos sus cuadros están impregnados de melancolía y soledad. Al comparar paisajes rurales y urbanos, Hopper también denuncia a veces la brutal intrusión del hombre en la naturaleza, ya que aporta la idea de unaAmérica melancólica, marcada por los lados oscuros del progreso; un enorme espacio sin límites que se ha hecho popular sobre todo en su versión cinematográfica, desde North by Northwest, de Hitchcock, a París, Texas, de Wim Wenders, o Bailando con lobos, de Kevin Costner. En una sala de la exposición se proyectará un cortometraje en 3D titulado Dos o tres cosas que sé de Edward Hopper, el particular y personal homenaje del director al pintor. En busca delespíritu Hopper, Wenders viajó por América, recogiendo impresiones que más tarde se reunieron en la película creada para esta exposición.
La exposición presenta 65 obras de Hopper realizadas entre 1909 y 1965, y la idea de ésta surgió del préstamo permanente de Cape Ann Granite, un paisaje que el artista realizó en 1928. La obra formaba parte de la Colección Rockefeller desde hacía décadas y data de un periodo en el que crecía el interés por la obra de Hopper. La exposición está organizada por la Fundación Beyeler en colaboración con el Whitney Museum of American Art de Nueva York, que posee la mayor colección mundial de pinturas de Hopper.
Información: www.fondationbeyeler.ch
Horario: Todos los días de 10.00 a 18.00; miércoles hasta las 20.00.
Imagen: Edward Hopper, Mañana en Cape Cod (1950; óleo sobre lienzo, 86,7 x 102,3 cm; Smithsonian American Art Museum, donación de la Fundación Sara Roby) © Herederos de Josephine Hopper / 2019, ProLitteris, Zúrich. Fotografía: Smithsonian American Art Museum, Gene Young
Una gran exposición en la Fundación Beyeler lleva por primera vez los paisajes de Hopper a la Suiza alemana |
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