Del 8 de julio al 9 de octubre, Piero Mar ussig (Trieste, 1879 - Pavía, 1937), uno de los protagonistas de la temporada Novecento Italiano, regresa a su ciudad con la exposición Piero Marussig. Camera con vista su Trieste en el Civico Museo Sartorio. La exposición, promovida por el Ayuntamiento de Trieste - Departamento de Políticas Culturales y Turísticas y comisariada por las historiadoras del arte Alessandra Tiddia, conservadora y conservadora del Mart-Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto, y Lorenza Resciniti, conservadora del Civico Museo Sartorio de Trieste, reúne una serie de pinturas procedentes del Civico Museo Revoltella y de colecciones privadas.
El proyecto de instalación, comisariado por la historiadora del arte Federica Luser para Trart, presenta los momentos más destacados de la obra de Marussig, a saber, el periodo triestino recogido en la villa Chiadino y el periodo milanés en el que el artista fue protagonista de la temporada del Novecento Italiano. Las obras de sus años en Trieste (de 1906 a 1919) reflejan su percepción de un “macrocosmos encerrado en el microcosmos de su casa, donde coincidían interior y exterior, naturaleza y ciudad, vida privada y vida social. Chiadino era su Tahití”, como escribe la historiadora del arte Elena Pontiggia (comisaria junto a Elena Colombo, historiadora del arte y directora del estudio artístico del mismo nombre en Milán, y Alessandra Tiddia, del catálogo dedicado a Piero Marussig e Claudia Gian Ferrari Un omaggio triestino, publicado por Trart a finales de 2020). “Para un pintor intimista, de hecho tan intimista como él, la naturaleza no iba más allá de los perímetros, por amplios que fueran, de su jardín, y para pintar la vida sólo necesitaba las figuras y las cosas que veía en sus habitaciones, en la explanada de grava blanca frente a la villa, en el parque de árboles y plantas que la rodeaba”.
Siesta (1912), Serata a Trieste (1914), Concertino nel parco (1916) son algunas de las obras de la exposición relacionadas con este tema. Pinturas impregnadas de una sensación de confort íntimo, esa “Gemütlichkeit” difícil de traducir con un sinónimo italiano, pero que corresponde a una sensación de armonía entre uno mismo y su entorno, como bien ha observado Alessandra Tiddia en el curso de sus estudios dedicados al artista. Los cuadros de Piero Marussig son ventanas abiertas a la ciudad y cerradas para contener un mundo íntimo de afectos y de “cosas pequeñas y bellas”.
El proyecto expositivo se detiene a continuación en el periodo milanés, que comenzó en 1919 con su primera exposición individual en la Galería Vinciana de Milán, que abrió al artista las puertas de la crítica y las del salón de Margherita Sarfatti, introduciéndole efectivamente en el medio artístico italiano. En 1920, Marussig se trasladó a la ciudad lombarda y desde entonces expuso junto a los pintores que creían en la traducción de los modos clásicos italianos a un lenguaje moderno: Anselmo Bucci, Leonardo Dudreville, Achille Funi, Emilio Malerba, Ubaldo Oppi y Mario Sironi. Combinando sus propias investigaciones con las de sus colegas, Piero Marussig abandonó el color expresivo y dio mayor solidez a sus figuras, transformando la cotidianidad íntima típica de sus obras “triestinas” en una dimensión suspendida e idealizada. Hasta 1932, Piero Marussig participó en todas las actividades del grupo, exponiendo en importantes muestras en Italia y en el extranjero.
“Sólo podía ser el Museo Sartorio, una casa-museo, una joya enclavada en la colina de San Vito la sede de este ensayo sobre la pintura triestina”, afirma Lorenza Resciniti. “En primer lugar, porque desde las ventanas de la segunda planta, donde se exponen las obras, hay una magnífica vista sobre los tejados de las casas de la ciudad, el golfo y la costa, tal y como Marussig la ofrece en sus cuadros. En segundo lugar, porque esta sede de los Museos Cívicos de Trieste es el lugar ideal -por su atmósfera de intimidad doméstica, en la que gusta sentarse en silencio y observar el interior y el exterior- para exponer las obras incluidas en este proyecto, preciosas pinturas normalmente conservadas por un cariñoso coleccionista privado, que generosamente las pone a disposición de todos nosotros”.
Para más información, visite www.triestecultura.it.
Imagen: Piero Marussig, Siesta (1912)
Una exposición en Trieste sobre Piero Marussig con obras del Museo Revoltella y de colecciones privadas |
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