Celebrada del 2 de abril al 31 de julio de 2022 en la Fondazione Monteparma de Parma, la exposición IO TU IO. Renato Vernizzi y Luca Vernizzi: u n siglo de retratos, con la que la fundación prosigue su actividad de redescubrimiento y valorización del patrimonio artístico local presentando, en una especie de diálogo intergeneracional que abarca todo el siglo XX hasta nuestros días, los retratosdel pintor parmesanoRenato Ver nizzi (Parma, 1904 - Milán, 1972) junto a los de su hijo Luca Vernizzi (Santa Margherita Ligure, 1941), artista consagrado que supo crecer en la tradición familiar manteniendo una fuerte originalidad expresiva.
Los protagonistas de esta exposición, comisariada por Angelo Crespi y Carla Dini, son, junto a los dos pintores, los numerosos personajes que pueblan sus intensas obras. Además de los miembros de la familia, son muchos los rostros conocidos del mundo cultural y artístico, algunos de ellos muy vinculados a Parma, que hacen que esta propuesta resulte especialmente cautivadora: Arturo Toscanini, Giorgio Torelli, Baldassarre Molossi, Giulietta Masina, Mariuccia Mandelli (Krizia), Giovanni Testori, Giuseppe Sgarbi, Umberto Veronesi, Paolo Crepet y Mario Andreose son sólo algunos de los nombres famosos que figuran en la exposición.
El recorrido, compuesto por un centenar de obras procedentes de la colección de arte de la Fundación Monteparma y de coleccionistas privados, permite reconstruir los momentos más destacados de la producción artística de Renato Vernizzi y Luca Vernizzi, presentando las obras de los dos pintores a lo largo de recorridos autónomos pero también en una interesante sección dedicada a las comparaciones, descubriendo las asonancias y divergencias que caracterizan sus investigaciones.
Renato Vernizzi comenzó a pintar en el temperamento de la llamada “vuelta al orden” y, en los primeros años de su aprendizaje, se acercó a la nueva estética del Novecento, el movimiento concebido por Margherita Sarfatti, que ejemplifica bien en un cuadro de absoluta compostura como Donna che legge (1928). Tras trasladarse de Parma a Milán a mediados de los años treinta, Vernizzi se interesó por los dictados más impresionistasy luminosos del chiarismo lombardo. Más tarde, Renato, en una trayectoria absolutamente personal y antitética respecto a los forzamientos ideológicos de la época, se concentró en una pintura que miraba -con la capacidad introspectiva que siempre le ha caracterizado- tanto a los grandes retratistas del siglo XVI como a las propuestas posteriores de Manet, Boldini, Casorati y Sironi.
Además de los retratos de personalidades conocidas, destaca la rica producción de retratos familiares de Vernizzi, en los que se sublima su estilo pictórico: actos de devoción hacia los más allegados, para los que prefiere los retratos puros, verdaderas miradas amorosas impregnadas de sutil lirismo. Expresiones emblemáticas de ello son el Retrato de mi mujer (1953), Retrato de mi padre (1957), Isabella disfrazada (1954) o el Retrato de Luca de espaldas a la ventana (1956) en el que su mirada y el corte de sus ojos le hacen, setenta años después, todavía reconocible al instante.
Desde muy joven, Luca Vernizzi desarrolló un estilo estilístico propio y original, nunca en oposición al de su padre pero tampoco en continuidad servil con él, recorriendo todo el arte italiano a partir de los años sesenta desde un punto de vista figurativo. A lo largo de su dilatada carrera, pintó, como su padre, con un estilo a menudo fuera de moda: valientemente en oposición a las derivas minimalistas, poveristas y conceptuales, avanzó hacia el progresivo enrarecimiento de toda superestructura, hacia la eliminación de todo lo que no fuera esencial para la representación, llegando a obras en las que los sujetos -personas o cosas- acampan solitarios sobre el lienzo en blanco. Esta tendencia a la “rarefacción” y a la “sustracción” se observa en muchos de sus retratos, en los que la persona representada destaca sobre un fondo que, con el paso de los años, se ha ido despojando cada vez más de otros elementos, hasta acabar coincidiendo con el simple lienzo preparado. Esto, en parte, se debe también a que el pintor trabaja siempre con un modelo vivo: su rapidez de ejecución, sin embargo, no le niega su gran capacidad para captar el carácter de las personas, su esencia, su condición.
Hay varias obras de Luca Vernizzi que, además de los retratos de celebridades ya mencionados, intrigarán a los visitantes: Retrato de su abuela materna (1976), Retrato de Luciana Savignano (1984), Valentina Cortese (1990), Pietro y Marianna Codispoti (2007), Retrato de Mario Andreose (2019) y, por último, algunos de sus autorretratos.
Para toda la información, visite la página oficial del APE Parma Museo.
En la foto: Luca Vernizzi, Retrato de Giorgio Torelli (1998)
Una exposición en Parma dedicada a Renato Vernizzi y Luca Vernizzi, un siglo de retratos |
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