Del 30 de noviembre de 2024 al 9 de marzo de 2025, el Museo Diocesano de Padua acogerá la exposición Il Canova mai visto (Canova nunca visto), comisariada por Andrea Nante, Elena Catra y Vittorio Pajusco. El corazón palpitante de la exposición es el Vaso cinerario della contessa Lodovica von Callenberg( Vaso cinerario de la condesa Lodovica von Callenberg), obra de Antonio Canova , que se expone al público por primera vez. El jarrón de mármol, que forma parte del patrimonio de la Iglesia de Padua, se encontraba originalmente en el jardín exterior de la Iglesia de los Eremitani. Realizado por Antonio Canova entre 1803 y 1807, se consideraba destruido en los bombardeos de marzo de 1944 y fue hallado posteriormente en los salones parroquiales gracias a una búsqueda en el inventario de bienes culturales eclesiásticos. El vaso cinerario formaba parte de un monumento funerario diseñado y realizado por los arquitectos Domenico Fadiga y Giannantonio Selva y consistía en un cipo que soportaba una obra escultórica de Antonio Canova, sobre la que destacaba una inscripción de Johann Wolfgang von Goethe. Completaban el monumento una estela con un epígrafe escrito por el abad Stefano Antonio Morcelli y siete candelabros, cada uno con inscripciones dedicadas a personalidades ilustres. La iglesia de los Eremitani también albergó otra obra de Antonio Canova hasta 1896: la estela funeraria del príncipe Guillermo de Orange Nassau realizada entre 1806 y 1808, de la que aún hoy se conserva una copia en bronce.
Además, una próxima exposición presentará las conexiones entre Padua y Antonio Canova, incluyendo a importantes figuras de la aristocracia, artistas e intelectuales europeos. Entre ellos figura la pintora suiza Angelica Kaufmann, autora de un retrato de Canova conservado en una colección privada de Padua. También será una oportunidad para explorar la figura de la noble alemana Lodovica von Callenberg y sus relaciones con intelectuales y artistas europeos, como Johann Wolfgang von Goethe, y con la aristocracia italiana y europea, entre ellos el senador y príncipe Abbondio Rezzonico. La exposición Il Canova mai visto incluirá también algunos vaciados en yeso de Canova procedentes de la Gipsoteca Possagno. La exposición también incluirá retratos de los protagonistas implicados en la realización de la obra, vistas inéditas de la ciudad de Padua que muestran la ubicación original del monumento funerario, y una colección de volúmenes de época que han contribuido a su fama.
Una sección especial estará dedicada a los documentos, cartas y escritos de monseñor Giovanni Battista Sartori Canova, que dan testimonio de los vínculos del prelado con su querido seminario. Entre los legados que el prelado dejó, uno habla de la pasión numismática de Sartori Canova: la colección de no menos de 3.600 monedas romanas antiguas, fruto de “muchos años de cuidado, casi diría de cuidado apasionado”. El inventario menciona para ser precisos “3.593 piezas en plata y primer y segundo bronce [...] y algunos cotrones consulares de no. 163 familias [...] y los del alto imperio latino de 98 cabezas”. Todos estos objetos se expondrán al público por primera vez y, gracias a la exposición, formarán parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Padua. De la Biblioteca Anticuaria del Seminario Episcopal de Padua, un grupo de grabados procedentes del legado del marqués Federico Manfredini y numerosos textos, entre ellos el último volumen de la Storia della scultura. Dal suo risorgimento all’epoca di Canova, escrito por Leopoldo Cicognara, que consideraba a Antonio Canova la máxima expresión de la escultura.
“Monseñor”, escribió Giovanni Battista Sartori Canova al entonces obispo de Padua, Modesto Farina, “con este legado pretendía no sólo dar una señal de agradecido recuerdo al lugar donde recibí mi educación literaria y eclesiástica y fui ordenado sacerdote, sino también suplir una necesidad de este instituto, por cierto demasiado mal dotado para la instrucción de los jóvenes en la ciencia de la numismática”.
“La exposición”, comenta uno de los comisarios y director del Museo Diocesano, Andrea Nante, “es una interesante oportunidad para descubrir algunos testimonios inéditos sobre Antonio Canova -un nuevo Fidias, como lo definieron sus contemporáneos-, pero también para captar los estrechos vínculos con la ciudad y con algunas de las personalidades más ilustres de la época, intelectuales, artistas, nobles y eclesiásticos. También será interesante delinear mejor la figura de Lodovica von Callenberg, cuyo perfil estudian actualmente algunos investigadores, y de la que se sabe que fue una apreciada música, así como una noble entre cuyas amistades se cuentan las de Goethe y Angelika Kauffmann, y las de algunas familias reales europeas. Esta iniciativa se inscribe en el proyecto cultural del museo diocesano, caracterizado desde hace más de veinte años por una actividad de conocimiento, recuperación y valorización del patrimonio cultural de la zona, realizada en estrecha sinergia con organismos e institutos de investigación y conservación”.
Un jarrón de Antonio Canova nunca antes expuesto en Padua |
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