Tres grandes instalaciones de Joana Vasconcelos llegan a los Uffizi y al Palazzo Pitti


Del 4 de octubre de 2023 al 14 de enero de 2024, los Uffizi y el Palazzo Pitti acogerán tres instalaciones a gran escala de la artista portuguesa Joana Vasconcelos. Combina el mito, la historia y la tradición con la ironía y la irreverencia para desafiar las convenciones y los estereotipos de género.

Del 4 de octubre de 2023 al 14 de enero de 2024, las Galerías Uffizi acogerán tres instalaciones a gran escala de Joana Vasconcelos, una visionaria artista portuguesa que combina mito, historia y tradición con ironía e irreverencia para desafiar las convenciones y los estereotipos de género. Entre el cielo y el corazón, este es el título de la exposición comisariada por el director de las Galerías Uffizi Eike Schmidt y Demetrio Paparoni, trae así a la sede museística florentina tres de sus obras más importantes que reinterpretan la tradición y hunden sus raíces tanto en la cultura popular como en el barroco portugués.

La Sala Bianca del Palazzo Pitti acogerá Marilyn, un gigantesco par de sandalias de tacón alto que pretenden recordar las que llevaba Marilyn Monroe en la película Cuando la mujer está de vacaciones. Pero uno se da cuenta de algo extraño: en realidad, los zapatos no están compuestos de elegantes eslabones metálicos, sino de ollas de acero espejadas acompañadas de sus tapas. Los utensilios comunes de cocina se convierten así en un objeto de moda de forma monumental. En el contraste entre la sensualidad de lo femenino y el papel doméstico al que tradicionalmente se relega a la mujer, Joana Vasconcelos transforma los utensilios de la vida cotidiana, descontextualizándolos mediante el ensamblaje, en una poderosa arma para cuestionar los paradigmas de género. La ironía explicita el significado de la obra, un modo de comunicación que siempre ha permitido a la artista portuguesa tratar con ligereza temas espinosos y controvertidos.



Por otro lado, Happy family, una desorientadora reinterpretación del tema cristiano de la Sagrada Familia, se expondrá en la Sala di Bona del Palazzo Pitti. La delicadeza de la cerámica y la ligereza de la madera, habitualmente privilegiadas para este tipo de esculturas, son sustituidas por la dureza del hormigón, cuya prepotencia y masculinidad son, sin embargo, envueltas por la feminidad y la dulzura de un artefacto de ganchillo. Si por un lado el encaje, al cubrir la desnudez, parece querer contener la sensualidad de las figuras, por otro las transparencias del bordado quieren multiplicar su carga erótica. La familia feliz se carga entonces de una marcada fuerza vital que se propaga en la elección de los personajes: en lugar de María y José, Vasconcelos elige dos sujetos de la tradición pagana, una Flora y un Baco, que al acunar al bebé-muñeco sobre un suave naperón, le hacen participar en una ritualidad pagana. Mediante esta metamorfosis del sujeto, lo divino se transpone en un ritual de efusión dionisíaca; el mensaje de salvación del sujeto original se convierte en un himno a la vida y al renacimiento, en una exaltación del erotismo y de la alegría de existir.

Valquiria Real, una de las monumentales esculturas colgantes que componen el ciclo de las Valquirias, destaca finalmente en el techo de la Tribuna degli Uffizi: un intrincado tejido de telas, lana, algodón, cordones, acolchados, lentejuelas, abalorios, plumas y leds. Las valquirias han atravesado los siglos como guerreras implacables e inquebrantables, dotadas de una fuerza sobrehumana capaz de someter cualquier forma de vida; al adornarlas con telas, Joana Vasconcelos les devuelve la sensualidad y delicadeza de las que habían sido privadas, exaltando al mismo tiempo su papel de campeonas de la libertad. Si la majestuosidad de la escultura gotea el espíritu guerrero del mito, la sinuosidad envolvente del material reviste a la Valquiria de la empatía de quien sabe sentir compasión y lucha por una percepción diferente del poder femenino.

Si en el plano de la técnica la artista recurre a prácticas artesanales y se apropia de objetos ligados a la vida doméstica, en el plano del diseño adopta una escala arquitectónica que requiere un estudio de ingeniería y es capaz de asombrar al observador a primera vista.

“Los tacones de Marilyn Monroe en proporciones monumentales, el típico núcleo familiar (padre-madre-hijo) transpuesto en términos irritantes, la mujer guerrera envuelta en coloridos tejidos y vendavales de ganchillo: las instalaciones de Joana Vasconcelos nos presentan un crescendo evidentemente feminista, pero sin recriminaciones ni rencores sobre los roles históricos de género. Al contrario, es precisamente la alegre ironía de sus creaciones lo que nos inquieta y nos hace reflexionar sobre los roles y el poder efectivo y disruptivo de las mujeres”, afirma el director Eike Schmidt.

“Cada vez que uno asiste a una exposición de Vasconcelos, tiene la sensación de estar viendo obras nuevas, aunque se trate de obras icónicas ya conocidas por el gran público”, añadió el comisario Demetrio Paparoni. “La instalación de la monumental Valquiria de Vasconcelos en la Sala Tribuna de los Uffizi es en sí misma un acontecimiento extraordinario e irrepetible. Realizada con telas, bordados y materiales acolchados, suaves y flexibles, la obra se adapta y se funde con el entorno, que se convierte a su vez en un componente de la instalación. También irrepetible y extraordinaria es la presencia en el Palazzo Pitti de las demás obras, entre ellas la conocida Marilyn, realizada con ollas y tapas de acero espejado. Expuesta en la Sala Blanca, Marilyn absorbe y devuelve la energía de esta gran sala luminosa y de sus majestuosos estucos, espejos y lámparas de araña”.

“Soy una artista contemporánea, participo en la creación de este momento histórico, y nunca habría soñado con exponer en el museo donde se conservan obras de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel o Caravaggio. Esta invitación del director de los Uffizi es un gran honor. Porque, independientemente de que se trate de artistas vivos o muertos, lo más importante es el diálogo que se genera entre las obras”, declaró el artista. El propio edificio proporciona el marco para la producción artística, independientemente del siglo del que proceda. Este espacio tiene el poder mágico de borrar el tiempo, es como una máquina del tiempo. Lo más maravilloso de los Uffizi es la historia del arte".

Joana Vasconcelos, Marilyn (Palazzo Pitti, Sala Blanca)
Joana Vasconcelos, Marilyn (Palacio Pitti, Sala Blanca)
Joana Vasconcelos, Happy Family (Palacio Pitti, Sala di Bona)
Joana Vasconcelos, Happy Family (Palacio Pitti, Sala di Bona)
Joana Vasconcelos, Valquiria Real (Uffizi, Tribuna)
Joana Vasconcelos, Valquiria Real (Uffizi, Tribuna)

Tres grandes instalaciones de Joana Vasconcelos llegan a los Uffizi y al Palazzo Pitti
Tres grandes instalaciones de Joana Vasconcelos llegan a los Uffizi y al Palazzo Pitti


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