Del 14 de diciembre de 2024 al 4 de mayo de 2025, la Galleria d’Arte Contemporanea Osvaldo Licini de Ascoli Piceno acoge Ma sedendo e mirando. El intruso, una exposición individual de Luca Bertolo (Milán, 1968) ganador de la cuarta edición del Premio Osvaldo Licini de Fainplast. Este premio, uno de los más prestigiosos del panorama artístico italiano, celebra la contribución contemporánea a la pintura, entrelazando tradición e innovación. Comisariada por Alessandro Zechini, la exposición invita a un diálogo entre la obra de Bertolo, la figura de Osvaldo Licini y las sugerencias poéticas de Leopardi. El título, inspirado en el famoso verso de El Infinito, introduce un tema central: la presencia del “intruso” como elemento desestabilizador e inesperado, capaz de ampliar las perspectivas del espectador.
El “intruso” en la visión de Bertolo no es un elemento explícito, sino una aparición sutil, que emerge entre los pliegues de sus obras. La exposición se abre con una instalación que resume esta tensión: un visor a través del cual se observa un ángel pintado. Los ojos del ángel, hechos de espejos, invierten los papeles, obligando al visitante a verse reflejado en la obra. Se trata de un intercambio visual que pone de relieve la reciprocidad entre el espectador y lo observado.
Este dispositivo coloca al visitante en una posición de “intruso” en el espacio creativo del artista, un lugar donde la observación y la interpretación se confunden. El tema encuentra eco en las reinterpretaciones de obras históricas: el ángel de Bertolo recuerda el Retrato de un joven de Lorenzo Lotto, ya reelaborado por Giulio Paolini en Giovane che guarda Lorenzo Lotto (1967). Sin embargo, Bertolo introduce una complejidad adicional: los ojos espejados unen el cielo y la tierra, implicando activamente al espectador en el significado de la obra.
La exposición también incluye una obra de Jacopo Benassi, invitado por Bertolo a participar en el proyecto. Benassi expone un autorretrato que representa un detalle de su propio cuerpo: el cabello. Este elemento, deliberadamente crudo y terrenal, crea un fuerte contraste con la pureza y el ideal representados por el ángel. El diálogo entre las dos obras se convierte en una confrontación de opuestos: espiritualidad y corporeidad, aspiración y materialidad.
Entre las obras más significativas, Bertolo presenta sus Paisajes de las Marcas, resultado de una residencia en el espacio Premio Licini. Las pinturas se inspiran en el territorio, pero también en el Retrato de la niñera de Licini, obra de 1926 que anticipa su etapa abstracta. En los paisajes de Bertolo, el cielo se convierte en protagonista, mientras que el suelo sigue siendo una superficie plana, pintada con el color del lienzo. El planteamiento recuerda a la montaña Sainte-Victoire de Cézanne, pero invierte la perspectiva, centrándose en la ambigüedad de la forma. Ligereza y espontaneidad caracterizan también Huellas invisibles, dos lienzos realizados con aerógrafo. Aquí, las manchas y las marcas evocan escritos informales, fragmentos de un paisaje mental. El uso del aerógrafo, que combina azar y control, crea un equilibrio entre dinamismo y contemplación.
El viaje culmina con el vídeo Methallomai, una narración poética que sigue a tres figuras que viajan a la luna. La exploración espacial se convierte en metáfora del viaje interior, vinculando a Bertolo, Leopardi y Licini en una reflexión común sobre la tensión entre lo terrenal y lo celestial. La luna, símbolo recurrente en el arte de Licini, se convierte aquí en el centro de una búsqueda existencial que trasciende los límites físicos y conceptuales.
Así pues, la exposición no es sólo un homenaje a la pintura italiana, sino también un encuentro entre visiones y lenguajes diferentes. Leopardi representa la contemplación poética del infinito; Licini, la aspiración artística hacia la abstracción; Bertolo, el cuestionamiento de lo contemporáneo a través de la pintura. En este triángulo, el arte se convierte en un instrumento para explorar la condición humana, transformando la distancia en una clave para comprender el presente.
Nacido en 1968, Luca Bertolo cuenta con una polifacética carrera a sus espaldas: tras estudiar informática, se dedicó a la pintura, graduándose en la Academia de Brera. Sus obras se han expuesto en prestigiosos espacios italianos e internacionales, como la Fondazione Prada, el MART de Rovereto y el MACRO de Roma. En 2024 inaugurará su primera exposición antológica en el CEAAC de Estrasburgo. Paralelamente a su práctica artística, Bertolo ha cultivado la escritura, colaborando en revistas y publicando ensayos sobre arte contemporáneo.
Desde 2005 vive en una pequeña aldea de montaña en los Alpes Apuanos. Ha participado en exposiciones en espacios públicos y privados como MART, Rovereto; Aalst Netwerk, Aalst; MAN, Nuoro; Fondazione del Monte, Bolonia; MAGA, Gallarate; Fondazione Prada, Milán; GAM, Turín; GNAM, Roma; Centro Pecci, Prato; Fundación Nomas, Roma; 176/Zabludowicz Collection, Londres; MACRO, Roma; Kettle’s Yard, Cambridge; SpazioA, Pistoia; Arcade, Londres/Bruselas; Marc Foxx, Los Ángeles; Galerie Perrotin, París; Galerie Tatjana Pieters, Gante; La Goma, Madrid; Galeria 3+1, Lisboa; Pierogi Gallery, Nueva York; Galleria P420, Bolonia.Algunos de sus artículos, aparecidos en revistas y páginas web, se han incluido en el libro I baffi del bambino. Escritos sobre arte y artistas, Quodlibet, 2018. En 2022 dirigió la edición italiana de Lo strano posto della religione nell’arte contemporanea, de James Elkins (Johan & Levi, 2022). Desde 2015 es profesor de pintura en la Academia de Bellas Artes de Bolonia.
Sedendo e mirando: Luca Bertolo expuesto en Ascoli Piceno entre Licini y Leopardi |
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