En cuanto las exposiciones y los museos vuelven a abrir sus puertas a los visitantes, el Palazzo Roverella de Rovigo presenta la exposición Vedere la musica. Arte del simbolismo a las vanguardias, comisariada por Paolo Bolpagni.
En las últimas décadas, el tema de la relación entre la música y las artes visuales en la época contemporánea ha gozado de una renovada atención por parte de la crítica, y esta exposición está dedicada precisamente a los múltiples vínculos entre estas dos esferas de expresión, desde el periodo simbolista hasta los años treinta.
La comisaria recuerda cómo, “a finales del siglo XIX, asistimos en toda Europa a la aparición de una corriente artística inspirada en las obras y las teorías estéticas de un compositor carismático y fascinante como Richard Wagner: los mitos de los Nibelungos, la leyenda de Tristán e Isolda, la epopeya del Grial, todo ello a menudo aderezado con implicaciones esotéricas. A partir de la primera década del siglo XX”, añade, "el redescubrimiento de Johann Sebastian Bach y la fascinación ejercida por la pureza de sus contrapuntos vinieron a sustituir al modelo wagneriano, no sólo en el ámbito musical. De hecho, el camino hacia el abstraccionismo se reflejará en la aspiración de la pintura a alcanzar la inmaterialidad de las fugas de Bach, aludida en los títulos de las obras de Vasily Kandinsky, Paul Klee, František Kupka, Félix Del Marle, Augusto Giacometti y muchos otros".
La Secesión vienesa tuvo un momento crucial en la exposición de 1902 dedicada a Ludwig van Beethoven, centrada en el famoso Friso de Gustav Klimt inspirado en laOda a la Alegría de la Novena Sinfonía. Poco después llegaron las vanguardias. En el Cubismo, los pintores prefirieron los instrumentos musicales como tema, y en el Futurismo, el componente sonoro desempeñó un papel importante: además de artista visual, Luigi Russolo era también compositor e inventó los “intonarumori”.
Sin embargo, la música adquirió protagonismo con Vasily Kandinsky y con Paul Klee, convirtiéndose en el paradigma de una pintura que pretendía liberarse definitivamente del concepto de representación. Durante los años de la Bauhaus, ambos, entonces colegas docentes, experimentaron con la traducción gráfica de ritmos y melodías en líneas, puntos y círculos.
La música también fue importante en el Neoplasticismo, sobre todo como recordatorio, en obras de Piet Mondrian y Theo van Doesburg, de los ritmos de la danza moderna.
La temporada de las vanguardias históricas se cierra con el dadaísmo y el surrealismo, en los que el componente sonoro se manifiesta de diversas maneras: con Kurt Schwitters en la Ursonate, con Francis Picabia en la célebre obra maestra La música es como la pintura, mientras que Salvador Dalí ofrecerá ejemplos de referencia al piano en función del automatismo psíquico ejercido en ausencia del control de la razón, con el fin de revelar el auténtico funcionamiento del pensamiento.
La exposición del Palazzo Roverella pretende poner de relieve la larga historia de relaciones, entrelazamientos y correspondencias, en particular las infinitas y originales facetas de las interacciones entre el elemento musical y las artes plásticas.
La exposición está organizada por la Fondazione Cassa di Risparmio di Padova e Rovigo, con la Accademia dei Concordi y el Ayuntamiento de Rovigo.
Imagen: Vasily Kandinsky, La Gran Puerta (En la capital Kiev) (1928; Colonia, Theaterwissenschaftliche Sammlung der Universität)
Rovigo, una exposición sobre la relación entre música y arte desde el Simbolismo hasta las vanguardias |
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.