Roma, en el GNAM, gran exposición sobre Domenico Morelli, uno de los más grandes pintores del siglo XIX

El lunes 21 de noviembre, la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo inauguró la exposición Domenico Morelli. Imagining Things Not Seen, comisariada por Chiara Stefani con Luisa Martorelli.

“Morelli era como debe ser el verdadero artista, es decir, sabía lo que no sabía y veía lo que nunca había visto”. Así le recordaba poco después de su muerte el pintor Eduardo Dalbono, evocando Las tentaciones de San Antonio como un ejemplo magistral de las facultades “intuitivas y adivinatorias” del artista. Casi setenta años después de la exposición de dibujos montada en 1955 por Palma Bucarelli en Valle Giulia, Domenico Morelli (Nápoles, 1823 - 1901) vuelve a las salas Via Gramsci de la Galería Nacional, como ya había estado en 1907. La colección compuesta por obras gráficas, caricaturas, bocetos y pinturas que había permanecido en el taller del artista a su muerte y había sido adquirida por el Estado acababa de ser trasladada de Nápoles a Roma: Francesco Jacovacci, entonces director de la Galleria Nazionale d’Arte Moderna, la había instalado parcialmente en cuatro salas del Palazzo delle Belle Arti, en Via Nazionale.

La exposición es una oportunidad para ver una gran parte de la riquísima y heterogénea colección del artista junto con obras procedentes también de otras instituciones públicas o colecciones privadas, con laexposición de una treintena de pinturas y 9 bocetos, 9 esculturas, un corpus de 48 óleos sobre tabla con paisajes realizados en la costa al sur de Nápoles, un gran cartón en técnica mixta y una conspicua selección de 160 obras sobre papel, entre las más de 800 hojas pertenecientes a la colección Morelli conservada por la Galería Nacional.

La gestación de los cuadros de Domenico Morelli es un proceso de continuo replanteamiento de soluciones compositivas ideadas tras un minucioso estudio del Real, cuyos elementos individuales se analizan varias veces antes de llegar a la versión considerada óptima. Si bien el abanico de técnicas empleadas por el artista sobre el papel va desde el uso del grafito, el carboncillo, la sanguina y el pastel -acompañados en varios casos de realces de plomo blanco, así como detinta parda, a menudo abundantemente acuarelada- hasta la acuarela y el temple en diversos tonos, a veces sobre trazos de lápiz, los bocetos anulan en color el minucioso estudio gráfico de cada hoja preparatoria.

Por primera vez desde principios del siglo pasado, se muestra al público el lienzo del cuadro inacabado Il trovatore tra le monache (El trovador entre las monjas), codiciado en su momento por el comerciante francés Jean-Baptiste Michel Adolphe Goupil y objeto de una intervención especial de conservación por parte de los alumnos del Instituto Central de Restauración. Tras la limpieza, los preciosos marcos de los cuadros aparecen en la variedad de sus técnicas: tallados y decorados con pan de oro puro y plata mecanizada, a lo que se añadió, en un caso particular, la aplicación de una tira de tela sobre la superficie de madera.

Una serie de esculturas en mármol, bronce y terracota de artistas de la época -como Alfonso Balzico, Adriano Cecioni, Giovanni Focardi, Giacomo Ginotti, Achille D’Orsi, Vincenzo Gemito, Domenico Trentacoste, Giuseppe Renda y Mario Rutelli- se relacionan con las pinturas de Morelli, atestiguando en algunos casos su influencia. Varias obras sobre lienzo de otros pintores - Gioacchino Toma, Eduardo Dalbono, Achille Talarico, Gaetano Previati, Paolo Vetri - y un pastel de Francesco Paolo Michetti, dialogan con las soluciones compositivas de Morelli. El cuadro de Dalbono La leyenda de las sirenas se expone por primera vez junto a la réplica procedente de una colección privada, que presenta una interesante variación en la paleta de fondo.

Desde la introspección psicológica de los retratos y figuras tomados de la literatura romántica europea - el Conde Lara, Lady Godiva, Torquato Tasso leyendo Gerusalemme Liberata a Eleonora d’ Este - hasta las sufridas meditaciones sobre motivos relacionados con la religión cristiana - Gli ossessi, Il cadavere di Santa Maria Egiziaca rinvenuto dagli angeli, e I Monaci (o Viernes Santo) -, Morelli pasa a las airosas composiciones envueltas en un aura de silencioso misterio de los cuadros de la última década del siglo XIX: Cristo en el desierto, El Pater Noster (o El sermón de la montaña) y Los amores de los ángeles. Mientras tanto, las soluciones cada vez más pictóricas de algunas obras gráficas documentan cómo su mirada se volvió gradualmente haciaOriente -donde Morelli nunca viajó-, mostrando un interés particular por sus costumbres y prácticas relacionadas con la religión musulmana.

El cuadro con elEmbalsamamiento de Cristo anticipa, hacia finales de la séptima década del siglo XIX, los escenarios áridos y desolados de Las Marías contemplando de lejos la crucifixión de Jesús (c. 1898), Judas ve a Cristo arrestado en Getsemaní (1900) y Cristo observando a los Apóstoles (1900): metáforas de la debilidad física y la soledad humana, así como prefiguraciones de una condición existencial contemporánea.

Para más información, visite la página oficial de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo.

En la foto: Domenico Morelli, Las tentaciones de San Antonio (1878)

Roma, en el GNAM, gran exposición sobre Domenico Morelli, uno de los más grandes pintores del siglo XIX

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