Del 22 de marzo al 13 de julio de 2025, las salas del Palacio Ducal de Génova acogerán una exposición retrospectiva dedicada a Giorgio Griffa (Turín, 1936), pintor turinés que ha marcado de forma indeleble la historia del arte contemporáneo. La exposición, comisariada por Ilaria Bonacossa y Sébastien Delot, en colaboración con la Fundación Giorgio Griffa, recorre más de cincuenta años de la carrera de un artista que supo combinar abstracción, espiritualidad y gestualidad en un lenguaje pictórico único e inconfundible. La exposición, titulada Pintar lo invisible, consta de más de 50 obras que van desde grandes lienzos abstractos a nuevas obras sobre papel e instalaciones, creando una profunda experiencia sensorial. Con un fuerte énfasis en el encuentro entre la pintura de Griffa y la historicidad de la arquitectura del Palacio Ducal, la exposición se convierte en un diálogo entre el signo pictórico y la sacralidad del espacio. Una de las particularidades de esta exposición monográfica es la presencia de un homenaje al poeta Eugenio Montale, con motivo del centenario de la publicación de su célebre colección Ossi di seppia. Este vínculo entre arte visual y poesía enriquece aún más la experiencia de la exposición, sugiriendo una profunda reflexión sobre el significado y la belleza que se esconden tras las palabras y los colores.
“La obra de Giorgio Griffa tiene el silencioso poder del agua en su capacidad transformadora que escenifica una poética e hipnótica suspensión del tiempo”, afirma Ilaria Bonacossa, directora del Palazzo Ducale y co-comisaria de la exposición.
“Giorgio Griffa comprendió la importancia del olvido, un proceso necesario para acceder y dar profundidad al tiempo sensible”, explica Sébastien Delot. “Dar vida a un trazo, a una línea, a una forma, le permite expresar su relación con la memoria secular de la pintura. La pintura se convierte en el lugar de los espacios de la memoria”. Como un músico, este pintor turinés propone sutiles variaciones en torno al espacio, el color y la línea. Constantemente tiene que olvidarse de todo para acercarse lo más posible al origen. Es una gran alegría trabajar con Giorgio Griffa e Ilaria Bonacossa para realizar esta exposición en el Palazzo Ducale, en esta ciudad que acogió a finales de los años 70 dos exposiciones destinadas a ofrecer al público una historia de la pintura con luz interior.
Giorgio Griffa ha sido una figura destacada en el panorama del arte contemporáneo, con una carrera plagada de éxitos y reconocimientos internacionales. El pintor ha participado en tres ediciones de la Bienal de Venecia, en 1978, 1980 y 2017, y ha realizado más de 200 exposiciones individuales en museos y galerías de todo el mundo. Su obra destaca por su originalidad y poder evocador, con una pintura que es algo más que una representación visual: es una invitación a entrar en contacto con el mundo invisible que impregna cada gesto.
De hecho, el lenguaje de Griffa se sumerge en una dimensión interior, donde el signo y el color se convierten en herramientas para explorar lo invisible, lo tácito, lo misterioso. Su arte está fuertemente influido por la espiritualidad zen, que sugiere una reflexión sobre lo efímero, sobre el momento presente, sobre el potencial infinito de cada gesto pictórico. Su pintura es abstracta, pero no alejada de la realidad; es una exploración que va más allá de las formas y los colores, intentando comunicar una dimensión que va más allá de lo visible.
Giorgio Griffa nació en Turín en 1936 y empezó a pintar de niño. Ya a mediados de la década de 1960, sus lienzos revelan los primeros elementos de abstracción, junto con una profunda reflexión sobre el papel y el estatus de la pintura. A partir del ciclo Segni primari (Signos primarios) de 1967/68, desarrolló un sistema de trabajo sobre lienzos no preparados, exentos, pintados directamente sobre el suelo. Los trazos y líneas que caracterizan esta obra parecen poder ser ejecutados por la mano de cualquiera.
Desde el principio, Griffa se erigió en uno de los protagonistas del debate artístico surgido del movimiento Informal y se situó entre el Pop Art, el Minimalismo y el Arte Conceptual. En sus primeros pasos como artista, estuvo cerca de sus amigos del Arte Povera, con quienes compartía un profundo respeto por la inteligencia de la materia. Tras más de cincuenta años de carrera y trece ciclos pictóricos, la trayectoria de Griffa sigue siendo única y se desarrolla al margen de cualquier corriente concreta. Sus obras se encuentran en colecciones y museos de todo el mundo, desde la Tate Modern hasta el Centro Pompidou. Sus signos y colores son fácilmente reconocibles: una firma estilística que recorre todas sus obras con continuidad, coherencia, vitalidad y poesía.
Horarios de apertura:
De martes a domingo, de 11.00 a 19.00 h.
Entrada
tarifa completa - 13 euros
reducida visitantes Euroflora - 11 euros
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Pintar lo invisible: Génova, Giorgio Griffa expuesto en el Palacio Ducal |
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