Tras la exposición Rafael y Baldassare Castiglione, el Palacio Ducal de Urbino dedica una nueva muestra a un maestro del Renacimiento italiano, Pietro Vannucci, conocido como Perugino (Città della Pieve, c. 1448 - Fontignano, 1523): se trata de la exposición Perugino, maestro de Rafael, que tendrá lugar en la Sale del Castellare del Palacio del 20 de julio al 17 de octubre de 2021. La exposición es una inmersión en el refinado arte de Perugino, un artista que supo fusionar con extraordinaria armonía las mejores prerrogativas de la pintura italiana central de la segunda mitad del siglo XV y ejerció una gran influencia sobre el joven Rafael.
Fruto de la colaboración entre la Galleria Nazionale delle Marche, la Región de las Marcas y el Ayuntamiento de Urbino, comisariada por Vittorio Sgarbi y organizada por Civita Mostre e Musei y Maggioli Cultura, la exposición completa idealmente las celebraciones del quinto centenario de la muerte de Rafael y anticipa el quinto centenario de la muerte de Perugino que se celebrará en 2023. La exposición aborda, a través de una veintena de obras, uno de los momentos más altos de la historia del arte del Renacimiento: Perugino es, en efecto, uno de los más grandes maestros de su tiempo y, tras haber dirigido las obras de la Capilla Sixtina, es con mucho el artista más citado. Pero la exposición pretende captar un momento particular de su carrera artística, cuando el equilibrio del siglo XV había quedado atrás y Perugino se encontraba en la cima de su carrera, cuando surgió en su propio taller el genio precoz del joven Rafael.
La exposición se abre con obras de varios artistas de Umbría y Las Marcas, entre ellos Giovanni Boccati y Bartolomeo Caporali, para recordar el contexto figurativo de la segunda mitad del siglo XV, donde aún se sienten los destellos del gótico tardío y en el que se mueve la primera formación artística de Perugino. Pero su horizonte se traslada pronto a Florencia, al taller de Andrea del Verrocchio, frecuentado en aquella época por los talentos más prometedores de la pintura florentina, entre ellos Leonardo, Botticelli y Ghirlandaio. Fue precisamente en virtud de este prestigioso aprendizaje como Perugino adquirió la envidiable soltura en el dibujo que más tarde se convertiría en la base de su arte. En Florencia también pudo admirar las obras maestras de los más célebres maestros flamencos, a los que Perugino siempre trató de emular, especialmente en sus luminosos y esmaltados paisajes. No menos importante para su formación fue su encuentro con Piero della Francesca, que le transmitió un sentido más mesurado de la composición y una perfecta habilidad para la perspectiva. En 1481 fue llamado para dirigir, junto con otros artistas, la decoración de la Capilla Sixtina, empresa que marcaría un giro decisivo en su carrera. Durante al menos dos décadas, el maestro disfrutó de un éxito indiscutible y atrajo encargos de toda Italia, hasta el punto de mantener dos talleres en Florencia y Perugia.
Con préstamos de la Galleria Nazionale dell’Umbria, del Museo de Arte Antiguo y Arte Sacro de Sutri, del Museo del Tesoro de la Basílica de San Francisco de Asís, así como de la propia Galleria Nazionale delle Marche de Urbino, la exposición comienza con una sección inicial dedicada a los artistas que precedieron a Perugino, destacando la extraordinaria unidad del lenguaje artístico entre las dos “vertientes” de los Apeninos umbros y marquesanos, signo de una época en la que la montaña no era una barrera sino un factor de unidad en el arte y más allá. En la segunda sala de exposición, la obra de Perugino se evoca a través de las obras de sus “colegas” como Giovanni Santi, Bartolomeo della Gatta, Pinturicchio y Luca Signorelli, estos últimos en parte también alumnos suyos. La tercera sección presenta el núcleo más importante de las obras de Perugino, realizadas entre los siglos XV y XVI, antes de que Rafael se trasladara a Florencia y Perugino iniciara en cambio una temporada más centrada en su propio territorio. La última sala está dedicada al legado de Perugino y, por tanto, a los artistas que interpretaron su lección, creando una manera que se extendió más allá de las fronteras umbro-marquesas. De hecho, Perugino creó un lenguaje nacional (anticipándose en esto a Rafael y por primera vez a Giotto) del que deriva una especie de “manierismo” peruginesco que determinó su fortuna “italiana”.
El recorrido narrativo se enriquece con dos aportaciones videográficas. La primera compara los Desposorios de la Virgen de Perugino, pintados a principios del siglo XVI para la catedral de Perugia y conservados en el Museo de Bellas Artes de Caen (Normandía), con los Desposorios de la Virgen de Rafael, la tabla pintada en 1504 para la iglesia de San Francisco de Città di Castello y conservada en la Pinacoteca de Brera. Partiendo de la Entrega de las llaves, pintada por Perugino en la Capilla Sixtina entre 1481 y 1482, y de los frescos del Colegio del Cambio de Perugia, la película pone de relieve la “deuda” con Perugino y, al mismo tiempo, el “adelantamiento” ya realizado por el joven Rafael. Un segundo vídeo permite a los visitantes recorrer la producción artística de la madurez de Perugino a través de una selección de veinte obras maestras. Por último, la exposición va acompañada de un catálogo científico editado por Maggioli Cultura.
Horario: lunes de 10.00 a 14.00 h, de martes a domingo de 10.00 a 18.00 h. Entradas: 8 euros precio completo, 2 euros reducida 18-25 años y mayores de 65 años. Exposición acumulativa+Galería Nacional: 12 euros precio completo, 3 euros reducido.
Perugino protagoniza una exposición en el Palacio Ducal de Urbino comisariada por Vittorio Sgarbi |
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