El CAMeC - Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de La Spezia inaugura una nueva temporada de exposiciones con una muestra que pretende marcar un punto de inflexión en la programación del museo. Del 12 de abril al 14 de septiembre de 2025, las salas del renovado museo de La Spezia acogerán de hecho la primera exposición tras la reapertura: se trata de Morandi y Fontana. Invisible e Infinito, una exposición dedicada a dos de los intérpretes más significativos del arte italiano del siglo XX, Giorgio Morandi y Lucio Fontana, por primera vez reunidos en un diálogo directo.
Giorgio Morandi (Bolonia, 1890 - 1964) y Lucio Fontana (Rosario, 1899 - Comabbio, 1968), dos figuras aparentemente distantes en cuanto a lenguajes, técnicas y poéticas, se reúnen en una comparación sin precedentes que ofrece una nueva interpretación de sus obras y de su contribución a la historia del arte. La iniciativa está comisariada por Maria Cristina Bandera, estudiosa autorizada de Morandi y comisaria de sus exposiciones en el Metropolitan Museum de Nueva York y en el Palazzo Reale, y Sergio Risaliti, director del Museo Novecento de Florencia, antiguo comisario de exposiciones sobre Fontana. La exposición reúne unas 60 obras procedentes de prestigiosos museos como el Museo Morandi de Bolonia, el GAM de Turín, el MART de Rovereto, colecciones privadas y la colección permanente del propio CAMeC. La exposición adopta la forma de un itinerario temático articulado que recorre las respectivas producciones artísticas, restituyendo las trayectorias individuales de los dos maestros, pero también las posibles conexiones entre sus investigaciones.
El itinerario se abre con los famosos lienzos de Fontana, Conceptos espaciales, umbrales abiertos de par en par a lo desconocido. De los lienzos con agujeros y piedras de los años cincuenta, pasamos al icónico Attese, en el que los famosos cortes encarnan la invención más revolucionaria del artista: un gesto que rompe la superficie pictórica para abrir la mirada a otra dimensión, sin fronteras, donde el lienzo se convierte en espacio cósmico. Con esta superación de la representación tradicional, Fontana da un vuelco a la manera de concebir el arte y marca el inicio de una nueva era.
El corazón de la exposición, sin embargo, es el diálogo con Giorgio Morandi, artista silencioso, reservado, dedicado a una búsqueda interior que tiene por objeto el espacio de lo cotidiano, lo esencial, el ritmo lento de la contemplación. La sala dedicada a él presenta una refinada selección de bodegones y paisajes creados entre los años 1920 y 1960. Botellas, jarras, jarrones, cafeteras y latas de conserva, objetos humildes y familiares, destacan sobre fondos neutros en composiciones delicadas y calibradas, bañadas por una luz mental y enrarecida. Junto a los bodegones, los paisajes de Grizzana, con sus casas silenciosas y sus muros soleados, suspenden el tiempo en un eterno presente.
En la comparación con Fontana, surge una sorprendente cercanía entre los dos artistas: ambos, aunque con medios diferentes, aspiran a ir más allá de la realidad fenoménica, a tocar la esencia invisible de las cosas. Si Morandi trabaja por sustracción, transformando lo real en poesía de la forma y el color, Fontana busca lo absoluto en la hendidura, en el vacío, en el gesto.
La exposición continúa con los famosos Teatros de Fontana y un monumental Fin de Dios, entre las obras más icónicas y metafísicas del artista. En la última sala, los visitantes encontrarán un diálogo entre dibujos, acuarelas y grabados de los dos maestros, junto con algunas esculturas significativas: las Naturalezas de Morandi en bronce, y los Conceptos espaciales de Fontana realizados en materiales preciosos como el vidrio, la porcelana y el latón.
La exposición también pretende ser una investigación sobre los grandes temas que atraviesan el siglo XX: materia y espíritu, tiempo y eternidad, gesto y contemplación. Un viaje a la esencia de la visión, entre la pintura tonal y suspendida de Morandi y la acción radical y luminosa de Fontana.
Además de la exposición temporal, el público también podrá descubrir la nueva disposición de la Colección Permanente del CAMeC, comisariada por el profesor Gerhard Wolf, director del Kunsthistorisches Institut de Florenz - Max Planck Institut. Inaugurada el pasado mes de octubre, la colección presenta más de 200 obras a través de un itinerario innovador que va más allá de las categorías histórico-artísticas habituales, para dar vida a nuevas “constelaciones” y conexiones inesperadas entre artistas italianos e internacionales, como Gordon Matta-Clark y Marina Abramović.
"La exposición Morandi y Fontana. Invisible e Infinito", declaró el alcalde de La Spezia , Pierluigi Peracchini, “marca un nuevo gran capítulo en la historia del CAMeC que, gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento y la Fondazione Carispezia, se abre a nuevas perspectivas internacionales. Esta extraordinaria exposición rinde homenaje a dos maestros indiscutibles del arte contemporáneo del siglo XX, pero al mismo tiempo marca el inicio de una fase de gran innovación para el museo. La Spezia, en los últimos años, ha emprendido un cambio decisivo, situando la cultura en el centro de su desarrollo como verdadero motor de crecimiento a través de múltiples actividades. El CAMeC, a través de ésta y otras iniciativas, refuerza su vocación de experimentación y se presenta como un taller creativo, abierto a los retos artísticos más modernos y a la investigación continua. La ciudad, con su compromiso de valorización cultural, se confirma así como un lugar de intercambio y diálogo artístico, capaz de orientar hacia un futuro dinámico y en constante evolución”.
“Esta exposición”, subraya Andrea Corradino, Presidente de la Fondazione Carispezia, “representa una ocasión importante para el CAMeC y para nuestro territorio, marcando el primer gran acontecimiento tras la reapertura del Museo, un resultado posible gracias a la colaboración entre la Fondazione Carispezia y el Ayuntamiento de La Spezia. Acoger una exposición dedicada a dos protagonistas indiscutibles del arte del siglo XX como Giorgio Morandi y Lucio Fontana es motivo de gran orgullo, ya que nos permite ofrecer al público una oportunidad única de confrontar su lenguaje artístico y su patrimonio cultural. Una vez más, el CAMeC se confirma así como un lugar dinámico y abierto al diálogo, no sólo con las realidades locales, sino también con las instituciones artísticas a un nivel más amplio. Como Fundación, renovamos nuestro compromiso de apoyar y promover iniciativas capaces de implicar a un público heterogéneo e intergeneracional, contribuyendo así al desarrollo cultural y al crecimiento de la comunidad”.
“La nueva y nada sorprendente yuxtaposición de Morandi con Fontana”, explica la comisaria María Cristina Bandera, “nos obliga a mirar sus obras con otros ojos. No sólo centrándose en las composiciones, las infinitas variaciones, sus geometrías, las relaciones entre los volúmenes, la escala de las formas, las armonías de los colores, los magníficos resultados tonales, la exploración de las luces y las sombras, sino que también impone comprender el valor de los espacios para captar su enigma. Es el caso de los ”Paisajes“ que Morandi solía observar a través de una ”ventana“ de apenas unos centímetros, recortada en un cartón, casi como si fuera un visor óptico, con la doble finalidad -definir y aislar del contexto- de definir y aislar del contexto- o incluso de investigar con un telescopio, acercando el encuadre o difuminándolo, como si se tratara de un zoom, permitiendo que la porción de paisaje de sus especulaciones sea reconocible y al mismo tiempo inasible. Es el caso de las ”naturalezas muertas“, que con los años se simplifican, dando lugar a una disminución del número de objetos y a una anulación del plano de pose que coincide cada vez más con la pared del fondo hasta convertirse en un vacío que se insinúa entre las formas. Esto es especialmente cierto -o mejor dicho, es más perceptible- en el caso de las acuarelas, cuyas imágenes flotan en un espacio indefinido. También se aplica a los dibujos, de signo abreviado, a partir de la Segunda Guerra Mundial. Una peculiaridad de Morandi que fue captada por los grandes maestros del cine. Pienso sobre todo en Bernardo Bertolucci, que en 2012, en una apasionada declaración destinada a ser recogida, declaró: ’Ciertamente, Morandi es alguien por quien se puede tener un flechazo fatal, porque en Morandi se puede ver un punto -un poco como en un cuento de Borges, que se llama el Aleph, hay un punto en el que se ven tantas cosas en el mundo, al mismo tiempo, -. en los cuadros de Morandi, tan aparentemente sencillos, tan rigurosos, siempre hay un lugar, un punto desde el que espiar el infinito, el infinito también de esta poesía suya, tan tranquila, tan sometida’”.
“En otras ocasiones y en el pasado, las obras de Giorgio Morandi y Lucio Fontana se han encontrado una al lado de la otra, pero se trataba de importantes exposiciones colectivas dedicadas al arte de vanguardia en Italia. Nunca se había dado el caso de presenciar un enfrentamiento tan directo entre ambos artistas”, añade el comisario Sergio Risaliti. “Morandi y Fontana se han convertido en las últimas décadas en polos magnéticos para las nuevas generaciones perdidas en la búsqueda de valores intemporales en el arte. Aunque siguen siendo tan irreconciliables como dos líneas paralelas, uno y otro han dirigido su mirada hacia el infinito y lo invisible. Fontana hacia lo más lejano e inalcanzable que podía ser observado y representado. Perforando la superficie, cortándola con precisión quirúrgica, Fontana pretendía poner fin a la tradición figurativa occidental abriendo una nueva era, la de un arte libre de circular fuera del mundo real, ya no prisionero del espacio y del tiempo terrestres. El otro, Morandi, no salía de su estudio, viviendo el arte como una misión sublime, de manera monacal, todo dedicado a la poesía intemporal del color y de la forma. Aprovechando lo irrepresentable y lo irrepresentable, Morandi descubrió la certeza metafísica de lo eterno entre los objetos domésticos y en el paisaje, sintonizando siempre lo absoluto del lenguaje pictórico con lo relativo de los sentimientos y las sensaciones. Para él, lo infinito de lo invisible era entrañable. Para Fontana lo invisible de lo infinito. Una exposición que puede aportar algo nuevo a la comprensión de Morandi y Fontana en la cima de su reconocimiento internacional”.
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Morandi y Fontana juntos en el CAMeC: la exposición que revela lo Invisible y lo Infinito |
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