Monasterios y prisiones: similitudes entre estos dos mundos en las fotografías de Eliana Gagliardoni

Un viaje fotográfico para documentar dos mundos aparentemente distantes entre sí, pero en muchos aspectos muy similares y complementarios: el de las monjas de clausura y el de las reclusas. Todo ello sin ninguna curiosidad morbosa ni prejuicios, sino con gran sensibilidad y atención. Monasterios y cárceles son, por tanto, el centro de la exposición Un mondo “dentro” - Clausura e carcere (Un mundo “dentro” - Claustros y cárceles), que, del 9 al 19 de enero, mostrará las fotografías de Eliana Gagliardoni en Milán, en el Antico Oratorio della Passione de la Basílica de Sant’Ambrogio.

Para la realización de este proyecto, que le ha llevado más de cuatro meses de trabajo, Eliana Gagliardoni ha fotografiado a las monjas de clausura de tres monasterios, dos de la orden benedictina y uno de la orden carmelita,concretamente el Monasterio de San Benito de Via Bellotti, en Milán, la comunidad monástica de las monjas benedictinas de la Abadía de Viboldone, una aldea de San Giuliano milanés, y el Monasterio de Santa María del Monte Carmelo de Concenedo, en la provincia de Lecco. A muy pocos fotógrafos se les ha permitido entrar en un monasterio para fotografiar la clausura y, en este sentido, Eliana Gagliardoni ha sido quizás la única que ha obtenido este privilegio gracias a una concesión especial del Vicario Episcopal de la Diócesis de Milán. Tras recibir la autorización del Ministerio de Gracia y Justicia de Roma, Gagliardoni entró por fin en la cárcel de Bollate, donde retrató a las reclusas.

De la yuxtaposición sin precedentes de estas dos realidades nació la idea de crear “Un mundo ’interior’”. “Más allá de altos muros y ventanas con barrotes que la mirada no puede atravesar”, explica Eliana Gagliardoni, “hay vidas, realidades ocultas. Son vidas que intrigan, que a veces despiertan sospechas o generan opiniones prejuiciosas. ¿Cuántas personas, como yo, se han preguntado por el sentido de una vida de reclusión? Monjas de clausura y mujeres presas: la yuxtaposición puede parecer exagerada, pero la posibilidad de ”crecimiento interior“, aunque comience y progrese en contextos muy diferentes y opuestos, resulta ser una gran oportunidad para ambas. Se trata de dos mundos aparentemente distintos y distantes, pero invisiblemente conectados por una poderosa herramienta: la oración. Las monjas de clausura rezan, no sólo por ellas mismas, sino también por quienes les piden ayuda y, en este sentido, rezan especialmente por quienes viven un régimen de reclusión, manteniendo a menudo relaciones de correspondencia con hombres y mujeres recluidos”.

Eliana Gagliardoni tuvo la oportunidad de conocer a todas estas mujeres, traspasar las puertas de sus “mundos” y compartir su experiencia durante unas horas. A través de este proyecto, que ha sido posible gracias a la valiosa contribución, el apoyo y la colaboración de Cáritas Ambrosiana y de Don Marco Recalcati, capellán de la cárcel milanesa de San Vittore, la fotógrafa ha podido conocer a personas de gran talla espiritual y a personas que han cometido errores y están pagando conscientemente por sus errores. “Unos y otros”, concluye, “me acogieron con amabilidad, benevolencia y amistad y a todos ellos, indistintamente, les reservo mi gratitud”.

Durante todo el tiempo que dure la exposición fotográfica, estarán a la venta tanto las obras expuestas como las cajas que contienen las fotografías más significativas, intercaladas con hojas transparentes con frases de alto valor espiritual escritas por las monjas de clausura, que participaron y dieron su personalísima contribución a la realización del proyecto. No falta un aspecto solidario. Al final de la exposición, de hecho, el producto de la venta se donará íntegramente a Don Marco Recalcati en favor de los reclusos particularmente necesitados de la cárcel de San Vittore y de sus familias que, debido al encarcelamiento de sus parientes, se encuentran en condiciones de grave penuria y dificultad.

Fuente: comunicado

Monasterios y prisiones: similitudes entre estos dos mundos en las fotografías de Eliana Gagliardoni

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