Milán, una exposición sobre Ruggero Savinio en el Palazzo Reale


Del 26 de mayo al 4 de septiembre de 2022, Ruggero Savinio es el protagonista en Milán, en el Palazzo Reale, de una exposición que muestra una antología de obras de 1959 a 2022, incluidas varias obras inéditas.

Ruggero Savinio (Turín, 1934) regresa a Milán con una exposición antológica que presenta al público una serie de obras, algunas inéditas o que no se veían desde hacía mucho tiempo, procedentes de colecciones públicas y privadas, así como de los depósitos del Museo del Novecento, y que recorren toda su vida artística y biográfica. Han pasado 23 años desde 1999, cuando Milán acogió una gran exposición de la obra del artista en la Sala Viscontea del Castello Sforzesco. Ahora el artista, hijo de Alberto Savinio y Maria Morino, vuelve a estar de actualidad con la exposición Ruggero Savinio. Opere 1959-2022, promovida y producida por el Ayuntamiento de Milán - Cultura, Palazzo Reale y Silvana Editoriale, comisariada por Luca Pietro Nicoletti, se presentará en las salas delAppartamento dei Principi de Palazzo Reale del 26 de mayo al 4 de septiembre de 2022.

La exposición, que reúne pinturas, dibujos y obras sobre papel, toma como punto de partida los años de formación de Savinio en Roma, París y, sobre todo, Milán: la ciudad es el escenario de una de sus temporadas más intensas y atormentadas, cuando el artista buscaba un lugar donde echar raíces y encontrar su propia identidad humana y artística.



La historia que se cuenta en esta exposición, confiada a un grupo de estudiosos coordinados por Luca Pietro Nicoletti, no es la del hijo de Alberto Savinio y el nieto de Giorgio de Chirico, deidades tutelares de las que nunca se renegó pero que, con todo, lejanas, resuenan en el fondo de esta exposición: es, en cambio, el relato autónomo de un hombre que hizo de la pintura, como él mismo escribió en 2008, la “melodía interna” de su vida. De los tres de Chirico, de hecho, Ruggero es sin duda el más “pintor” de todos ellos, quien, aunque amaba la literatura y llevaba sus queridas y grandes sombras a su imaginario visual, comprendió que el camino, para él nacido en los años treinta, era recuperar ese valor retiniano de la pintura que se desentraña en el lienzo, es decir todo color y materia, a través del cual alcanzar las alturas de una imaginación arcádica, de pánica adhesión a la naturaleza; ascender a la cima de lo sublime en el silencio majestuoso de las ruinas antiguas, y descender finalmente a la tranquilidad doméstica de los años maduros, finalmente serenos.

Savinio aspira, como escribió en 2019 en Il senso della pittura, a un “absoluto” pictórico desprovisto de cualquier otra implicación posible, capaz de mirar a los maestros del pasado con la frescura de un descubrimiento declinado al presente. No un arte que describe, el suyo, sino “una especie de abandono a la vitalidad de la pintura”.

Por esta razón, se decidió presentar a Savinio como si sus cuadros hubieran sido creados para las diez habitaciones del piso neoclásico, entre molduras, espejos y terciopelos, para recordar cómo su investigación se acercaba continuamente al museo ideal de la pintura y a las grandes pinacotecas antiguas. El descubrimiento de aquellos maestros, y en particular de los de la segunda mitad del siglo XIX, había tenido lugar en las grandes colecciones europeas, pero también gracias a las obras expuestas en las colecciones públicas milanesas, donde nació ese amor sensual por el color que se posa en el lienzo con un estremecimiento de placer.

Es un “otro” siglo XX, al que él pertenece, en el que sopla un viento nórdico calmado por las luces del Mediterráneo, fiel a sus propias razones internas e indiferente a las modas más ruidosas y mundanas del arte del siglo II. A los ritmos del consumo artístico contemporáneo, de hecho, Savinio ha opuesto una visión del mundo compuesta e imperturbable, que abraza el crepúsculo de los poetas. Bajo la epidermis sensible de una pintura hecha de pequeños toques, que el propio artista definió en 1996 como una “peripecia luminosa”, y que conduce a lugares agradables e idílicos, se esconde en realidad un velo de melancolía e inquietud: nostalgia, quizá, de una “edad de oro” perdida.

La exposición del Palazzo Reale presenta, en cinco secciones, pinturas, dibujos y obras sobre papel desde principios de los años sesenta hasta la segunda década del 2000, poniendo de relieve la relación entre la investigación pictórica, la cultura literaria y la memoria autobiográfica. En efecto, la vida y el imaginario de Savinio están salpicados de lugares físicos y literarios: Milán, teatro de sus comienzos juveniles y de sus asociaciones con galeristas y otros artistas; las casas de vacaciones de Poveromo, Capalbio y Cetona, lugares privilegiados de intimidad familiar; Roma con sus parques al atardecer y sus ruinas arqueológicas; paisajes montañosos visionarios y oníricos dispuestos a acoger la aparición emblemática de flores u otras presencias, escenario de Hölderlin en sus viajes.

De este modo, la exposición, abierta por una sala de autorretratos precisamente para subrayar esta relación entre pintura y biografía, pretende sacar a la luz la mitología privada del artista -autónoma respecto a la historia artística de la familia, cuyo legado heredó- para situarlo en su propio tiempo y, sobre todo, destacar la sensualidad que caracteriza su relación con la pintura, reflejada en numerosas páginas de sus libros, sus declaraciones poéticas y textos dedicados a amigos pintores y maestros del pasado.

La exposición reviste además especial interés a raíz del reciente redescubrimiento historiográfico de los años ochenta y del llamado “retorno a la pintura”, que para Savinio, siempre fiel a las herramientas de ese lenguaje expresivo, marca un momento de renovada vitalidad creativa.

Para más información, visite el sitio web oficial del Palazzo Reale.

En la foto: Ruggero Savinio, Melancolía I (1987; óleo sobre lienzo, 150x150 cm; Vanzaghello; Colección privada)

Milán, una exposición sobre Ruggero Savinio en el Palazzo Reale
Milán, una exposición sobre Ruggero Savinio en el Palazzo Reale


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