Del 30 de enero de 2020 al 28 de marzo de 2020, la Galleria Poggiali acoge, en su sede de Milán, la primera exposición individual italiana del artista suizo, pero estadounidense de adopción, Olaf Breuning (Schaffhausen, 1970), titulada We are All In the Same Boat. El peso del color y comisariada por Lorenzo Bruni. Breuning ha concebido un entorno inmersivo para reflexionar sobre cómo los “usuarios” digitales registran, metabolizan y vuelven a proponer metódicamente los estímulos actuales de la vida cotidiana: un ejemplo de ello es la gran escultura situada en el centro del espacio, que consiste en una escalera metálica sobre la que está montada la silueta de acero pulido de un rostro estilizado con un corazón en el centro. La estructura bidimensional se vuelve volumétrica y escurridiza a causa de las imágenes que refleja inexorablemente. Esta dimensión “multidisciplinar” y “multidimensional” es adoptada por el artista a lo largo de toda la exposición e implica también a los dibujos en tinta negra que representan escenas “posibles” pero imaginarias, y que pretenden sugerir una narración íntima y coral sin precedentes.
Las obras que componen la exposición de We Are All In the Same Boat son de diferentes años y soportes, y son tanto obras site-specific como imágenes autónomas, situadas por el artista en un diálogo nuevo y cercano para introducir algunos elementos de reflexión sobre nuestra cotidianidad digital: ¿para quién son los mensajes que producimos a diario en el mundo de la red y por qué los producimos? Olaf Breuning responde anteponiendo la dimensión experiencial que tiene que ver con el acontecimiento en todos sus aspectos físicos y psicológicos. Por eso el artista prefiere pensar en sus obras como obras “específicas del tiempo”, ya que tienen que ver con resaltar el momento del proceso de la obra y su fructificación. Este enfoque es el mismo con el que el artista ha estado investigando el concepto del color en la sociedad digital y en relación con la historia del arte durante los últimos diez años, es decir, con la intención de dar una nueva importancia al momento de la manifestación y transformación del color, más que como simple atributo de una forma.
“La investigación de Breuning”, explica el comisario Lorenzo Bruni, "siempre ha estado atenta a los cambios sociales y a las imágenes utilizadas como instrumentos de una nueva ritualidad. Es interesante observar cómo en los últimos diez años la paradójica ironía del artista se ha ido desplazando cada vez más hacia una dimensión ontológica, arquetípica y universal. De hecho, las obras de la exposición de Milán (una gran instalación fotográfica site-specific y su último vídeo) introducen pistas fundamentales sobre su trayectoria actual. La primera obra es una imagen de fuerte impacto visual, tanto porque ocupa la totalidad de una de las paredes del espacio como por su temática, a saber, un grupo heterogéneo de personas que, de pie dentro de una barca en medio de un bosque, miran fijamente al espectador, dando contenido al dicho: Todos estamos en el mismo barco. El segundo es el vídeo Sunny, en el que en primer plano aparece el rostro de un niño atento a un acontecimiento único, que se niega a nuestra vista. En ambos casos, se trata de monumentos al asombro, a ir más allá de las superestructuras culturales, una invitación a no someterse al llamado sentido común, sino a reflexionar no sólo sobre el papel del arte, sino también sobre el del espectador consciente en un mundo global a golpe de ratón.
Y no sólo eso: el público también podrá ver una obra como Pintores felices, elegida por los organizadores para representar la exposición. Esta imagen fotográfica, dice Bruni, “constituye una especie de culminación del enfoque de Breuning y de su atención a las imágenes aparentemente abstractas en las que surge el instante de la creación o la puesta en escena del color”. Los pintores felices consiste en un grupo de pinceles chorreantes, cada uno de un color monocromo, a los que se han aplicado los ojos y los pies de muñecas, antropomorfizándolas; de este modo el medio de producción de la obra pictórica se convierte en este caso en el propio sujeto, aunque el aspecto de inquietud deriva del hecho de que la comunidad de pinceles, autónomos y fanfarrones, parecen observar y juzgar lo que tienen delante trascendiendo su condición de objetos inanimados".
Desde mediados de los noventa, Olaf Breuning crea obras que introducen al espectador en mundos surrealistas a través de performances, películas, fotografías, esculturas, dibujos y, más recientemente, pinturas. Entre sus obras más importantes se encuentra el gigantesco mural que creó en el Zentrum Paul Klee de Berna (una cuadrícula geométrica que protegía y definía las huellas de las bombas de colores lanzadas por el público), mientras que sus exposiciones más importantes han tenido lugar en el Palais de Tokyo de París, Metro Pictures de Nueva York y la Pippy Houldsworth Gallery de Londres. Breuning también participó en la Bienal de Whitney en 2008. Sus obras se encuentran en museos como la Kunsthaus de Zúrich, la National Gallery of Victoria de Australia, el Louisiana Museum de Copenhague y muchos otros. Para toda la información sobre la exposición, visite la página web de la Galería Poggiali.
En la imagen: Olaf Breuning, Todos estamos en el mismo barco (2018; c-print, 122 x 155 cm)
Milán, Olaf Breuning reflexiona sobre nuestra vida cotidiana digital en su primera exposición individual italiana |
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