Un estudio de laaeropintura futurista en Milán, a cargo de Bottegantica, que continúa explorando el mundo del futurismo tras las monografías dedicadas a personalidades individuales del futurismo italiano, como Giacomo Balla. Ricostruzione futurista dell’ universo (2018) e Il giovane Boccioni (2021). Ahora, del 13 de octubre al 2 de diciembre de 2023, es el turno de Aeropittura, una vanguardia italiana que se desarrolló entre las dos guerras, desde los años veinte hasta principios de los cuarenta.
Comisariada por Fabio Benzi, uno de los mayores expertos en futurismo, la exposición, titulada Aeropittura futurista. L’avanguardia italiana tra Biennali e Quadriennali se centra en la participación de los futuristas en las exposiciones oficiales de la época: las Bienales Internacionales de Arte de Venecia (1926-1942) y las Cuadrienales Nacionales de Arte de Roma (1931-1943). Fueron dos citas importantes en el panorama expositivo nacional, dos ocasiones de gran visibilidad para los propios artistas. A través de estas exposiciones, Filippo Tommaso Marinetti, a la cabeza del movimiento, trató de conseguir el reconocimiento oficial del Futurismo italiano y su consagración definitiva. A través de una selección de una treintena de obras, tanto pinturas como esculturas (casi todas ellas expuestas en las muestras veneciana y romana), la exposición pretende restituir la historicidad del fenómeno futurista y la rica variedad y originalidad de las búsquedas artísticas en su seno.
En 1926, Marinetti consiguió que los futuristas fueran admitidos en la Bienal de Venecia de ese año. En esta edición predomina el arte mecánico futurista, que se inspira en el lenguaje de la mecánica para crear un arte basado en la solidez constructiva de volúmenes y líneas. Esta tendencia está bien representada en la exposición por el bajorrelieve Derivazione plastica da Bottiglie, Bicchiere, Ambiente (1926) de Ivo Pannaggi, firmante con Enrico Prampolini y Vinicio Paladini de L’arte meccanica. Manifiesto futurista (1922). Las Bienales posteriores revelan la progresiva aparición de una línea de investigación en torno a la Aeropittura, cuyos principios se expresan en el primer borrador del Manifesto dell’Aeropittura Futurista publicado en 1929. Ya en la Bienal de 1926, algunas obras anticiparon el creciente interés por el vuelo, entre ellas el cuadro Prospettive di volo (Perspectivas de vuelo) de Fedele Azari, pintor y aviador, de quien Fortunato Depero pintó en 1922 un retrato icónico, que se exhibe en la exposición.
La sucesión de participaciones futuristas en las Biennali y Quadriennali permite captar la evolución de la investigación sobre la aeropittura. En torno a la figura clave de Prampolini, se desarrolló una corriente pictórica más lírica, creando originales proyecciones cósmicas en busca de una “nueva espiritualidad extraterrestre”, representada en la exposición por obras del propio Prampolini, Fillia, Benedetta y Augusto Favalli con Passaggio sulla base (1935). Junto al componente cósmico, existe la otra declinación de la aeropintura, más atenta a la verosimilitud de la realidad y a la celebración de los logros técnicos de la aviación. Ejemplo de ello es la escultura de Thayaht, S.55 Architectural (1935-1936), que celebra las formas geométricas y puntiformes del hidroavión en el que Italo Balbo completó su vuelo atlántico entre diciembre de 1930 y enero de 1931. Del mismo modo, las dinámicas vistas desde lo alto de Alfredo Gauro Ambrosi, como Virata sull’Arena di Verona (1932), o Paesaggio aereo (1932) de Tato, o las acrobacias aéreas de Tullio Crali en Aerocaccia I (Duello di caccia) (1936) nos permiten apreciar perspectivas inéditas basadas en la experiencia pionera del vuelo de los artistas.
Cierran cronológicamente la exposición algunas pinturas de temática bélica relacionadas con las conquistas coloniales en África, de Cesare Andreoni y Renato di Bosso, expuestas en las llamadas “Bienales de Guerra” (1940-1942) durante los años en que los vínculos cada vez más estrechos con el Régimen fascista produjeron obras de una exaltación más propagandística y bélica. Las razones y la necesidad política también jugaron un papel importante en la participación de una serie de artistas abstractos de la zona de Lombardía en las últimas ediciones de las Quadriennali de aquellos años como “abstraccionistas futuristas”, entre los que destaca Mario Radice. La exposición va acompañada de un catálogo, publicado por las ediciones Bottegantica y Grafiche Antiga, editado por Fabio Benzi con contribuciones científicas del comisario, Alberto Cibin y Mariateresa Chirico.
Milán, exposición de aeropintura futurista en Bottegantica |
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